El culto no está agendado en el santoral católico, pero está arraigado en la cultura de la región y se extendió hacia provincias del centro y sur del país. Las historias sobre sus orígenes son múltiples, como los usos que se le adjudican al santo. No obstante, cada 15 de agosto, una casa de las 183 Viviendas del barrio Nuevo es una de las capillas donde centenares de personas se acercan para venerarlo y otros impulsados por la curiosidad. La festividad se convirtió en tradición y en dicha barriada se celebra una de las más grandes de la ciudad.
Movidos por la fe, hace 22 años que la casa 60 de este complejo de viviendas se convirtió en una capilla donde se practica la devoción. En su interior diversas representaciones del culto católico contrastan con la imaginería del señor de La Muerte. Los ritos que se emplean allí son similares a los del catolicisismo. De este modo, quienes veneran al santo amalgaman rezos del rosario, aves marías, con oraciones y cánticos creados por los devotos a modo de agradecimiento.
Comúnmente el culto es asociado con hechos oscuros y con la brujería. María Silvero, una de sus devotas, explicó lo contrario. “No hay que tener miedo al santo. Todo eso es un mito”, indicó la ferviente creyente. Según indicó la imaginería de San La Muerte se homologa en la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo.
“Es un santo de luz, de quien recibimos milagros”, señaló María, quien tiene la capilla a su cargo. Y agregó: “No hay que tener miedo a la muerte porque la vida y la muerte son dos partes de la existencia humana” y recalcó que no se trata de un instrumento para hacer el mal sino para liberar.
Milagros y devotos
El culto del Señor, como también se lo conoce, moviliza cientos de peregrinos en la región. Al igual que el Gaucho Gil, sus creyentes señalaron que obra milagros. De acuerdo con lo señalado por Mary, el santo curó de un cáncer de garganta a su pequeña hija. Otros se acercan para agradecer por estudios. Algunos profesionales piden iluminación. No en vano se lo llama el santo abogado.
La capilla se formó gracias al aporte de sus visitantes, algunos llegan desde Brasil. Los adornos de la imagen que se erige en el centro del templo son contribuciones de los creyentes. La fiesta también se realiza sobre la base de donaciones. Uno de los atractivos es una parrilla de más de 8 metros de largo por cuatro de largo. Allí, el año pasado se cocinaron unos 700 kilos de asado, según comentaron. Hipérbole o no, la fe la barriada hace que cada año este culto se asemeje a festividades católicas y se convierte en tradición.