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PUÑOS DEL RECUERDO.

Por El Litoral

Miércoles, 05 de mayo de 2010 a las 21:00
Lausse (pantalón negro) en uno de sus duros combates con Andrés Selpa. Dos estilos enfrentados.
Una mirada retrospectiva a los más grandes acontecimientos pugilísticos de la historia.

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Lausse, el campeón sin corona.

En la galería de grandes campeones argentinos que merecieron ser mundiales, sin lugar a duda figura en primera línea el “zurdo” Eduardo Lausse, o como le decían, el “campeón sin corona”.
Siempre que se presentaba en el Luna Park, el estadio vibraba con sus actuaciones, en aquellos inolvidables años de la década del 50, cuando había excelentes figuras en actividad.
El próximo 8 de mayo se cumplirán 15 años de su muerte y queremos recordarlo como lo que fue, un grande del boxeo.
No fue campeón del mundo, pero debió serlo, aunque no lo dejaron, le pusieron innumerables palos en la rueda. Hizo todos los méritos necesarios para acceder a una pelea mundialista, los hizo en nuestro país y en especial en los Estados Unidos.
Lausse nació un 21 de noviembre de 1927 y murió un 8 de mayo de 1965, cuando tenía 67 años de edad. En sus comienzos era zurdo, pero un tal Roca le cambió la guardia y se presentaba como diestro. Era fuerte y vigoroso, y así se ganó e mote de KO Lausse, su zurda era mortífera.
Estableció un verdadero récord para la época, entre diciembre de 1952 y enero de 1954,ganó 15 peleas consecutivas, todas por nocaut. Fuera del ring era una excelente persona y un caballero, pero dentro del cuadrilátero era impiadoso con su zurda demoledora. Su record fue de 87 peleas, 75 triunfos, 2 empates y 10 derrotas.
Hizo cuatro campañas en los Estados Unidos, cuando era la Meca del boxeo, que daba un prestigio extra por el solo hecho de combatir en el país del norte, aunque la sospecha de manejos mafiosos en las peleas importantes, era moneda corriente.
En esa época había un solo organismo rector para ocho categorías, con otros tantos campeones. Nada que ver con los numerosos campeones y entidades que hay hoy en día.

Una pelea para la historia.

Quedó grabada a fuego en la memoria de los aficionados, la sangrienta pelea que sostuvo contra Ralph “Tiger” Jones el 13 de mayo de 1955. Fue un verdadero cruce de guapos, como titularon la mayoría de los medios de esa época. Un cabezazo del norteamericano le rompió la nariz en el 2º round y fue dramático y sangriento el resto del combate. Finalmente, ganó Lausse con claridad, ante un rival que venía con los antecedentes de haber derrotado al fabuloso Ray Sugar Robinson, en uno de sus retornos.
Le habían prometido una pelea titular con el campeón Carl Bobo Olson, pero no se la dieron. Mientras esperaba su oportunidad, le ganó al cubano Kid Gavilán, tomándose revancha de una pelea que había ganado el morocho tres años antes.
Años después se supo que la pelea con Olson estaba aceptada con 75 mil dólares de bolsa, pero los managers Alfredo y Tino Porzio, no aceptaron cederle los derechos de las peleas siguientes a los conductores de Olson, en caso de que el argentino hubiera sido el ganador.
En nuestro país, sostuvo un duelo aparte con Andrés Selpa, “El Cacique de Bragado”, hombre complicado, enmarañado, provocador. Era duro. Le ganó dos peleas seguidas al zurdo, en evidente declive en su campaña. Luego de la última pelea, Lausse terminó con las costillas fracturadas. El público lloró la caída de su ídolo y denostó mucho tiempo a Selpa.
Pero Lausse se tomó revancha en 1958, se recuperó y le ganó por puntos en un Luna Park delirante, fue una victoria clara y contundente. Parecía que encontraba su rumbo, y en 1960 se presentó en Estados Unidos por última vez, ganando por KO en el 4º round a John Geaves y perdiendo por abandono ante el francés Marcel Pigou. En esa pelea, lo derrotó el cansancio y el calor antes que su rival. Se acercaba el final.
Se despidió de la afición pugilística que lo vio crecer en el Luna Park, con una victoria contundente ante Víctor Zalazar, por KO en el 8º round. Era aún joven, estaba por cumplir los 33 años, pero decidió no seguir y colgar los guantes.
Fue un grande en la historia del boxeo argentino, hombre duro, guapo y de corazón grande. Subía a ganar y dejaba todo en el ring. Quedó para la historia como el campeón sin corona y realmente lo fue, adentro y afuera del ring.

POR FRANCISCO VILLAGRAN


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