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Big-band made in Argentina

Es cierto, eran otros tiempos, en que los jóvenes músicos podían darse el gusto de armar una súper banda, ya que los costos no sumaban cifras siderales. Pero las grandes bandas fueron sucesos que aún perduran en el recuerdo.
 

Jueves, 06 de junio de 2024 a las 20:23

Argentina, siempre, tal vez otrora, toda vez que la decadencia de hace 60-70 años nos ha conminado en el mal gusto que marca la mediocridad compulsiva, entonces guardaba buen gusto y permanente excelencia.
Esa diferencia en materia de música en el gusto popular, asombró a muchos ídolos mundiales brillantes que tuvieron la oportunidad de conocernos. Dizzy Gillespie tenía la curiosidad por qué el músico de estas tierras tenía la capacidad y talento para interpretar el jazz como si le fuera propio.
Tal es así, que lo invitó a ir a los Estados Unidos, a un gran pianista y arreglador, argentino que más tarde pudo demostrar suficiencia: Lalo Schiffrin. 
O, cuando recaló en gira mundial a Buenos Aires, Duke Ellington con su orquesta, pidió que lo conectaran con Oscar Alemán que conocía lo hecho años antes por el chaqueño en Francia. 
En 1932, llega a Buenos Aires, el conocido cantante americano Don Dean Mc Cluskey, con “Los Estudiantes de Hollywood”, orquesta bailable al estilo de Count Basie, que debuta en el Teatro Broadway.
Como así las grandes temporadas que se transformaron en una obligada costumbre, de sus actuaciones en el Alvear Palace Hotel. De alto nivel social, se presentó en los lugares donde la gente adinerada hacía su ciclo de entretenimiento, los grandes hoteles y confiterías de la “Reina del Plata”, cuyas emisiones eran acompañadas por transmisiones en directo de Radio Excelsior y Belgrano, respectivamente.
Como si fuera poco, este personaje Don Dean se casa con una argentina y queda a vivir para siempre en nuestro país, siendo éste padre de Buddy y Alex Mac Cluskey, integrantes del Grupo Vocal “Los Mac Ke Macs”, que llegaron actuar en el programa televisivo de  “The Ed Sullivan Show”, emitido desde Nueva York por la CBS Columbia.
Siendo los hermanos más chicos de la familia, Donald el de “Tiritando”, y Patricia, excelente cantante.
Es decir, la cosa siempre estuvo marcada a favor de argentinos que hicieron la diferencia, se daban porque el músico argentino tiene la capacidad de ser excelente intérprete.
En la década del 50´, tuve la hermosa oportunidad de asistir en el club San Martín, la actuación de la Bic-Band de “Héctor y su Jazz”, dirigida por Héctor Lomuto, hermano de Francisco el de la orquesta de tango, autor y compositor.
Era una orquesta situada entre los estilos de Glenn Miller, Artie Shaw, Tommy Dorsey, Benny Goodman, que alternaba la programación con repertorio de música tropical, boleros, zambas y choros brasileños.
Contaba con 5 saxos, 4 trompetas, 3 trombones, piano, batería, contrabajo y guitarra, con las voces de Elba de Castro, Dana Kelly, Eddie Pechenino, también trombonista, y actor de cine y televisión, en su momento también cantó el actor Fernando Lamas, posteriormente protagonista y director de cine y televisión en Hollywood.
Escuchar “Empalme Tuxedo”o “Pobre mariposa”, era revivir los discos de pasta, ya que los arreglos del organista Martín Darré se ajustaban perfectamente, sumándole climas inolvidables.
Otras de singular dimensión, era la “Santa Paula Serenaders”, de Raúl Sánchez Reinoso, con músicos destacados como Juan Carlos Torry, cantante y actor de radio, teatro, cine y TV; el pianista Ken Hamilton que llegó a tener su propia formación; el saxo y clarinete de Barry Moral, también director de orquesta; el trombonista Raúl Fortunato, también con orquesta propia que en su momento lo integraron, Estela Raval, cantante y el trompetista Ricardo Romero; Panchito Cao, clarinete; Lupe Cortéz, cantante que además dirigió su conjunto “Habana Jazz”; José Granata, trompeta; Hugo Pierre, saxo; y muchos más ya que eran bandas que aglutinaban numerosos músicos.
También puede mencionarse, el gran volumen de músicos que contenía la agrupación de Osvaldo Novarro y sus “Hawain Serenaders”, si bien con estructura instrumental de jazz, su repertorio era tropical, dado el origen de su director, venezolano, alternando con instrumentistas argentinos ya que el grupo fue formado en el país.
Tuve la oportunidad de ver en un baile llevado a cabo en el Salón Monumental de la calle Junín, a las orquestas de Barry Moral, clarinetista y saxofonista, y la que comandaba un joven baterista moderno, Tony Cefalí.
La Jazz “San Francisco”, con las voces de Oscar Anderle y Alberto Cortéz en sus comienzos. Todas enroladas en orquestas de gran masividad, cuidando las secciones de metales: saxos-trompetas-trombones. Ritmo: batería-contrabajo-guitarra.
En gira los grupos de jazz no defraudaban, por el contrario, su sonido era exactamente igual al vertido en los discos, cuando aún la amplificación no llegaba a la parafernalia de hoy, destinada exclusivamente a reproducir la más calificada emisión.
Esto me hace recordar una de las tantas anécdotas de Hugo Guerrero Marthineitz, eminente locutor y conductor de programas radiales, cuando le preguntaron, si el tiempo pasado fue mejor.
Hizo una larga pausa, creó la atmósfera de suspenso para rematar contundentemente con ironía: “No era mejor. Era, muchísimo mejor..!”
Creo que el secreto estaba en el respeto por el público. Se hacía un esfuerzo muy merecido por interpretar lo mejor posible, poniendo el alma. Siempre, el alma.
 

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