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Eligiendo cómo reaccionar

Las personas iracundas, que viven enojadas todo el tiempo, disgustadas con la vida, tienen una probabilidad mucho mayor de morir antes de tiempo que aquellas personas que pueden decir lo que les molesta y lo que no les hace bien. Esa hostilidad no siempre se dirige en contra de nosotros mismos.
 

Por El Litoral

Domingo, 11 de agosto de 2019 a las 01:33

n Cuenta una anécdota que en una oportunidad un hombre salió a caminar. En la calle se encontró con un espejo. Vio en él a “un amargado”, y dijo: “¡Con razón te tiraron, con esa cara!”. Los datos que arrojan las investigaciones muestran que “la hostilidad nos mata”. 
Las personas iracundas, que viven enojadas todo el tiempo, disgustadas con la vida, tienen una probabilidad mucho mayor de morir antes de tiempo que aquellas personas que pueden decir lo que les molesta y lo que no les hace bien.Esa hostilidad no siemprese dirige en contra de nosotros mismos. Con frecuencia se vuelca en otros, en las personas más queridas, que no tienen nada que ver con todo lo que estamos sintiendo. Si nos toca ser uno de esos otros, corremos riesgo de enfermarnos también. Es necesario que nos alejemos de las personas hostiles, negativas.
Arthur Schopenhauer dijo: La cólera no nos permite saber lo que hacemos y menos aun lo que decimos.

Al espejo
La hostilidad es más perjudicial que el colesterol, por eso, limpiemos nuestro interior de viejas ideas, de ladrillos que ya tienen años, de resentimientos, de broncas, de“ex”, de miedos, de venganzas. Dejemos nuestro corazón vacío para lo mejor. Mirá dentro tuyo, y preguntate:
• ¿Qué necesito sacar de mi corazón?
• ¿Qué recuerdos?
• ¿Qué personas?
• ¿De qué tengo que vaciarme?

De:
• Heridas
• Viejas ideas
• Rencores
• Actitudes negativas
• Chismes
• Egoísmo
• Antiguos dolores

Todas estas heridas nos generan un grado de disgusto, de enojo. El problema no es enojarse. Nos enojamos cuando esperamos una cosa y recibimos otra. Sentir enojo es normal, es una fuerza emocional que nos hace seguir adelante. Pero cuando guardamos o reprimimos el enojo, cuando no reconocemos nuestras heridas, comienzan a suceder cosas altamente negativas. Mientras vivamos con heridas, viviremos anestesiados, actuaremos como si estuviésemos dormidos. 

Bronca contenida
Analicemos algunos estereotipos de personas que viven con mucha bronca contenida:
• Síndrome de la mosquita muerta. Personas que guardaron la bronca sin darse cuenta, no pudieron registrar ese enojo.

• Síndrome de la bomba de tiempo. Personas que guardaron por años la bronca siendo conscientes de lo que estaban sintiendo; saben que basta que se les diga una palabra para explotar.
• Síndrome del que arroja el veneno por gotas. Personas que tragan la bronca y la eliminan o la descargan poco a poco, en pequeñas dosis. En un tiempo se pensaba que existían dos modelos de rabia: apagada y encendida. Sin embargo, no es así. La bronca siempre es “encendida”, y a determinado nivel explota. Por eso, evitemos llegar al nivel de la explosión.

Para no estallar, para no ser una bomba de tiempo, comenzá a enfocarte sabiamente. ¿Qué significa esto? Enojo enfocado a la gente es tensión; enojo enfocado en la solución es expansión. Poné todos tus enojos en las soluciones, no pases factura por debajo. Ante una situación que te enoja, tenés que elegir entre reaccionar o responder. Reaccionar es instintivo; responder es pensar “¿qué me conviene decir o hacer en función de mi objetivo?”. La gente agrede para que seas como ellos, pero vos no permitas que nadie te determine en tu actuar.

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