En un rincón olvidado del barrio Pirayuí, la historia de Santita es el reflejo del abandono, el maltrato y la esperanza. Esta perra mestiza, de apenas 2 o 3 años, fue víctima de abuso y negligencia. Hoy, gracias a la denuncia de vecinos y la intervención de los proteccionistas Patitas Callejeras, lucha por su vida y necesita ayuda urgente para costear un tratamiento médico en el que cada sesión supera los $180 mil y recién recibió una de cinco.
Una vida de negligencia y abandono
Santita vivía en un asentamiento, sin un techo ni cuidados básicos. Su supuesto dueño —que ya había sido señalado por comportamientos extraños— la dejaba deambular por el barrio en busca de comida en la basura, mientras mantenía a otros perros atados a la intemperie.
“Ella salía por las mañanas a buscar qué comer y volvía a cuidar a sus cachorros, que aún están en esa casa”, relató Florencia Salvatierra, integrante de la organización Patitas Callejeras.
El crudo diagnóstico y la voluntad de vivir
El caso comenzó a viralizarse cuando una vecina advirtió posibles situaciones de abuso y decidió alertar a la agrupación. La perrita fue rescatada y trasladada a una veterinaria. El diagnóstico fue tan impactante como doloroso, presentaba signos físicos de maltrato y un Tumor Venéreo Transmisible Canino (TVT), más conocido como tumor de Sticker, una enfermedad de transmisión venérea por no estar castrada, que se contagia en la copula con el macho o por olfatear sus genitales.
A pesar del cuadro, Santita muestra una voluntad inmensa por vivir. Pero el tratamiento es complejo y costoso: la droga indicada por el veterinario es Lomustina 40 mg, cuyo valor oscila entre los $181 mil y $191 mil, pero necesitarán otras tres más para cubrir su tratamiento. La opción más común, la Vincristina —que actúa como quimioterapia— fue descartada por los resultados del laboratorio.
“Se está recuperando bien. Si logra superar el tratamiento, será castrada y podrá ser dada en adopción”, explicó Florencia.
Un contexto social preocupante
"Hasta ahora solo pudimos pagar una sesión gracias a las donaciones de la gente, pero no es suficiente, su tumor empeora y ella podría morir sin el tratamiento completo", explicó Florencia Esposito, otra de las integrantes de Patitas Callejeras.
Mientras tanto, Santita descansa en un hogar de tránsito, recibe cuidados y espera.
Campaña solidaria y llamado a la acción
Desde Patitas Callejeras lanzaron una campaña solidaria para reunir los fondos necesarios que llegan a los $540.000 para las tres sesiones que faltan. Quienes deseen colaborar pueden hacerlo mediante transferencia al alias Florencia.castracion o comunicarse a través de Instagram con @patitascallejera .
(VT)