Jueves 28de Marzo de 2024CORRIENTES35°Pronóstico Extendido

Dolar Compra:$836,0

Dolar Venta:$876,0

Jueves 28de Marzo de 2024CORRIENTES35°Pronóstico Extendido

Dolar Compra:$836,0

Dolar Venta:$876,0

/Ellitoral.com.ar/ Cultura

La medicalización de la infancia

Por Carlos Lezcano

Especial para El Litoral

Por Natalia Blengino

Especial para El Litoral

Corría la década del 70 y aparecía en la escena nacional un médico pediatra que cambió para siempre la manera de entender la pediatría, incluyendo en su disciplina la posibilidad de pensar las “enfermedades de los niños” como efectos de los modos de crianza, y enfatizó nuevos términos como ser “enfermedades de familia”, lo que incluía a padres en el padecimiento del niño. Esta concepción revolucionaria implicaba la reflexión sobre el papel de la crianza y la parentalidad en las somatizaciones de los hijos.

Hablar de Florencio Escardó es hacer historia para encontrarnos con el primer médico que proclamó una lucha contra las nursery y pretendía que los bebés no sean separados de sus madres al nacer, fomentando la importancia del contacto madre-hijo.

Salió de la comodidad del consultorio para encontrarse con la realidad, y desde estos contactos fue capaz de hacer accesible el academicismo de la época y fomentar el diálogo de lo científico con lo cotidiano. Realizó publicaciones en revistas de la época que indudablemente marcaron nuevos modos de “criar”. Consideraba que el miedo y el abandono enferman mucho más que los virus y las bacterias, y que el juego es una función vital para los niños, como la respiración y la nutrición. También criticó la falta de previsión en el sistema de salud de nuestro país, ajeno a las necesidades reales de la población. En este sentido decía: “La formación de médicos en Argentina nunca respondió ni a la necesidad, ni a la estructura. Los médicos elegimos una especialidad y nos recibimos sin un compromiso de las urgencias del medio donde después vamos a ejercer. Estamos desvinculados de los apremios sociales. Nunca hubo un estudio sobre qué clase de médicos son necesarios en un lugar y cuáles sobran. Es como vender autos sin que haya caminos”.

En este autor se basa la investigación de Cecilia Rustoyburu (Mar del Plata), quien se interesó por el valor histórico de los aportes de este reconocido médico.

Fruto de la investigación nació el libro “La medicalización de la infancia” (Biblos), para ayudarnos como sociedad a pensar en los procesos de crianza que han formado parte de nuestra propia identidad.

- ¿Cómo surgió esto, Cecilia?

- Soy de la Universidad Nacional de Mar del Plata e investigadora del CONICET pero esto empezó cuando estaba escribiendo mi tesis, empezando a pensar mi proyecto de investigación, hace unos años.

Junto al grupo de investigación estábamos pensando, en el marco de un proyecto, sobre la transformación en las relaciones familiares. Yo, en particular, quería trabajar la transformación sobre la idea de la infancia y la crianza en la Argentina en la década del 60.

Cuando empecé a indagar sobre cuáles habían sido los actores principales que habían intervenido en ese proceso de transformación, la figura del pediatra Florencio Escardó era relevante; lo mismo Eva Giberti, que en ese momento era su pareja, su esposa, con la“Escuela para Padres”. Así fue surgiendo la idea.

- Generalmente, el tema de la medicalización es muy abordado desde la psicología, del psicoanálisis y lo que resultó interesante, justamente, es esta mirada desde lo social y lo histórico ¿Hubo un antes y un después en la historia de la crianza, con las propuestas o los consejos de Florencio Escardó?

