Ante esta dramática situación, los vecinos reclaman al Municipio una urgente solución a los problemas ambientales que provocan los residuos desperdigados en calles y veredas.
Al alcance de grandes y chicos, un basural ubicado sobre Alberdi y La Pampa genera malestar en los habitantes debido a que causa olores nauseabundos, atrae alimañas y es un peligro latente para los más pequeños que se acercan a “jugar” entre los desechos. y a rebuscar en ellos objetos recuperables y comida.
A 200 metros de este basural se encuentra otro en calle Zárate. Y paradójicamente está frente a una salita de primeros auxilios. Los vecinos lo describen como un criadero de ratas, moscas y cucarachas, así como un foco de infecciones. Según un profesional de la salud, se registraron casos de alergias, dermatitis y parasitosis en niños de la zona.
En situaciones donde el hambre puede más, los médicos atendieron a niños intoxicados por haberse alimentado de los desechos domiciliarios. Un médico del barrio comentó que había atendido a “chicos con intoxicación por haber comido mermelada hallada en la basura“.
Por tal motivo algunas madres del barrio mostraron su preocupación, como Laura Ortíz, quien vive a 30 metros de los desechos y es madre de dos chicos. La mujer manifestó a El Litoral que siente miedo de que sus hijos “se escapen para jugar con los residuos”, y los restos de comida atraen la atención de los chicos de las zonas más humildes que no tienen un buen plato de comida.
Ambos basurales son productos, tanto de la inconciencia de algunos vecinos como de la carencia de servicio de recolección de residuos en las calles alejadas del barrio. Una vecina advirtió que “traen basura en carros y la depositan en la esquina de Alberdi y en la de Zárate”.
No sólo los desechos del hogar agigantan estos basurales. A los restos de comida y de artículos de limpieza se agregan animales muertos.
Como posibles soluciones a la crítica situación, una vecina solicitó que la Comuna realice las inspecciones pertinentes a fin de lograr un mayor control sobre los vecinos que no sacan a horario sus residuos. Del mismo modo, coinciden en la colocación de container para depositar allí los desechos.
Pero a todas esas propuestas se agrega la necesidad de una cultura solidaria con el vecindario y que cada uno sea responsable del grave impacto que provoca tirar su bolsita de residuos al basurero “comunitario”.