Situada al sureste, esta popular zona de Madrid, cuyo gran crecimiento fue en los años sesenta del pasado siglo, es ya Muraltalaz para los fans del arte visual en la calle. Así se denomina esta iniciativa, que abarca 19 obras creadas por artistas de dimensión internacional y dispone de una versión interactiva y accesible. Despierta tu lado más alternativo y acompáñanos en nuestro recorrido.
Fachadas que invitan a reflexionar
Las fachadas de colegios, polideportivos, centros cultuales y otros espacios públicos han sido el lienzo perfecto para que reconocidos muralistas impacten, desde un punto de vista artístico y pedagógico, con mensajes que invitan a reflexionar sobre temas tan candentes como el aislamiento, la ecología o las relaciones humanas.
Ciegos de luz azul es el título con el que el artista Gonzalo Martín, conocido como Taquen, ha bautizado a su trabajo en el que plantea el aislamiento que generan las tecnologías. Y así lo refleja a través de un díptico en el que por un lado representa a una persona mirando el móvil y en el otro a esa misma persona bailando y llena de vitalidad.
La ecología y la naturaleza está presente en artistas como el francés Kalouf, que con su obra Búho real hace un llamamiento a proteger a estas aves de amenazas como la caza furtiva, y el portugués Lucas Farias con un colorido mural de 150 metros lineales, que lleva el evocador título de Sinfonía salvaje.
El dúo formado por el mexicano Octavio Alegría y la burgalesa Esther del Prado, que forman el colectivo Alegría del Prado, han dado vida El oso, una obra que rinde homenaje a la infancia y la influencia que ejerce el contacto con la naturaleza. Y la naturaleza y, en este caso las plantas, ha inspirado también al artista Zësar Bahamonte para su mural El Cultivador, parada imprescindible en esta ruta.
Contando historias
Cada mural cuenta una historia con protagonistas que retan a pensar, como la original Caperucita de la obra Familia de lobos de Asem Navarro. Una nueva versión de este entrañable personaje que se representa como protectora de los lobos, a los que desprende de su imagen negativa.
La evocación a momentos del pasado vinculados al deporte ha inspirado a Paula Díaz para su obra La Elipa 1950 con objetos que, según su autora, actúan como cajas de recuerdos con historias de esfuerzo y celebraciones compartidas. Y la estética del deporte ha sido también la elegida por el muralista conocido como Murfin para su instalación denominada All-ympics, que hace referencia a los Juegos Olímpicos de los años 70-80’s.
En el caso de la artista gallega Lidia Cao podemos disfrutar de sus trabajos por partida doble. En El soñador nos invita a pensar sobre el esfuerzo de mantener la calma contra viento y marea como transmite, de una forma poética, un pequeño grumete. Y en El hallazgo representa la alegría de una mujer científica frente a un nuevo descubrimiento.
Para ver su mural más Carabanchelero tendrás que desplazarte hasta el hotel Node Madrid en el que ha creado Community, basado en la convivencia en armonía.
Las relaciones humanas han sido el hilo conductor de la obra El abrazo, una colorida propuesta en 3D, con la que el artista murciano Jotalo rinde homenaje al cuidado que recibimos de nuestros mayores en la infancia.
Influencias de los primeros grafitis
La vocación temprana es algo que comparten muchos de los muralistas que han dejado su huella en Madrid. Ya en el instituto, el madrileño del barrio de Usera, Hugo Lomas, conocido como Sfhir, descubrió que lo suyo era el mundo del grafiti, pero del bueno. De ese que venía de los artistas de los años 70 cuando surgió el movimiento y que descubrió en un libro que le abrió los ojos.
Su nombre es hoy en día uno de los más sonados del panorama internacional con reconocimientos como el premio al mejor mural del mundo, que le concedieron en 2023 por obra La violonchelista, que realizó en La Coruña. Y es este mundo, el de la música, el que ha plasmado en su mural Sinestesia en Moratalaz, que rinde culto a las mujeres artistas y músicas anónimas.
La impronta de este icónico artista plástico se extiende por otras zonas como Carabanchel donde fundó 95 Art Gallery, un original espacio en el que, además de tener su taller, ofrece una muestra permanente de murales creados en sus propias paredes por artistas nacionales e internacionales. Es el autor además de La musa de Vistalegre, el mural que se encuentra en Carabanchel y que con sus 18 metros de altura se ha convertido en el más grande de España.
En el caso de Juan Antonio y Álvaro, el dúo de creadores conocidos como PichiAvo, toman su inspiración del grafiti de los años 80 y 90, junto con las esculturas grecorromanas. Una pasión que les ha llevado a fusionar técnicas, logrando que, como en el caso del mural Sin título, su obra semeje un relieve escultórico.
Y el colectivo Reskate Studio ha llevado sus influencias de rotulación clásica y cultura popular a su obra Chanelar, para cuyo mensaje se han basado en el refrán que pone de manifiesto que “leer sin entender es mirar y no ver”.
La plaza toma una nueva vida
No solo las fachadas, también los suelos como los de la popular plaza Manuel de la Quintana se han transformado en obras de arte al aire libre, gracias a Eneko AT, ganador de múltiples premios de pintura mural. Vida al parque se llama el trabajo de este artista navarro, que ha cubierto más de 600 metros cuadrados con coloridas y evocadoras imágenes de momentos cotidianos y de libertad, como alguien leyendo calmadamente en el parque o las mariposas y los pájaros que lo circundan.
Los últimos en llegar
Muraltalaz es, además, una iniciativa que nace con vocación de crecer. Los últimos artistas en sumarse han sido Diego As, que rinde un homenaje a Madrid con su mural protagonizado por el castizo oso y el madroño; el italiano Francesco Camillo que habla sobre la importancia de los libros; Lula Goce, que representa el hogar como lugar de protección, y el valenciano Antonio Segura, que ultima su mural que pone el foco sobre los animales en peligro de extinción.
Taquen, Kalouf, Paula Díaz, Lidia Cao, Diego As… forman ya parte de la historia de Madrid, de sus calles, de sus plazas, de sus barrios y de sus muros. Si quieres admirar su obra, pon rumbo a Moratalaz. ¡O, mejor dicho, a Muraltalaz!
Fuente: www.eldiariodeturismo.com.ar