- Sí, claro. Mi libro tiene el título de “La medicalización en la infancia” y no remite a un período histórico, que podría haber sido 1940-1975, pero es un poco adrede, un poco para invitar a pensar eso que hoy entendemos como medicalización de la infancia, que suele asociarse a la psicología, y también a la psiquiatría.  A esa influencia que tiene el pensamiento psiquiátrico en torno a las etiquetas sobre los chicos que son entendidos como muy hiperactivos, o con déficit de atención y otras etiquetas, y también con el uso de medicamentos para intervenir sobre la conducta de los chicos. Argentina es uno de los países del mundo de mayor importación de “Ritalin”, por ejemplo. La influencia de la psicología, de la psiquiatría, acá es bastante relevante.

Pensando históricamente, es necesario recuperar el proceso de larga duración, desde la puericultura desde fines del siglo XIX hasta las primeras décadas del XX y, en particular, el antes y el después que introduce Escardó porque él pensó esto desde una perspectiva de la pediatría psicosomática que implica entender que hay algunas enfermedades que pueden ser interpretadas como provocadas por algún problema psicológico. Escardó lo que planteaba es que a veces conflictos familiares o “disfuncionamientos” en las familias – es decir cuando alguien de la familia no cumplía el rol esperado de acuerdo a lo que decía la sociología funcionalista y la psicología - se podrían traducir en la enfermedad de un niño. Entonces, se podía leer -por ejemplo- que el asma en un niño era producida porque su madre era muy sobreprotectora; o porque había un clima de muchos nervios y uso de violencia en la familia, en el consultorio se podía interpretar eso como la causa de unas anginas.

- Claro, actualmente creo que lo conocemos también como enfermedades de familia.

- Exacto. Ese es un concepto introducido por Florencio Escardó. Es un concepto interesante para pensar la medicina no como una ciencia estrictamente pensando en lo biológico, virus, microbios, bacterias, órganos, sino cómo la medicina va construyendo argumentos a partir de lo social, porque él está pensando que la enfermedad no tiene que ver con un microbio, con una bacteria o con algo orgánico, sino que es causada por algo que pasa en la cultura, que pasa en la sociedad.

- Lo cual permite una lectura un poco ambigua, a veces, con un posicionamiento en el sentido: “no le hagas esto a tus hijos”, “no le haga esto a sus hijas”. Es interesante como se juega con eso todo el tiempo; está muy bueno porque se rompió un poco esa dicotomía, que era como que de repente la medicina y la pediatría se encargaba solamente del cuerpo, del soma  y que por otro lado quedaba afuera todo lo social, lo cultural y lo psicológico. Como que está mirada aporta eso ¿no?. Como una cuestión de que no son fenómenos separados.

- Exacto. “No le haga esto a tus hijos” era una columna que tenía Florencio Escardó en una revista que se llamaba “Vea y Lea”, esa revista era un magazine norteamericano que centralmente recomendaba películas. También traía otras notas que estaban dirigidas a un público femenino, que tenían que ver con la medicina y con la crianza.

La columna de Escardó se llamaba “No le haga esto a sus hijos” y en cada número aconsejaba algo diferente. “No le haga esto a tus hijos” era: “no le acompañes a la escuela”,“no lo abrigue demasiado”, “no le satisfaga los caprichos”, etcétera.

- Corrientemente decimos que los niños no vienen con un manual de instrucciones, pero esa columna era como el manual de instrucciones para ser padres. Ahora ¿qué pasaba con la angustia cuando uno no podía?

- Hay algunos estudios sobre esto, pero es muy difícil de estudiar porque quienes estudiamos el pasado no siempre podemos llegar a tener el testimonio de la persona que recibía estos consejos ¿no? Nos preguntamos ¿Cómo hacían o qué sentían los pacientes de Escardó, la gente que leía los libros, o quien asistía a sus conferencias? ¿Qué le pasaba cuando escuchaba eso? Si lo podía aplicar, si no lo podía aplicar. 

No hay registro de esas situaciones. Sí hay, y lo trabajó la historiadora Isabella Cosse de la UBA que logró analizar y acceder a ese material, eran las preguntas y las consultas que hacía la gente que asistía a las conferenciasde Escardó y Eva Giberti.

