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Medicina y Psicología conversan

El sufrimiento es la manifestación emocional del dolor. Destacados científicos aportan su concepción acerca de los mecanismos del dolor físico y emocional: el impacto de los pensamientos; el valor afectivo de la tolerancia y el acompañamiento y ese delicado lugar que los seres humanos precisamos profundizar desde nuestra inteligencia emocional. La delicadeza y comprensión del dolor como síntoma.

Por Marta Chemes

Especial para El Litoral

Por José Pérez Bahamonde

Especial para El Litoral

La prosperidad científica fue haciendo realidad el diálogo que nos permite que una definición médica de un síntoma se acompañe de una definición psicológica del mismo: Por la puerta del dolor y el sufrimiento se abrió este diálogo entre Medicina y Psicología.

Marta: Arte y ciencia son la resultante de los dos valores que florecen a través de la inteligencia emocional.

El ser humano autotrasciende su propio talento cuando esgrime como actitud de vida la búsqueda de ser mejor y vivir mejor.

A continuación plasmamos reflexiones de diferentes científicos que nos manifiestan “artísticamente” el resultado de sus propias investigaciones para afianzar los argumentos que queremos aquí ofrecerles en nuestro empeño de optimizar calidad de vida y convivencia.

Traducimos a continuación comentarios del Dr. Puig (Universidad de Harvard) Dice: “Hoy sabemos que desde la confianza en sí mismo, el entusiasmo y la ilusión, tienen la capacidad de enriquecer las funciones del cerebro. La zona prefrontal donde tiene lugar el pensamiento más avanzado, se inventa nuestro futuro, donde valoramos alternativas y estrategias para solucionar problemas y tomar decisiones, está fuertemente influida por el sistema límbico que es nuestro cerebro emocional. Por eso, lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando.

Agrega el Dr. Puig desde el hospital de Madrid: “Es necesario ejercitar y desarrollar la flexibilidad y la tolerancia. Ser firme en las conductas y amable con las personas”.

La psico-neuro-inmuno-biología es la ciencia que estudia la conexión que existe entre el pensamiento, la palabra, la mentalidad y la fisiología del ser humano. Una conexión que desafía el paradigma profesional. El pensamiento y la palabra son una forma de energía vital que tiene la capacidad (y ha sido demostrado de forma sostenible) de interactuar con el organismo y producir cambios físicos, profundos e importantes.

Está demostrado que un minuto entreteniendo un pensamiento negativo, deja al sistema inmunitario en una situación delicada durante seis horas. El distress -esa sensación de agobio permanente- produce cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y en la constelación hormonal.

Tiene la capacidad de lesionar neuronas de la memoria y del aprendizaje localizadas en el hipocampo. Afecta nuestra capacidad intelectual, porque deja sin riego sanguíneo las zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas.

La psicoterapia, junto a recursos como una buena respiración, puede producir cambios en el cerebro: favorecen la secreción hormonal de serotonina y endorfina -entre otras hormonas- y mejora la sintonía de ritmos cerebrales entre los dos hemisferios.

Cuando nuestro cerebro da un significado a algo, nosotros lo vivimos como la absoluta realidad, sin ser conscientes de que sólo es una interpretación de la realidad.

Santiago Ramón y Cajal -premio nobel de medicina 1906- dijo una frase tremendamente potente que en su momento pensamos que era metafórica. Ahora sabemos que es literal: “Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro”.

Según como nos hablamos a nosotros mismos, moldeamos nuestras emociones y cambiamos nuestras percepciones (incluyendo el dolor).

Pepe: Como podemos ver, los límites entre la ciencia médica y la filosofía se borran para dar paso a nexos de convivencia que operan a favor de la comprensión del ser humano.

Sigue diciendo el Dr. Puig: “Las palabras por sí solas, activan los núcleos amigdalinos. Pueden activar, por ejemplo, los núcleos del miedo que transforman las hormonas y los procesos mentales. Otros colegas de Harvard han demostrado que cuando una persona consigue reducir su monólogo interior y lograr el silencio, las migrañas y el dolor coronario pueden reducirse hasta en un 80%”.

El mayor potencial es la conciencia: si nos aceptamos por lo que somos y por lo que no somos, podemos cambiar. La aceptación es el núcleo de la transformación.

Marta: Creo interesante mencionar al Dr. Facundo Manes, neurocientífico, investigador del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro en Argentina. Dice él: “El término resiliencia se refiere a la capacidad de los sujetos para sobreponerse a períodos de dolor emocional y situaciones adversas. Cuando una persona o grupo es capaz de hacerlo, se dice que tiene una resiliencia adecuada y puede sobreponerse a contratiempos, o incluso resultar fortalecido por estos”.

Actualmente, la resiliencia se aborda desde la psicología, la cual se centra en las capacidades, valores y atributos de los seres humanos para disponer de ellos en favor de fortalecer y atravesar las situaciones necesarias. El concepto de resiliencia se corresponde con “entereza”.

Pensamos como sentimos, dice Manes. “Las personas resilientes, tienen una mayor capacidad para sobreponerse al dolor emocional y a situaciones adversas”.

Este valor es adquirible. Se puede aprender y fortalecer: he ahí la responsabilidad de un proceso psicoterapéutico. Buenos pensamientos; hábitos de vida; sencillez, favorecen la fortaleza y salud cerebral.

La convivencia entre las especialidades médicas y la psicología nos coloca en la inmejorable responsabilidad de apostar por la calidad de vida de nuestros pacientes.

Largas charlas con el Dr. Julio Saiach, director del Departamento de Medicina del Dolor del Hospital Vidal de Corrientes, han ido aportándonos su experiencia.

Dr. Saiach (la resiliencia y el dolor): “La psicología como disciplina está tratando de unir lo que hasta hoy el médico no ha hecho: tratar al paciente como un todo. Cualquier estímulo repercutirá en todo el organismo; según intensidad y duración, se tendrá una respuesta. Estímulos menos intensos y repetidos, son capaces de desatar grandes respuestas. Y lo más grave es que pueden retroalimentarse: he aquí la catástrofe del famoso ‘dolor crónico’”.

Pepe: ¿Qué dice la medicina acerca del dolor y el sufrimiento? (para la psicología son dos síntomas bien diferenciables)

Dr. Saiach: “Un artículo médico reciente, habla de los trastornos que presentan los pacientes sometidos a largas anestesias generales. Relatan daños psicológicos y estrés postraumático. Esto forma parte de las reacciones múltiples y cambios que vive el paciente durante la cirugía. Todo lo que al cerebro lo ‘lastima’ lo guarda. Puede tardar mucho tiempo en mostrar”.

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