Javier Jiménez, un salteño con más de dos décadas en los escenarios del folklore argentino, no duda en reafirmar sus raíces fortificadas con el calcio artístico que les legaron aquellos cantores anónimos que fueron maestros en su niñez y que despertaron al músico que es hoy.
“Le canto al campo, al monte, a la tierra y también al amor”, afirma en diálogo con El Litoral durante la visita a la capital correntina que realizó en gira de promoción de su primer disco solista. Esa poesía campestre que lleva en la sangre la volcó en su nueva obra titulada “Abraza’o a mi guitarra”.
“Nací en el campo, en una finca enclavada en el Sur de Salta cerca del límite con Santiago del Estero y Tucumán. Crecí en ese paisaje encantador y junto a los trabajadores rurales del tabaco, el poroto y la leña, fue donde comencé a tener mis primeras influencias en el folklore con los cantores anónimos que llegaron al lugar. Así aprendí los primeros acordes y las principales obras del género”, recordó Javier.
Después, en 1988, creó el reconocido grupo “Sangre Argentina” e inició el camino artístico que lo llevó por las peñas de Salta y Jujuy, los grandes escenarios del folklore argentino, como Jesús María, Cosquín y Baradero, y hasta tocaron en Santiago de Chile y Bolivia.
Fueron 20 años de crecimiento y consolidación, tras lo cual -hace dos años y medio- emprendió su camino solista como Javier Jiménez.
Los acompaña en el escenario un total de seis músicos de amplia trayectoria, destacados en bombo, violín, acordeón y guitarra. De esta manera llegó a grabar su primer trabajo discográfico solista, en el estudio “El Barco” de Salta.
En “Abraza’o a mi guitarra”, que sale por el sello “Utopía”, presenta zambas como “Pañuelo de Amor”, “Estoy de Vuelta”; varias chacareras (como “A mis mayores”, de Carabajal, Palavecino y Maldonado) entre las que figuran dos de su autoría: “El Jardín del Amor” y “A mis Tatas”.
También el disco contiene el chamamé “Alto Verde” y sobre la música correntina Javier afirma que “me gusta mucho y estoy muy emparentado con el género porque uno de mis músicos es un formoseño que toca la acordeón y siempre disfrutamos ejecutando algún temita”. (GAL).