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Chamamé, nuestro baile religioso, cortesano y festivo

Por El Litoral

Martes, 14 de enero de 2014 a las 01:00
» Alegría y fiesta en el Cocomarola. Una de las cientos de postales en el Universo Chamamé que se vive a pleno en la ciudad de Corrientes.
» Con sangre correntina. El dulce compás de música de Corrientes invita a danzar y disfrutar de un momento mágico.
» Sonidos del alma. Chamameceando el baile aparece y se disfruta de la gran fiesta en el anfiteatro Cocomarola.
» Historias de la tierra. Conjunción en una imagen única captada en las noches festivaleras en la capital correntina.
NICOLAS ALONSO

Al compás del chamamé, germinan los afectos. Sus giros y movimientos, son alentados por el ritmo de su música, la sangre fluye y el correntino abre el pecho.
Para bailar, las parejas se toman de las manos, los cuerpos se acercan, se abrazan y nace el romance. Hay quienes bailan lentamente, otros con más énfasis. Por supuesto, también depende del gusto del bailarín y de la pieza ejecutada.
Estudios regionales consignan más de dos centenares de formas, estilos o modalidades de bailar el chamamé, el rasguido doble y el valseado, los tres ritmos fundamentales del folklore correntino. De ellos, el primero evidencia una vitalidad que crece con el tiempo y se ramifica en la distancia. Según testimonio de viejos musiqueros, se admiten como sinónimos de chamamé a: ramada guipé (debajo de la enramada), el chamamé kireí (rápido, brioso), el chamamé kanguí (triste, melancólico) o chamamé sirirí (pausado, elegante, fluido).
Bien lo describe Julián Zini: “Es nuestro baile religioso, cortesano, festivo, de patio y de salón... Ya sea Mainumby, ya sea pavo antiguo o el mismo chamamé, con su mundo prohibido de zapateo, cortejo, desafío y sapucay”. (Gabriela BenItez)

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