Eva Giberti las tiene guardadas y en algún momento le permitió verlas a Isabella Cosse y ella público un artículo en una revista internacional muy reconocida. Lo que se veía era mucho desconcierto, muchas dudas. Es que lo que proponían era un ideal imposible de cumplir, porque implicaba un modelo de familia muy tradicional, de mamá-papá cumpliendo los roles clásicos, pero en una época de muchas transformaciones.

Padre proveedor, que podía imponer su poder, pero un poder que -de acuerdo a Escardó- no debía estar basado en el castigo ni en el autoritarismo; tenía que lograr dominar la voluntad de un niño, y reivindicar al mismo tiempo o apoyar la espontaneidad y la particularidad de ese niño, pero sin ser autoritario.

Una madre que tenía que participar de la vida social, educarse – porque en la década del ’60 se dio una nueva salida de las mujeres al mercado laboral y a los estudios universitarios o terciarios -, y que debía tener hijos - porque la maternidad todavía no era pensada como una opción -. Y sobre la crianza, Escardó no quería que sea sobreprotectora, pero tampoco tenía que descuidar a los hijos. Eran preceptos que transmitía…

- ¡Qué difícil!

- Muy difícil, casi imposible.

- ¿Quién era Florencio Escardó?

- Escardó fue un médico que nació en 1904 y murió en 1992. Él nació en Mendoza, se formó en Buenos Aires. Desde muy joven, como médico, supo vincularse con los médicos pediatras famosos en el país, los que hoy tienen su nombre los hospitales en Buenos Aires: Garrahan, Acuña, Gutiérrez. Él supo formar parte como de esa élite de la medicina en ese momento. Fue también un militante, participaba del Partido Socialista. Un médico muy reconocido. Después del peronismo, tenía a cargo la segunda cátedra de Pediatría de la Universidad de Buenos Aires, y la Sala 17 del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez.

En algún momento fue secretario de la Sociedad de Pediatría. Ocupó cargos relevantes dentro del campo médico. Es conocido por eso, pero también porque fue alguien clave en los medios de comunicación. Había -en la década del ’60- un programa que se llamaba “Buenas tardes, mucho gusto”, donde él participaba como médico dando consejos, al estilo Borocotó o Socolinsky que estaban de moda en la década del ’80. También había otro programa que se llamaba “Tribunal de apelación”, que mucha gente todavía recuerda, donde la gente iba a plantear sus problemas para que se los solucionen. Era ficcionado. Por ejemplo, iban una señora y un señor y presentaban un conflicto familiar y ahí había un médico que era Escardó, una psicóloga Eva Giberti y un abogado, y le resolvían la situación, o el problema. Además, Escardó publicaba en las revistas femeninas  como “Para ti” o “Claudia”. Era muy conocido.

- Además era un personaje muy llamativo porque usaba moño,  aparecía en la tele, era mediático para usar una palabra actual.

- Claro y además porque no sólo escribía sobre crianza. Todas las semanas publicaba en el diario La Nación una columna que firmaba como Piolín de Macramé.  Hasta casi cuando falleció publicaba notas que tenía que ver con la movida cultural de Buenos Aires o misceláneas. Lo hacía también como Juan de Garay u otros seudónimos.

- ¿Y cómo hacía  para lograr ese equilibrio? Porque a veces cuando una persona que viene del ámbito de la ciencia tiene un lugar más mediático y pareciera que pierde ese academicismo ¿Él pudo hacer que conviva todo academicismo y lo mediático?. ¿O de repente tuvo momentos en los cuales la misma sociedad de pediatría como que lo miraba de una manera diferente, o siempre pudo convivir?

Eso es interesante. Porque en las primeras décadas o cuando él escribía con pseudónimo en la revista El Hogar, en la década del ‘30 el ‘40, él era prestigioso en el campo médico, pero después, en la década del ’60, se ve que es inversamente proporcional. Cuando él va adquiriendo mucha popularidad en los medios de comunicación y se convierte en un médico famoso – se dice que la gente iba y hacía colas en el hospital para poder acceder y ser atendido en la “sala 17” del hospital - porque lo conocían por los medios,  al mismo tiempo, al interior de la Sociedad de Pediatría, pierde prestigio.

