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Diabetes: mayor riesgo renal y cardiovascular

En la Argentina, aproximadamente 4 millones de personas viven con diabetes y la principal causa de mortalidad son las complicaciones que muchas veces derivan de ella. La prevención y el correcto tratamiento pueden evitar daños colaterales. Se presentó #MásQueGlucosa, una campaña que busca generar conciencia. 

Las enfermedades cardiovasculares, renales y metabólicas (diabetes como la de mayor importancia y relevancia) están estrechamente ligadas y representan la mayor causa de morbilidad y mortalidad en el mundo. Para mejorar el pronóstico de los pacientes, es esencial cuidar los factores de riesgo, un diagnóstico temprano y adecuados tratamientos que ayuden a prevenir la aparición de los efectos de la diabetes en el riñón y en el corazón.

El tratamiento integral de la diabetes es más que sólo controlar estrictamente los niveles de glucosa en sangre, ya que existe una alta prevalencia de complicaciones cardiovasculares y renales que son independientes del control glucémico. El 40% de las personas con diabetes puede sufrir un deterioro en su función renal y duplicar el riesgo de padecer un infarto y/o insuficiencia cardíaca. El jefe del Servicio de Nefrología del Sanatorio Junín (Buenos Aires), Augusto Vallejos, señaló que “de todas las causas que llevan a la enfermedad renal crónica, la diabetes es una de las más frecuentes. “Las manifestaciones clínicas que pueden presentarse en las etapas iniciales suelen ser inespecíficas, como el cansancio, que al hacerse cotidianas producen una adaptación y, por lo tanto, el paciente no las identifica como un problema de salud”, agregó.

Insuficiencias

El corazón y el riñón son dos órganos que intervienen en la circulación sanguínea, por ende, cuando se afecta uno impacta negativamente en el otro. La insuficiencia cardíaca produce alteraciones en la hemodinamia vascular, lo cual puede afectar el normal funcionamiento del riñón y llevar a una insuficiencia renal. El 36% de los pacientes con insuficiencia cardíaca tiene insuficiencia renal. Asimismo, la insuficiencia renal es un importante factor de riesgo cardiovascular.

La insuficiencia cardiaca es la incapacidad del corazón para mantener los requerimientos adecuados de sangre en el resto de los órganos. “Se produce una falla del músculo cardíaco encargado de recibir y expulsar la sangre del corazón, provocando que los órganos y tejidos reciban una menor cantidad de oxígeno y nutrientes”, explicó en tanto Augusto Lavalle Cobo, coordinador del Servicio de Cardiología del Sanatorio Finochietto. 

“La principal causa de insuficiencia cardíaca en occidente es la enfermedad coronaria. Sin embargo, hay otras causas como enfermedades valvulares, hipertensión arterial o enfermedades propias del músculo cardíaco. En este sentido, la diabetes, a través de distintos mecanismos, produce alteraciones en el corazón que pueden desencadenar insuficiencia cardíaca, incluso en ausencia de enfermedad coronaria o hipertensión arterial”, indicó Lavalle Cobo. Esta patología tiene síntomas inespecíficos que se pueden atribuir a varias causas, lo cual dificulta su diagnóstico. La disnea o falta de aire es un síntoma cardinal, y puede manifestarse ante distintos esfuerzos o incluso al dormir (disnea paroxística nocturna), también puede observarse retención de líquido o edemas en las piernas.

Para ambas patologías lo más importante es la prevención. Un control periódico con el médico de cabecera es fundamental para evitar la aparición y la progresión de las enfermedades asociadas a la diabetes. Además, es importante mantener un estilo de vida saludable, evitar el sedentarismo, seguir una buena alimentación y evitar el consumo excesivo de sal.

La campaña #másqueglucosa

Según la encuesta nacional de factores de riesgo de 2018, el 12.7% de la población tiene diabetes o glucemias elevadas. La campaña de concientización #másqueglucosa, respaldada por la Sociedad Argentina de Diabetes, la Sociedad Argentina de Cardiología, la Sociedad Argentina de Medicina, y la Sociedad Argentina de Nefrología junto con el laboratorio AstraZeneca, busca concientizar sobre la importancia de la prevención de las complicaciones cardiovasculares y renales de la diabetes, que van mucho más allá del control estricto de los niveles de glucosa en sangre.

En la web de la campaña, los pacientes, familiares y profesionales de la salud podrán informarse acerca de la iniciativa y encontrarán información sobre estas complicaciones poco conocidas, además de consejos nutricionales, de ejercicio y una sección exclusiva con material científico para el profesional de la salud. También se pueden sumar en las redes sociales en el Instagram @masqueglucosa y en la página de Facebook masqueglucosa.

