Desde hace 19 años el nombre de Vicente Rosselló está inscripto en el corazón del Super Seven. La copa de oro lleva su nombre y es la guía espiritual del torneo que mañana y el domingo tendrá lugar en las instalaciones de Taraguy Rugby Club. “Me toca a mí representar a la familia en esta apuesta desde 19 años. Gracias al homenaje que le rinden todos los amigos de Taraguy a Vicente” le comenta a El Litoral, Gustavo Roselló.
“Estoy muy orgulloso de que este evento haya prosperado en el tiempo y que cada vez nos esforcemos para que salga mejor”, completó.
Como parte de la organización, Gustavo Roselló comentó “este año es especial, es el final de nuestra segunda década de Super Seven. Tiene aristas muy interesantes, atractivas que van a dar mucho que hablar. Se nota claramente que el esquema de primera división queda en igualdad de condiciones respecto a las inferiores (torneo de Menores) y a los seleccionados. No hay que perder de vista que dentro de cuatro años tendremos Juegos Olímpicos, donde se va a jugar en la modalidad Seven, con jugadores de 17, 18 años que pueden llegar a ser parte de los seleccionados.
Asimismo admitió que el torneo permanece en el tiempo gracias al esfuerzo de mucha gente. “Esto se mantiene porque hay mucha gente que trabaja, porque los que vienen son muy bien atendidos por el amigo de Taraguy y de los otros clubes que también ponen todo su apoyo. Hoy (miércoles) lo vimos con los chaqueños que nos acompañan”.
Nuevamente el club Taraguy apuesta a las divisiones juveniles para que tengan su espacio en la competencia.
“Personalmente fui el impulsor de la incorporación de los Menores 17 y 19 años. En esta edición no quisimos superar la presencia de 12 equipos en cada una de las divisiones. Por otra parte, tenemos toda la intensión de que la copa del Mercosur se transforme en la Copa del Sudamericano, para que dentro de algunos años podamos tener a los ocho o nueve seleccionados de Sudamérica jugando el Super Seven”, señaló Gustavo Rosselló.
El recuerdo
Por último, Gustavo se refirió a su hermano.
“Vicente era sumamente generoso con los amigos. La palabra amistad era una de las primeras en su vocabulario compartir amigos y diversión eran su eje y la familia, sin duda. Cuando falleció tan joven (24 años), nadie dudó en organizar un evento y ponerle su nombre. Fue muy espontáneo e inmediato y sigue siendo emotivo recordarlo”, relató.