- ¿Cómo ves todo lo que tiene que ver con la crianza en la actualidad, con la parentalidad?¿Cómo lo pensás?

- No trabajo tanto el presente en lo referido a la crianza; sí otros temas que tienen que ver con cómo las mujeres se posicionan frente al discurso médico.

Una colega, antropóloga de la Universidad de la Plata que está trabajando este tema de la crianza en el presente y en cómo se educa sobre ello en los centros de salud, afirma que hoy lo que suele suceder es que las madres se informan y también acceden a otros saberes de medicinas alternativas, y muchas teorías que tiene que ver con la medicina occidental y otras veces con otro tipo de medicina. Sin embargo, al mismo tiempo, el saber médico hegemónico y la medicina tradicional muchas veces no se contradicen con lo que las madres deciden o piensan. Es decir que tienen mucho acceso a información  y la discuten, pero no toman decisiones contrarias a medicina hegemónica. Lo que se ve es que sigue teniendo influencia la medicina; inclusive, en quienes investigan sobre los “pacientes informados” (los que buscan informaciones por internet) ven que la gente lee mucha información, busca en Google sobre cualquier tipo de problemas de salud, pero luego la información más confiable, o lo que le parece más confiable por internet, es la información que le dan los médicos.

La figura del médico o el pediatra sigue teniendo relevancia.

- Lo bueno es que hoy hay más posibilidades al acceso de información.En la época de Escardó, el libro de Escardó o las columnas, o las revistas sólo llegaba a determinados sectores de la población.

- En determinadas ciudades también, yo estoy hablando desde Mar del Plata y me parece necesario problematizar que somos del interior.

Acordémonos que en la década del ‘60 la circulación de las revistas solía llegar a las grandes ciudades, y la televisión solamente llegaba en algunas ciudades y un ratito.

En ciudades más grandes como Mar del Plata -por ejemplo- había una escuela para padres y hubo experiencia de transformaciones en los hospitales, pero a otras provincias no llegó, o llegó más tarde o aún hoy no llega.

¿Cuál o cuáles son los puntos más difíciles de trabajar en el libro? ¿Qué develaste que no sabias?

- Lo más difícil es que, quienes venimos de historia y de las Ciencias Sociales (yo hice un doctorado en Ciencias Sociales) no tenemos entrenamiento  en la lectura de fuentes de las ciencias médicas, leer sobre artículos científicos de medicina implica un trabajo extra. Me voy enterando del funcionamiento del cuerpo, de las glándulas, de los órganos y cómo están leyendo las causas de las enfermedades.

Tuve que trabajar mucho en eso, y seguramente quien trabaja en justicia se tiene que familiarizar con el objeto de estudio para poder interpretarlo, pero trabajar con fuentes médicas implica todo un ejercicio, cómo poder interpretar y cómo poder leer entrelíneas.

Actualmente trabajo sobre hormonas, identifico cómo por detrás de las interpretaciones de la endocrinología o la ginecología hay una lectura de las formas que se piensan las relaciones de género y la sexualidad en la cultura. El ejercicio es leer  “a contrapelo” esas fuentes. Creo que lo más difícil en la tesis y después también para hacer el libro, es poder transmitir lo que uno estudió, desde un lenguaje, que pueda ser ameno para el lector y que pueda…

- Un trabajo con el editor ¿no?

Más de divulgación. Claro, con la editora del libro. Creo que sí, pero creo que mi tesis y el libro lo que aporta es cómo ese proceso de la década del ’60, que fue un fenómeno más cultural, de transformación de las familias también, puede ponerse en relación con una mutación el mundo de la ciencia, con el mundo de la ciencia médica.

 

¿Te gustó la nota?

Ocurrió un error