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Colectivos: un año marcado por aumentos, paros e históricos reclamos de los usuarios

Medidas de fuerza de la UTA y conflictos salariales suspendieron el servicio de transporte en distintas ocasiones este 2018, afectando a miles de pasajeros. En tanto, el boleto subió varias veces y emergieron nuevamente los pedidos de mejoras en la frecuencia. 
 

Por El Litoral

Lunes, 31 de diciembre de 2018 a las 04:02
Plan. En 2019 buscarán reactivar el proyecto de Metrobus, para mejorar el servicio y achicar la espera.
Tarifa. El recorte de subsidios nacionales aceleró el pedido de discusión del precio por parte de las empresas.

El servicio de transporte público en la ciudad es siempre motivo de análisis, críticas y debates que apuntan tanto a lo tarifario como también a la prestación que brindan las empresas. Este  2018 no fue la excepción y distintas cuestiones fueron marcando un año complicado en diversos aspectos. 
A diferencia de años anteriores, los conflictos gremiales ganaron la escena y se terminaron concretando varios días de paro, con diferentes modalidades. Es que, en primer término, la Unión Tranviarios Automotor (UTA) de Corrientes se sumó en octubre a la medida de fuerza convocada a nivel nacional y fueron varias las jornadas en que el servicio se cortó de 22 a 6, afectando seriamente a los pasajeros que utilizan el transporte público por la noche. 
Más allá del anuncio, las complicaciones comenzaban bastante antes, en ocasiones cerca de las 21. Para esa hora, muchas unidades apagaban sus carteles y pasaban de largo, sin frenar en las paradas. El Litoral recorrió en ese momento la zona céntrica y se advertía un importante malestar de los usuarios, que habían quedado varados al salir de trabajar o al terminar de realizar sus actividades.
En tanto, el restablecimiento del servicio en la mañana siguiente se volvió también complicado ya que las unidades arribaban recién cerca de las 7, una hora después de terminada la medida de fuerza de los choferes que reclamaban el cumplimiento del aumento salarial acordado con las firmas a nivel nacional. 
Ante esta situación, los usuarios trataron de buscar alternativas para trasladarse, aunque con limitaciones económicas. Los remises aparecieron entonces como una primera opción, además de acudir a la solidaridad de algún vecino o conocido que cuente con vehículo propio.
Previo a esta situación ya había sido suspendido el servicio de colectivos en junio, debido a un paro general convocado por la CGT a nivel nacional, al cual se sumaron los trabajadores de la UTA. 
Cuando la situación parecía normalizarse, en noviembre volvieron las medidas de fuerza por reclamos salariales. En un comienzo, ante el anuncio de paro, se llamó a una conciliación obligatoria, que pretendía que las partes negocien para llegar a un acuerdo y dejar sin efecto la medida.
Las reuniones en la Subsecretaría de Trabajo de la Provincia se sucedieron sin muchos avances, hasta que el gremio pidió suspender la negociación e ir al paro. La nueva medida, esta vez local, anunciaba la suspensión del servicio en horario nocturno para que culmine con un paro de 24 horas. 
Nuevamente aparecieron las complicaciones para los usuarios. Las unidades dejaban de circular cerca de las 21 y el malestar de los pasajeros iba creciendo. Más allá de la situación particular del paro, volvieron a emerger varios de los históricos reclamos hacia el servicio en general y los pedidos de mejoras, sobre todo en algunos sectores específicos de la ciudad donde hay problemas.
En medio de esta situación surgió una nueva complicación, tal vez inesperada. Un grupo de choferes de la empresa Ersa decidieron autoconvocarse en la zona del galpón y no prestaron servicio durante varias jornadas, lo que generó, además de problemas para trasladarse, una interna gremial. La UTA intentó que los colectiveros vuelvan a trabajar ya que se trataba de un paro ilegal por no estar inscripto; pero el pedido fue en vano y la medida se mantuvo por seis días. 
Ante esta situación, el Municipio capitalino dispuso un servicio de emergencia que constaba de algunos minibuses y combis, realizando algunos recorridos que incluían los sectores más habitados de la ciudad. En tanto, funcionaban con normalidad las líneas 110 y 101 y algunas unidades de otros ramales.
Con un costo de $15, el servicio de emergencia alivió levemente las complicaciones de los usuarios, aunque resultó insuficiente debido a la alta demanda que tienen los colectivos diariamente. 
Una vez resuelto el pago de lo adeudado a los choferes y la promesa de otras mejoras salariales, los colectivos de todas las líneas volvieron a circular y el servicio finalmente se normalizó; aunque aún restaban nuevas novedades que aparecerían desde el Municipio. Por haber incumplido con la prestación por varios días, desde la Comuna aseguraron que labraron actas de infracción a la firma.

