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Hasta Interpol busca al represor fugado

Por El Litoral

Jueves, 02 de junio de 2011 a las 21:00
Leopoldo Norberto Cao en el inicio del juicio.
EL DATO
Un funcionario judicial con acceso a la causa por los crímenes de lesa humanidad en centros clandestinos de detención de Goya confió a El Litoral que “no existe certificado médico ni nada concreto que avale la manifestación de la defensoría oficial”, sobre la supuesta enfermedad de Cao, comunicada en forma telefónica.

JUAN MANUEL LAPROVITTA
DE LA REDACCION

Como si se tratara de una ironía, al teniente Leopoldo Cao el mejor oficio que se le ocurrió abrazar una vez retirado del Ejército fue el de cobrador de morosos incobrables. En los pasillos del tribunal correntino donde se lo juzgaba hasta antes de darse a la fuga, los abogados repiten con una mezcla de pasmo y risa nerviosa una anécdota que se le atribuye, por un viaje a Japón en misión de cobranza: el resultado -cuentan- fue positivo, pero el método, privativo de libretistas de cine.
Hasta ayer a la tarde, ninguna fuerza del país reportó novedades sobre el paradero del teniente Cao, cumpliendo exactamente una semana en fuga. No lo encuentran en su domicilio de la calle Perón en Buenos Aires y al librar la orden de captura, los magistrados que lo juzgaban por su participación en la represión de la dictadura pidieron que también se controlen especialmente las fronteras.
De hecho, el pedido de captura, según deslizaron altas fuentes tribunalicias, es internacional, a través de Interpol. Para hallarlo, trabaja incluso una unidad especial del Ministerio de Justicia de la Nación.
Si bien existe un precedente sugestivo en torno a Cao y que una versión periodística lo emparentó a una fuga previa al juicio, entre febrero y noviembre de 2008 fue tan difícil en-contrarlo como ahora. La diferencia es que hace tres años la dirección consignada en los estrados era errónea, pero en la actualidad el caso es grave y le provocaría más surcos de los que tiene en la frente si lo llegaran a atrapar.
Es que el 26 de mayo, cuando ya no se supo más nada de su paradero, a los jueces del tribunal en el que se debía presentar para la séptima audiencia de la causa Panetta, sus abogados -de la Defensoría Oficial- comunicaron un supuesto llamado telefónico en el que habría justificado su ausencia alegando enfermedad.
“Pero no se notificó que esté internado en ningún centro de salud y ni siquiera tenemos la certeza de que sea cierta la llamada o si el propio Cao llamó”, razonó uno de los funcionarios con acceso al caso en una charla con El Litoral.

¿Quién es Cao?
Leopoldo Norberto Cao nació en Londres, la capital inglesa, hace 61 años. Se retiró del Ejército con el grado de teniente y aunque en 2008 fue preso por su habilidad para las torturas y los secuestros, una versión señala que ya en los 80 le sellaron en sus antecedentes personales el ingreso a un calabozo.
En su incursión por Goya, donde la represión ilegal se ensañó particularmente con militantes religiosos y de las Ligas Agrarias de la ciudad y zonas de influencias, a Cao se lo identificó por su severidad. Testigos de la causa lo recuerdan de modo especial por su participación en una feroz razzia de trabajadores agrícolas de Perugorría, una localidad que pese a su acotada población cuenta en su historial con nada menos que 4 desaparecidos de los años de plomo.
Una noche de junio del año 1977 en el pueblo del departamento Curuzú Cuatiá, el teniente iba al frente de una camioneta a la que subió, como cada vez que la patria represora se lo reclamaba, vestido de civil. Seña distintiva: un sombrero de paja.
La cosecha de detenidos sumó una decena y entre ellos se encontraba el maestro Mario Horacio Pezzelatto, quien en su declaración testimonial durante la etapa de instrucción de la causa, al hacer memoria identificó al teniente inglés por su ensañamiento “enfermizo” y “extremo”.
La habilidad de Cao para esas lides está registrada. Según asentó Pezzelatto en su declaración, hasta con la energía de un motor de camioneta Chevrolet pudo alimentar su picana durante un interrogatorio por aquella época.
Así es que en la actualidad está señalado como coautor de la privación ilegítima de la libertad en 8 hechos y abusos funcionales en los centros clandestinos de detención del Batallón de Ingenieros y el Club Hípico de Goya.

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