Por Bernardo Stamateas
Colaboración especial
Te invito a considerar cuatro características de alguien que ha sufrido un trauma en su vida:
a. Su mente es atacada por las imágenes de lo vivido
La persona vuelve a vivir la experiencia traumática que atravesó una y otra vez en su mente. A esto se lo conoce como flashback en inglés y son imágenes que surgen de repente y están asociadas a el hecho que la marcó fuertemente. Este revivir de las escenas traumáticas hace que aparezca otra vez el dolor emocional y sienta temor de volver a pasar lo mismo.
b. Se siente culpable
por lo sucedido
La persona siente que tuvo algo que ver con lo sucedido. Por lo general, la gente que la rodea, con la intención de ayudar, le dirá: “Ya está, ya pasó, olvidate”. En casos de abuso, puede ocurrir incluso que alguien cercano, al enterarse, la acuse de ser responsable de la destrucción de la familia. Esto genera un sentimiento de culpa que conduce a una sensación permanente de ira reprimida y desesperanza ante semejante injusticia.
c. Está bajo una sensación constante de hipervigilancia
La persona que sufrió un hecho violento, como un robo o un secuestro, suele desarrollar una conducta de hipervigilancia. ¿Qué hace? Mira todo el tiempo hacia todos lados por temor a que se repita lo sucedido. Incluso, puede caer en un estado de paranoia, es decir, sentirse perseguida sin razón alguna.
d. Se convierte en una
persona muy vulnerable
La persona que acarrea un trauma suele sentirse indefensa. Como resultado, no puede ver nada bueno hacia el futuro y sus pensamientos son muy negativos. Esta sensación de vulnerabilidad podría, en algunos casos, llevarla a una depresión profunda.
Muchos se preguntan si es posible volver a tener esperanza después de una experiencia que los lastima y los estresa. ¿Se puede borrar de la mente todo lo vivido que produjo un sufrimiento tan grande? La respuesta es sí. Pero, en la mayoría de los casos es necesaria la asistencia de un profesional de la salud mental.
Muchos que sufren un hecho traumático, después de un tiempo, experimentan lo que se denomina estrés pos traumático. Esto requiere de una tarea psicoeducacional con un experto que guíe a la víctima a retomar su normalidad y a volver a sentir el deseo de vivir y soñar. Por extraño que suene, siempre es posible obtener algo bueno del dolor.
Esto significa que una experiencia dolorosa se puede transformar en una lección. Cuando el trauma ya se haya sanado, la persona habrá aprendido algo que la fortalecerá y, con el tiempo, le permitirá apoyar a otros que pasan por lo mismo. Los seres humanos tenemos la maravillosa capacidad de dejar atrás cualquier situación negativa, por dura que esta sea.