Tarifa
Las novedades en materia de transporte no pasaron sólo por cuestiones gremiales y medidas de fuerza, sino que hubo importantes cambios también en la tarifa. El precio del boleto aumentó dos veces en este 2018 y a partir de mañana se espera que se aplique el tercer incremento. 
El primer ajuste en el precio del boleto llegó temprano en este 2018, cuando el Concejo Deliberante aprobó en febrero un doble incremento tarifario para el pasaje de colectivos urbanos. De esta manera, en marzo y en mayo se aplicaron las subas que generaron, como es habitual, importantes críticas por parte de los pasajeros. Fue  escalonado, primero de $7,68 a $9,50 y luego a $11.
En tanto, hace poco más de diez días el Concejo volvió a discutir y se aprobó una nueva suba, que llevará el boleto desde mañana según lo previsto a $19.
Con el anuncio del Gobierno nacional hace apenas unos días del recorte en los subsidios al transporte, vuelve a abrirse un interrogante sobre las chances de que en 2019 pueda volver a tratarse un aumento del boleto urbano. 
Justamente, la indefinición que hubo durante varios meses sobre los subsidios fue el motivo de una llamativa situación que se dio en la ciudad con algunas unidades de colectivos. En octubre, durante varios días, coches de distintos ramales fueron ploteados con frases que advertían sobre una posible suba, en caso de que se corten los fondos nacionales. 
“Desde enero, sin subsidio pasaje a $40”, decía una de las frases y también en algunos colectivos se podía leer: “Buenos Aires $13, acá $40”. La aparición de las frases a los costados de los coches llamó la atención y fue motivo de multas por parte del Municipio. Varios días después, las empresas decidieron retirar los carteles. 
Aunque puede considerarse sólo una cuestión simbólica y no causó complicaciones reales a los usuarios, esta situación se sumó a un contexto de incertidumbre que venía desde hace tiempo, con aumentos y medidas de fuerza que se sucedieron este año. 
En cuanto a obras, no hubo avances este año con la aplicación del proyecto de Metrobus o Sistema Integrado de Transporte. Según dijo el Intendente a El Litoral, el plan está demorado por cuestiones económicas a nivel nacional, aunque sigue en pie la idea de implementar carriles exclusivos para colectivos en ciertas arterias para mejorar la frecuencia. 
Justamente el tiempo de espera de las unidades es uno de los principales reclamos que sostienen los usuarios. Una queja para nada nueva que está latente y que emerge con mayor visibilidad en ciertas ocasiones puntuales. 
Con las recorridas realizadas en paradas del centro y de varios barrios y con un viaje hecho en hora pico hasta Laguna Brava en colectivo, este matutino plasmó en diferentes ediciones los principales pedidos de los pasajeros. Mejor frecuencia y colocación de garitas fueron casi siempre los ítems más mencionados. 
De esta manera, con idas y vueltas en la prestación del servicio, nuevos aumentos e incertidumbre hasta hace pocos días con los subsidios, finaliza uno de los años con más complicaciones y cambios en materia de transporte urbano. Las promesas de mejoras continúan, al igual que los históricos pedidos de decenas de miles de usuarios que utilizan el servicio en la ciudad. 

 

El dato

Remiseros cierran un 2018 con varias complicaciones los reiterados aumentos de los combustibles y el encarecimiento de repuestos y seguros llevaron a los remiseros a aplicar varios aumentos. Finalmente, la tarifa mínima quedó en $45 y prevén revisarla seguramente recién a partir de marzo. 

 

La cifra

$19

Es el nuevo precio del boleto aprobado por el Concejo Deliberante. La tarifa empezará a regir desde mañana. 
 

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