El Litoral recordó en su edición de ayer, el episodio que catapultó a Miguel Fleitas. Fue así:
En el año 1999, en medio de la efervescencia social y política que vivía Corrientes, Miguel Fleitas debutó en los medios gráficos con una cobertura fotográfica que resultó consagratoria.
Prácticamente "vivía" en la Plaza de la Dignidad y desde allí seguía todos los movimientos que se registraban en la Legislatura y Casa de Gobierno. Una tarde de junio, después de una sesión agitada en el recinto legislativo, Miguel Fleitas retrató al senador provincial, Agustín "Chingolo" Díaz Colodrero escapando del asedio de la gente por calle 25 de Mayo.
El legislador goyano, rodeado por un sequito de colaboradores y custodiado por gendarmes se marchaba presuroso del lugar. En la cintura llevaba un revolver. Intrépido, Miguel Fleitas, rompió el cerco, apuntó su cámara y captó una escena memorable.
"Chingolo", con cara de pocos amigos, llevó la mano a la cintura y tomó el revolver, pero no lo sacó. No hizo falta, la amenaza del viejo malevaje había quedado patentizada.
Esa tarde, Fleitas llegó a la Redacción de este diario y ofreció las fotos. El Litoral las publicó en la edición de la fecha con su nombre. Era su debut y fue brillante.
Semanas después repitió el acierto periodístico con fotos de una maniobra en Rentas (cuando trataban de sacar documentación) y en las marchas y represión en el puente Belgrano.
En el año 1999, en medio de la efervescencia social y política que vivía Corrientes, Miguel Fleitas debutó en los medios gráficos con una cobertura fotográfica que resultó consagratoria.
Prácticamente "vivía" en la Plaza de la Dignidad y desde allí seguía todos los movimientos que se registraban en la Legislatura y Casa de Gobierno. Una tarde de junio, después de una sesión agitada en el recinto legislativo, Miguel Fleitas retrató al senador provincial, Agustín "Chingolo" Díaz Colodrero escapando del asedio de la gente por calle 25 de Mayo.
El legislador goyano, rodeado por un sequito de colaboradores y custodiado por gendarmes se marchaba presuroso del lugar. En la cintura llevaba un revolver. Intrépido, Miguel Fleitas, rompió el cerco, apuntó su cámara y captó una escena memorable.
"Chingolo", con cara de pocos amigos, llevó la mano a la cintura y tomó el revolver, pero no lo sacó. No hizo falta, la amenaza del viejo malevaje había quedado patentizada.
Esa tarde, Fleitas llegó a la Redacción de este diario y ofreció las fotos. El Litoral las publicó en la edición de la fecha con su nombre. Era su debut y fue brillante.
Semanas después repitió el acierto periodístico con fotos de una maniobra en Rentas (cuando trataban de sacar documentación) y en las marchas y represión en el puente Belgrano.
