Corrientes tiene payé. Ese dicho popular parece adquirir mayor sentido cuando es pronunciado por quienes llegaron a la provincia para volver a empezar. Ese es el caso de Israel Santiago (42 años), quien desde hace ocho meses dejó Venezuela empujado por lo que denomina “crisis humanitaria”.
“Soy arquitecto. En mi país llevaba 15 años de profesión, pero luego de quedarme sin trabajo, junto con mi esposa (asistente social) e hijo (estudiante) decidimos emigrar. Primero llegamos a Buenos Aires, pero inmediatamente vinimos a Corrientes porque tengo dos hermanos residiendo acá. Fuimos muy bien recibidos, podemos decir que es efectiva esa frase de que tiene payé. Ahora estoy buscando trabajo como arquitecto, pero mientras tanto nos dedicamos a la repostería”, relató Israel al presentarse, con un agradecimiento que se reflejaba en su rostro.
En los últimos años, más de 3 millones de personas integraron el éxodo venezolano. Estadísticas que tienen nombres e historias de vida. “Emigrar no es nada fácil. Es difícil dejar atrás esa profesión por la que luché durante 15 o 20 años, mi casa, mi auto, todo para empezar de cero con 25 kilos de ropa en una valija y para darles una mejor educación a mis hijos”, reflexionó Israel.
La diáspora venezolana como así el contexto general de la crisis institucional serán temas centrales de la conferencia “Venezuela hoy”, organizada por El Club de la Libertad junto con el diario El Litoral. Tal evento se llevará a cabo este miércoles desde las 19 en el salón de actos de este matutino.
El exilio
La decisión de reiniciar la vida en otro país, para la familia Santiago, surgió tras varias meditaciones. De hecho, antes que nada Israel advirtió: “La crisis no surgió de la noche a la mañana, se fue gestando desde la toma presidencial de Hugo Chávez, su muerte y todo lo que sucede con el intento y la decisión de instaurar lo que ellos denominan ‘socialismo del siglo XXI’. Desde entonces, la crisis comenzó a invadir todos los aspectos. Un cáncer que hizo metástasis en la vida social de las personas”.
Esa crisis se profundizó en el 2015 y en el 2016 empezaron a sufrir las carencias de alimentos y medicinas. “Ese año me quedé sin trabajo porque la mayoría de las constructoras cerraron, por la ‘nacionalización’ de todos los sistemas productivos del país. Esa carga que asumió el Estado llevó a la quiebra al sector de la construcción (que era el segundo motor productivo de Venezuela), y nosotros fuimos afectados”, indicó.
Además, la familia Santiago comentó que residía en Los Andes, una de las zonas más conflictivas ya que en más de un oportunidad fue escenario protagónico de protestas. “En el 2017 comenzaron los reclamos más fuertes. Ahí empezamos a ver decenas de muertos, torturas, persecuciones, allanamientos”. En cuanto al plano económico precisó que “hubo un repunte en la inflación (que ahora es de 3 millones porcentuales), una cifra exorbitante. Llegó un punto en que te das cuenta de que debés usar tus ahorros para alimentarte o vender todo, amarrarse los pantalones y salir del país”.
Desde ese año, comenzaron las gestiones para salir del país. Finalmente en el 2018 la familia de Israel logró emigrar con la ayuda de sus hermanos, dos de los cuales residen también en Corrientes.
Llegada
Tras el exilio obligado, la familia Santiago destaca la calidez humana con las que fueron bienvenidos. “No fue fácil. Pero cuando nos mudamos, mi hermano nos regaló un colchón, una persona con mucha solidaridad nos prestó una heladera y tuvimos la gracia de conocer a una familia adoptiva que fue incondicional todo este tiempo. Nos llaman, nos preguntan si estamos bien, nos buscan trabajo, están pendientes de nosotros. Esos son los correntinos que conocemos”, manifestó Israel sonriendo.
Pese al buen recibimiento, insertarse en un país extranjero no es una tarea sencilla. “Tengo el título de arquitecto, apostillado y legalizado, pero no logré sacar todos los papeles que me piden para la revalorización”.
De hecho, dejó currículums en varias constructoras, pero no logró conseguir trabajo. “Me frustra bastante, porque son muchos años de estudio, le dediqué 15 años de labor, hice una agenda de clientes”, comentó Israel. A la vez, agregó: “Mi esposa tampoco trabaja de su profesión (asistente social); sin embargo, tenemos un microemprendimiento. Estamos trabajando en repostería. Hacemos pan, dulces de todo tipo y tortas”.
La venta comenzó con un táper en la calle. Recorridos que los hizo conocer toda la ciudad, hasta que pudieron establecerse y ahora promocionan sus especialidades en las redes sociales. “Nos pueden encontrar como ‘Cacao y Glasé’. Después de varios meses, ese trabajo nos ha dado de comer y nos ha pagado la renta. Más allá de eso, nos hemos podido desarrollar sin lujos, pero seguimos con la idea de desempeñar nuestra profesión”, indicó el arquitecto venezolano.
Esperanzas
La familia Santiago lleva meses en Corrientes y, si bien comenzaron a echar raíces, la añoranza los invade con el recuerdo de los familiares que no pudieron salir. “Mis padres tienen sesenta y pico de años. Para ellos empezar de cero no es una opción”, afirmó Israel.
¿Tienen pensado regresar a Venezuela?, una pregunta que reciben a diario y cuya respuesta todavía es una incógnita, ya que dependerá de varios factores. “Siempre está el deseo de regresar, pero a mi madre le dije: ‘Si consigo trabajo como arquitecto, me quedo’, porque es mi pasión. Es lo que me gusta y me gustaría desarrollarme, además, mi hijo está en la secundaria y ya sabe que quiere estudiar ingeniería”, relató.
Para cerrar, consultado respecto a la situación actual de Venezuela, manifestó que se encendió una luz de esperanza. “Es muy importante el apoyo internacional. La gente suele evaluar a Venezuela sólo desde el aspecto político y mira las razones que puede tener Estados Unidos al brindar su apoyo. Ante eso, nosotros llegamos a una crisis, tan existencial, que cualquiera que nos ayude nos parece bueno”, sintetizó el arquitecto.
Quienes deseen realizar alguna consulta, podrán hacerlo este miércoles en la conferencia que se llevará a cabo desde las 19 en el salón de actos de este medio.