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La casa en Corrientes de Manuel Belgrano

Por El Litoral

Viernes, 01 de julio de 2011 a las 21:00
Por Miguel Fernando González Azcoaga

Bajo el sugestivo título “Cuando Belgrano estuvo en Corrientes”, en 1936, en una edición de la revista católica “El Mensajero de Nuestra Señora de Itatí”, por entonces dirigida por el insigne historiador Prbro. Dr. Esteban Bajac, redactada e impresa en el Santuario de Itatí -digamos de paso que era una fuente de trabajo (que se perdió) para un buen número de operarios itatianos-, la pintora y escritora Justa Mercedes Díaz de Vivar, que unía a tan singulares dotes además el de educadora, y a quien se la considera como una las fundadoras del Impresionismo en Corrientes, describía con claridad meridiana la llegada del General Manuel Belgrano a Corrientes y su estadía en esta vieja Ciudad de Vera, en una de sus casas patricias, en medio de la gran conmoción que la noticia, para unos y para otros, por motivos varios, significaba en la sociedad de entonces cuando hacía pocos, poquísimos meses del inicio de la Revolución de Mayo de 1810 y se preanunciaba la larga campaña que debía afianzarla aun a costas de las incertidumbres que rodeaban la situación.
“Don Juan José Fernández Blanco abrió su casa al General Belgrano”, dice Justa Díaz de Vivar tras destacar la influencia de la familia y de sus miembros en el proceso que se iniciaba, y por qué y de qué manera, éste habría de resultar como fue toda vez que los Fernández Blanco tenían vinculaciones con Buenos Aires y existía amistad con el General Doctor, uno de los próceres primeros del movimiento patrio.
Era lógico entender entonces que existiendo antecedentes tan sólidos de cercanía y amistad, Belgrano se llegase hasta la casa misma de los Fernández Blanco, como décadas después, cuando las luchas civiles arreciaban la Confederación. Da. Margarita Weil de Paz, esposa del Manco General, residiría en esta ciudad, escogiéndose para su morada temporal, entonces, la casa de Cossio en el sitio mismo que hoy ocupa el Palacio “San Martín”, sede del Ministerio de Hacienda.
Según las crónicas recogidas por la señorita Justa Mercedes Díaz de Vivar, dama de la aristocracia vernácula nacida en las postrimerías del siglo XIX (1893 para ser exactos), cuando habían transcurrido ochenta años de los suceso narrados por ella y quien habrá conocido bien a la generación de sus abuelos testigos de ellos, don Juan José Fer-nández Blanco hospedó al General Manuel Belgrano en “su vieja casa con basamentos de piedras, ahora modificada exterior e interiormente, situada en la parte NO de la ciudad, frente a la punta de San Sebastián, entonces azotada por las olas del Paraná majestuoso y profundo, casa que entonces era una vivienda señorial de las más cómodas i lujosas de la ciudad, casa con amplios corredores interiores, piso rojo de ladrillo y gruesos horcones de madera tallada, perfumada por los jazmines i los azahares de su huerta i de los patios con aljibe al estilo español...”.
Fue allí, conforme las afirmaciones de la cronista, en que se resolvió obsequiar al General Belgrano con una comida suculenta que hizo escribir al prócer, luego, en misiva a su amigo Angel Fernández Blanco: “Tu padre me ha recibido con todas las galas i modales de un gran señor español, con pantalones cortos y peluca blanca. A la usanza española sirvió el primer plato”, festejo al que siguió luego el baile en la vieja e histórica casa de los Martínez, por entonces de los Perichón, sus descendientes, hecho que también lo evocó el Dr. Vicente Ignacio Martínez en su opúsculo “La Casa Solariega de los Martínez en Corrientes” en 1949, con motivo de haber sido declarada ésta, Monumento Histórico Nacional.
Creemos que la versión dada por Justa Díaz de Vivar obedecía a toda la información o tradición familiar y local que a ella llegó e incluso que ella misma se propuso recoger sin más ánimo que el de develar páginas históricas y hechos y sucedidos en la vieja Ciudad de Vera. ¿Qué otros motivos la habrían impulsado sino estos?, ¿porqué falsificar los hechos y dar por cierto lo que era o se suponía fantasía y tradición infundada?
Ninguna por cierto, y este comentario viene a cuento en razón de que en 1962 el Centro de Estudiantes del Colegio Nacional de Corrientes en su política acertada por referenciar lugares y monumentos caros a la tradición correntina (lo hizo también en el basamento del Monumento a Mitre y a las Cautivas y en el peristilo del Santuario de Nuestra Señora de la Merced en franca alusión a las damas heroicas de la guerra grande, símbolo de aquel triste momento histórico), intentó colocar una placa en la fachada de la supuesta casa de los Fernández Blanco en la que se leía un texto que decía algo así como “en esta casa vivió el General Manuel Belgrano durante su estada en Corrientes en 1811... etc”. Pero el acto se frustró y la placa no pudo ser puesta por oposición férrea de algunos historiadores como el Prof. Federico Palma, que al parecer manifestó que no había certeza de lo que se señalaba allí.
Esa placa ya hecha y preparada de antemano quedó entonces sin destino, atinando alguien a mandarla a los depósitos del Museo Histórico Provincial, como si el Museo fuera sólo eso, el depósito de cuanto objeto quedase rodando por allí, y del que no se sabía qué destino darle, donde quedó guardada sin poderse tomar resolución al respecto, hasta que en 1993, cuando se preparaba la fundición de la placa nominativa del Museo Histórico y se reunía bronce para que los Berlinghieri acuñaran la gran plancha de bronce con el nombre completo de la Institución, se utilizó en la fundición la fallida placa de la casa supuesta donde vivió Belgrano.
Al suceso no nato o trunco de 1962 acaeció otro más y fue la publicación de una nota firmada por un tal “Manuel José Rojas Ponce” -acaso seudónimo del Prof. Federico Palma, aunque en verdad no hallamos entre los usados por el destacado historiador éste precisamente- publicada en el diario “El Litoral” del 3 de diciembre de 1965, donde desmentía que la vieja casona, aún hoy conservada parcialmente, ubicada en las esquinas de Tucumán y Plácido Martínez, al inicio mismo de la costanera “General San Martín”, frente mismo al Colegio Nacional homónimo y a la punta “San Se-bastián”, fuera de los Fernández Blanco sino del calafate español José María Durand.

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