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Carajo y Massacre volvieron a Corrientes para estrenar un prometedor festival rockero

Con la actuación de ambas bandas, se realizó el domingo por la noche la primera edición del “Rock Pue”. La ciudad abre así un nuevo espacio para la música pesada a nivel nacional, el cual fue acompañado por unas mil personas en Ribera.
 

Por El Litoral

Martes, 05 de noviembre de 2019 a las 01:01
Explosión. Carajo volvió a Corrientes para sacar la bronca de sus más fieles seguidores.
Skate. Massacre ofreció un show en el que rescató sus orígenes punk y hardcore.

El rock y el metal están muertos. Sus demoledores sonidos ya no rugen en los boliches ni radios de moda, la vestimenta de los jóvenes dejó de nutrirse del contestatario color negro; y la industria de la música posiciona y cubre con un halo de prestigio a artistas de géneros que colonizan con un discurso prosistema y, en el peor de los casos, misógino y racista. A la resistencia de la música pesada le molesta admitirlo, pero la distorsión, el doble bombo y los golpes al corazón de los amplificadores ahora fueron dejados de lado por festivales que se nutren de gente que hace ruido con botones y un pendrive.
La defunción, sin embargo, no implica desaparición. El hecho de que el rock y el metal hayan muerto también conlleva que su existencia siga vigente en lo más profundo de la conciencia colectiva, allí donde muchos quieren atacar para favorecerse, pero terminan chocando contra un núcleo duro que aguanta los embates de la cruda realidad. Esa misma resistencia es la que mantiene viva la esencia del heavy, y que de vez en cuando sale a relucir en algún que otro recital, como para demostrar que la llama sigue encendida pese a las adversidades.
La reflexión sale a colación de los dichos de Marcelo Corvalán en el recital que Carajo ofreció el domingo pasado en Corrientes, junto con Massacre, en el marco del festival denominado “Rock Pue”. “Corvata” afirmó que el rock no se murió, como forma de agradecimiento a las casi mil personas que se acercaron al boliche Ribera para acompañar este espectáculo que busca erigirse como un espacio exclusivo para el rock alternativo, y que en esta primera edición cumplió con creces (ver nota secundaria).
Con la vuelta a los escenarios de Anaximandro, la primera banda en presentarse, el Rock Pue comenzó con un anticipo de toda la potencia que vendría a continuación con Carajo (ver recuadro). Como es costumbre, el power trío ofreció un espectáculo de talla internacional a partir de la energía que transmite desde las tablas, y la cual su público más fiel conoce y busca esparcirla entre los demás.
Más allá del mensaje positivo en las letras de Carajo, lo loable es cómo esa energía se capitaliza mediante la bronca, el dolor y el odio que genera la vida diaria. Cuántos “chicos granada” son generados por las situaciones de injusticia, y que una vez que encienden la mecha comienza la guerra y se acaba la tregua.
Por supuesto, los clásicos de Carajo no faltaron en su repertorio, y dejaron el camino allanado para la aparición de invitados: Guillermo “Walas” Cidade y Pablo “Tordo” Mondello, voz y guitarra de Massacre, respectivamente. Así, de a poco, el escenario se fue copando de muñecas y maniquíes, para lo que sería un show de otro planeta.
Massacre ofreció un espectáculo en el que no se olvidó de sus orígenes punk con el skate a cuestas, en un homenaje a aquellas épocas del que invitaron a formar parte a Corvata. Luego hicieron un recorrido por algunas canciones de su vasta trayectoria (30 años), mechando con covers de Black Sabbath y Nirvana.
Una vez finalizado el show, el público se retiró con gusto. Tal vez algunos solo reprocharon la corta duración del festival antes de emprender rumbo en búsqueda de otros lugares dónde comprar cerveza: pero en general todos quedaron contentos. 
Es que el rock y el metal están muertos, pero existen, se fortalecen y se expanden en los momentos y lugares menos pensados.
 (G.M.C.)

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