Hacía frío y llovía, pero el pueblo piojoso no se amilanó y concurrió en masa al estadio de River. El motivo era triste: esa noche, de la cual hoy se cumplen cinco años, daría su última recital la banda que en las temporadas anteriores había llenado las canchas de Atlanta, Vélez y Boca.
Desde entonces, Los Piojos no volvería a tocar nunca más. "No soy muy dado para los discursos. Así que todo lo que tenemos para agradecerles, lo vamos a hacer a través de esta canción", exclamó Andrés Ciro antes de arrancar con "Pacífico", el corte de difusión de lo que sería su último disco, Civilización, un álbum que en 2007 había vuelto a entusiasmar a los más escépticos y conformar a los más críticos, luego de algunos pasos en falso con los discos inmediatamente anteriores: Verde paisaje al infierno, del 2000; y Máquina de sangre, del 2003.
¿Un éxito demasiado repentino? ¿Aburguesamiento? Tal vez ésas habían sido las causas de un decaimiento en los años anteriores, pero no era la realidad de la banda del Palomar en ese momento: las nuevas canciones vibraban y la tan ansiada mística de los inicios (y temas como "Maradó", "Pistolas", "Farolito" o "Todo pasa", entre tantos otros) se había podido recobrar.
El problema, evidentemente, era otro, de carácter interno. Las cosas no estaban bien entre el cantante Andrés Ciro, por un lado, y el guitarrista Tavo Kupinski, por el otro. Ya el año anterior había dejado la banda el otro guitarrista, Piti Fernández. Y Tavo había declarado que haría lo propio aquel 2009. Micky Rodríguez, bajista y contemporizador histórico entre Andrés y el resto del grupo, intentó mediar, pero sin éxito. La disolución era un hecho. Y aquel recital en el Club Ciudad, que debía funcionar como cierre de la gira en Buenos Aires, se terminó trasladando a River para despedir definitivamente a la banda.
"¡Las despedidas son esos dolores dulces!", escribió un fan en una carta leída ante los más de 60 mil almas que colmaban el estadio. Tres horas y cuarto de show, 31 temas, e invitados como Dany Buira, de La Chilinga, baterista original del grupo, bastaron para alivianar la inmensa tristeza de los presentes.
Los cronistas de la época lo consignan bien: en todos los rincones del estadio se encontraban grupos de "pibes y pibas" abrazados y lagrimeando los últimos instantes de esa banda que amaban y había acompañado gran parte de sus vidas. ¿Era para tanto? El frío análisis dice que sí: no hubo antes o después banda que recreara el rock de corte rioplatense como Los Piojos. Y su explosiva irrupción a mediado de los años '90, fue un buen síntoma de la nueva realidad que afloraba en el conurbano luego de la políticas menemistas de desindustrialización. Para muchos de aquellos "nunca jamás empleados", el ritual que encontraron con Los Piojos (que por otra parte inauguraron una estética acorde a la situación) fue lo más parecido a una pertenencia. Y aquel 30 de mayo de 2009, por lo menos en ese plano, se terminó el sueño.
La actividad de cada uno
La gran pregunta que motiva el recuerdo de la separación de Los Piojos es la siguiente: ¿qué pasó con los integrantes del grupo después de Los Piojos?
Sin contar la experiencia de Dany Buira, que abandonó la banda en el 2000 para dedicarse de lleno a La Chilinga y terminar como batero de Vicentico, la mayoría de los miembros originales se puso en marcha rápido con nuevos proyectos: Andrés formó Ciro y Los Persas (con quienes ya sacó dos discos); Piti Fernández reafianzó su vínculo con La Franela (también con dos discos bajo el brazo) y Tavo Kupinski, antes de perder la vida en una accidente en la ruta, formó Revelados, junto al ex-Piojos y luego Caballero de la Quema Pablo Guerra. Micky Rodríguez, rezagado, armó La Que Faltaba en 2012.
60 mil personas llenaron la capacidad del estadio de River a pesar de ser una noche de lluvia. El recital duró tres horas y media, y Los Piojos tocaron 31 canciones.
Tiempo Argentino
