Bruce Willis, el actor que encarnó al héroe indestructible en sagas como Duro de Matar y demostró una profunda sensibilidad en dramas como El Sexto Sentido, enfrenta hoy su batalla más difícil, lejos de los focos y los guiones. Su diagnóstico de demencia frontotemporal (FTD) ha confirmado los peores temores, sumergiéndolo en un deterioro que avanza implacablemente, despojándolo de las herramientas más básicas de comunicación y conexión con el mundo. La última hora sobre su estado de salud no es alentadora y pinta un cuadro desolador que pone de manifiesto la fragilidad humana, incluso en aquellos a quienes Hollywood nos vendió como invencibles.
El avance de la enfermedad ha sido rápido y severo. Según testimonios de su círculo más cercano, como el de Glenn Gordon Caron, creador de la serie Moonlighting que catapultó a Willis a la fama, el actor "ya no es totalmente verbal". Esta afirmación confirma que ha perdido la capacidad de mantener una conversación fluida. Pero el deterioro cognitivo va mucho más allá.
Según revelaron que Bruce Willis ya no puede leer ni escribir, actividades que antes disfrutaba enormemente. La lectura, en particular, era uno de sus grandes placeres, una ventana al mundo que ahora se le ha cerrado por completo.
Su estado físico también se ha visto afectado, presentando dificultades motoras evidentes que le complican el simple acto de caminar. Quizás lo más doloroso para su entorno es que, aunque todavía es capaz de reconocer rostros familiares en momentos fugaces de lucidez, su conciencia sobre su propia condición es extremadamente limitada. Vive en un presente confuso, ajeno a la magnitud de lo que ha perdido.
Su esposa, Emma Heming Willis, y su exesposa, Demi Moore, junto a sus hijas, han formado un frente unido y admirable, enfocadas en rodearlo de "amor y cuidado constante", procurando que sus días transcurran con la mayor paz y dignidad posible, a pesar de la sombra de la enfermedad.
FUENTE: minutouno.com