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Con distanciamiento social, una multitud veneró a San Pantaleón

El obispo auxiliar, José Adolfo Larregain, celebró la misa central en el día del patrono de los enfermos y pidió por la salud del padre Julián Zini, que encara un tratamiento oncológico y permanece internado. Miles de fieles hicieron largas filas para honrar al santo.
 

Por El Litoral

Martes, 28 de julio de 2020 a las 01:47

En la parroquia del populoso barrio Laguna Seca se celebraron ayer por la tarde los actos centrales por el día del santo de los enfermos: San Pantaleón. El obispo auxiliar, José Adolfo Larregain, presidió la misa. “Hay que tener paciencia ante las pruebas”, pidió y recordó la vida del santo.
Desde muy temprano la gente hizo fila para ingresar a saludar al santo. En el acceso a la parroquia eran recibidos por un celador que, con alcohol en gel, desinfectaba las manos de los fieles.
Durante la celebración central, el obispo realizó un pedido especial por la salud del padre Julián Zini, que está internado en el Hospital Vidal y encara un tratamiento oncológico a sus 80 años.
Dentro del templo, la misa se celebró sólo con hasta 20 personas. El resto esperó afuera.
“Este joven (Pantaleón) vivió tan intensamente su corta vida, porque según algunas tradiciones sólo vivió 23 años. Su mamá era una mujer cristiana con una convicción muy fuerte en su fe. Su padre era una senador romano, no muy creyente, quien le hizo estudiar medicina. Así empezó a curar enfermos, porque él tenía ese conocimiento. Tal impresión causó que lo nombraron médico del emperador. Quería tener convicciones sobre la fe, por eso no se bautizaba y le pedía a Dios un milagro. Le acercaron a un niño clínicamente muerto por una picadura de serpiente. Entonces él se arrodillo y rezó: ‘Dios te pido que este niño vuelva a la vida por Jesucristo, tu hijo’;  y  el niño volvió  a la vida. Y desde entonces San Pantaleón se bautiza y ya no reniega de su fe. Alguien le avisa al emperador,  lo apresan y lo decapitan en un árbol de olivo que estaba seco. Un grupo de mujeres que estaba ahí con unas telas, juntan la sangre y ese árbol dio brote. Esa sangre coagulada aún se conserva y para esta fecha se vuelve líquida”, recordó Larregain en su homilía. 
Las celebraciones se transmitieron por todas las redes sociales de la Iglesia.
Mientras tanto, el oratorio recibía a centenares de devotos que dejaron sus velas con intenciones de oración por alguna enfermedad o bien se acercaron con profundo agradecimiento por cumplir sus promesas. 

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