Síndrome metabólico

La licenciada en Nutrición María Cecilia Ponce (MN 3362) señaló que “principalmente, lo que el consumo excesivo de azúcar, ya sea en chicos o en adultos, ocasiona es un desnivel y un desequilibrio de las glucemias durante el día”. “Siempre que consumimos un azúcar refinado (una golosina, por ejemplo) vamos a tener un aumento de la glucemia en sangre y, por lo tanto, luego un aumento en la producción de insulina -explicó la especialista en nutrigenómica e intolerancias alimentarias-. Y esto, sostenido en el tiempo puede generar una insulinorresistencia, que es algo que se ve comúnmente en el consultorio y que genera todo un síndrome metabólico, que es habitual en la población actual”.

La nutricionista de Alcat test resaltó: “Hoy tenemos muchos pacientes con síndrome metabólico, que es un combo de hipertensión, colesterol alto en sangre, sobrepeso generalizado y más que nada obesidad a nivel central; es decir, pacientes delgados, pero con panza. La grasa visceral que se genera a partir del exceso de insulina que se está produciendo es altamente inflamatorio y eso es todo un síndrome que se ve mucho en la población”.

Y tras destacar que la Argentina “es uno de los países con más sobrepeso y obesidad de la región y que más bebidas azucaradas consume”, Ponce sostuvo que “más allá de consumir azúcar de por sí, el azúcar está en todos los productos industrializados (especialmente en las bebidas y golosinas) y no sólo en los alimentos dulces”. “Si leemos las etiquetas, la veremos presente por ejemplo en fiambres, salsas y aderezos, ya que la industria la agrega porque favorece el sabor y la adicción. Está muy presente en todos los alimentos industrializados más allá de los postres o dulces”, resaltó.

“Otro factor por el que hay que bajar el consumo de azúcar es porque esta está muy relacionada con un proceso que se llama glicación proteica, que es una de las bases por la que nuestras células envejecen -ahondó Ponce-. Nuestras células envejecen por un montón de causas que ocurren en el organismo, como el aumento de los radicales libres entre otros, y la glicación proteica, que es la unión de las proteínas con el azúcar es un fenómeno que se produce en nuestras células con la edad y que cuanto más azúcar se consume, más se produce y afecta a todos nuestros tejidos, envejeciéndolos más”.

 

Semana de la no dulzura

Se buscó promover los hábitos saludables en los más chicos, esta iniciativa apunta a generar conciencia sobre la importancia de moderar la ingesta de azúcar en la población. “La situación epidemiológica de sobrepeso y obesidad infantil en la Argentina es muy preocupante”, alertan los especialistas. Se eligió el momento de receso invernal porque hay más tiempo para reeducar el paladar sobre endulzado de los chicos, charlar de alimentación, compartir ideas, cocinar en casa y hacer un esfuerzo mayor para comer mejor.

Argentina constituye un mal ejemplo en la región y presenta el mayor porcentaje de obesidad infantil en niños y niñas menores de cinco años en América Latina. Los números lo avalan: según la Base de Datos Global sobre Crecimiento Infantil y Malnutrición de la OMS, los argentinos poseen un 7,3% de prevalencia. Asimismo, según el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (Cesni), uno de cada tres niños en edad escolar tiene sobrepeso u obesidad.

 

Asunto 

de familia

La médica especialista en Nutrición Mónica Katz (MN 60164) consideró: “El consumo excesivo de azúcar motivado por los padres, por el mercado, es real, pero no creo en la abstinencia; genera más deseo y más consumo. Yo creo que todos los días tenés que comer la porción justa”. “Lo que hay que intentar es reducir el consumo de azúcares agregados (no los que vienen con las frutas, los jugos naturales, la leche, etc) y esa es una tarea de todos porque creo que la obesidad infantil es un asunto de familia”, destacó la docente de la Universidad Favaloro, directora de la Diplomatura en Obesidad y presidenta de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN).

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EPIDEMIOLOGIA  

Las últimas cifras disponibles del Programa Nacional de Salud Escolar (Prosane) en 2019 indican las variaciones de datos antropométricos en una cohorte retrospectiva de 10.961 niños y niñas que fueron controlados en primer grado (2012) y sexto grado (2017). Los resultados mostraron que el sobrepeso aumentó de 21,1% a 26,6% y la obesidad, de 14,5% a 22,7% entre los niños, niñas y adolescentes (NNyA) argentinos. Casi como si se tratara de un fenómeno de causa-efecto, sólo uno de cada cinco niños y adolescentes cubre la recomendación de actividad física diaria. Y para peor, el país también encabeza el consumo de azúcar, casi tres veces lo recomendado.