Por Bernardo Stamateas
Colaboración Especial
Cuentan que un día, mientras Edison trabajaba en su laboratorio, le cortaron el gas porque no había podido pagar la factura. Fue entonces que tomó la decisión de hallar la manera de competir con esa empresa reemplazando el uso del gas por el de electricidad. Así es como con el tiempo se creó la compañía General Electric. Un aparente fracaso en la vida de este hombre lo impulsó a usar su creatividad para alcanzar un nuevo nivel de conquista.
De igual forma, cada fracaso en nuestra vida podemos transformarlo en una “oportunidad de oro”, es decir, en una situación que actúe a nuestro favor. Edison “erró el blanco” muchísimas veces, cuando intentaba hacer funcionar la bombilla eléctrica, pero lejos de darse por vencido siguió adelante y aprendió de esos intentos fallidos. Esto es lo que dijo al respecto: No fracasé; triunfé al encontrar miles de formas en las que la lamparita no funciona.
Este hombre conoció sin duda el secreto del fracaso: la oportunidad de encontrarles la vuelta a las circunstancias negativas que todos enfrentamos. Por eso, no les temas a tus errores y supuestos fracasos. Más bien procura distanciarte del problema y serás capaz de descubrir distintas posibilidades de solución que tus emociones heridas no te dejan ver. Las crisis no se superan quejándonos, o poniéndonos en el rol de víctimas, sino accionando. La misma situación adversa nos puede hacer víctimas o triunfadores. Te comparto tres ejemplos de ello:
l Ludwig Van Beethoven escribió sus mejores obras después de perder la audición.
l Daniel Defoe escribió Robinson Crusoe en la cárcel.
l Abraham Lincoln se convirtió en un líder maravilloso de su país durante la Guerra Civil.
Entonces podemos deducir que la fórmula del éxito (y el secreto del fracaso) es:
Fracaso + fracaso +fracaso = oportunidad de oro.
Lo importante es no perder de vista nuestra meta y seguir adelante, sin desanimarnos, a pesar de los obstáculos que surjan. Porque la calidad de nuestros pensamientos determina el tamaño de nuestras dificultades. Dos personas pueden interpretar una misma situación de diferente modo y actuar en consecuencia. Pero el miedo a fracasar siempre nos detiene, nos anula y nos mantiene esclavos de la negatividad y alejados de nuestra verdadera esencia.
Vos y yo tenemos el “gen del triunfador” porque fuimos diseñados por un Creador amoroso que ha colocado dentro de nosotros todo lo que necesitamos para activarnos, crecer y avanzar en la vida dejando una huella única y especial para los que vienen detrás.