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/Ellitoral.com.ar/ Actualidad

En la Justicia hay hombres y mujeres criados en una cultura patriarcal que discrimina a la mujer

La doctora es miembro de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo en el Poder Judicial de Corrientes. En esta nota, realizada en el marco del día de lucha de las mujeres, la jueza habla de las asimetrías dentro del Poder Judicial, de las desigualdades de poder interno, pero también de perspectivas inclusivas. 

Es abogada, doctora en Derecho, profesora universitaria, miembro de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo en el Poder Judicial de Corrientes, y también vicepresidenta primera de la Asociación de Mujeres Juezas de Argentina. La doctora Martha Altabe habla desde allí y no tiene reparos en mostrar lo que está mal dentro del Poder Judicial, sobre todo en cuanto a las asimetrías de poder interno como en la perspectiva de juzgamiento. Allí donde el género es todavía un proceso de construcción y expansión, pese a la composición de la sociedad.

Martha Altabe fue entrevistada para el programa Final Abierto, que dedicó la edición de esta semana a abordar las problemáticas de las mujeres desde varias ángulos: desde la política, desde la educación, desde el trabajo y desde la justicia.

Esta es parte de la entrevista con la doctora, que desde anoche se encuentra disponible en todos los repositorios digitales del diario El Litoral.  

—¿Qué significa pensar los fallos y casos con perspectiva de género?

—Significa pensar en criterios de igualdad y de razonabilidad. Por el lado de la igualdad tiene que ver con la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, que tiene jerarquía inconstitucional: una manda que establece que el género no debe ser un impedimento para que mujeres y varones gocen con plenitud los derechos que les acuerda el sistema jurídico.

Entonces, juzgar con perspectiva de género significa juzgar aquellos roles sociales o estereotipos de género, que son cosas diferentes. Por un lado, los roles están determinados por la sociedad y hacen referencia a las tareas que deben desempeñar un hombre o una mujer por su condición. Por ejemplo, un hombre debe ser proveedor. (…) Cuando esos roles o estereotipos — la mujer casta y buena, para dar otro ejemplo— juegan en contra del sujeto para negarles un derecho que las leyes le reconocen, ahí tiene que estar el juzgador para poner las cosas en su lugar. Para determinar si a alguien se le está exigiendo requisitos o determinada conducta o actitud para ejercer un derecho cuando la ley o los pactos internacionales no lo exigen.

—¿Cómo estamos en Corrientes? ¿Se cumplen los procesos?

—Creo que en los últimos años se ha avanzado aceleradamente hacia la igualdad, la racionalidad y el juzgamiento con perspectiva de género que es producto de la capacitación y de  un análisis sistémico del derecho. (…) Otra cosa son los tiempos de los procesos. Y acá puede ir un tirón de oreja para mis amigos procesalistas...

—¿Qué le pasa con la crítica generalizada de la sociedad en relación a la falta de perspectiva de género en la Justicia?

—Que falte perspectiva de género puede ser que el Poder Judicial sea eso y la gente acude al pedido de justicia y puede ser que todavía no haya suficiente implementación del servicio con perspectiva de género, porque el Poder Judicial está formado por hombres y mujeres que vienen de una cultura patriarcal y machista en la que se ha naturalizado la discriminación hacia las mujeres y esta discriminación también se vislumbra en los fallos judiciales o en la no intervención oportuna de los fallos judiciales o policiales.

—¿El Poder Judicial se compone en su mayoría de mujeres?

—No tiene mayoría de mujeres el Poder Judicial. En la toma de decisiones no. Pero pensamos que debe haber un equilibrio con dos miradas. Es decir, la de los hombres y la de las mujeres porque representa lo que es la sociedad misma. Ahora, que ocurre: en los estamentos menores que pueden llamarse empleados, pero fijate que ahí tampoco hay perspectiva de género porque en las tareas de maestranza. Para esas tareas se piensa a alguien fuerte y entonces hay más hombres que mujeres en el escalafón más bajo.

Después entre los empleados administrativos, hay mayoría de mujeres, con respecto a los jueces está más o menos equiparado pero en las cámaras ya comenzó a haber mayoría de hombres. Si bien en mi cámara hay tres mujeres con competencia territorial plena en la provincia, si miramos en el resto de la provincia tenemos camaristas varones. Y en el STJ ni hablar. Desde 1821 hubo solamente tres mujeres en el Poder Judicial de Corrientes.

—¿Qué siente en esa situación de tener un STJ integrado solo por hombres?

—Primeramente, que falta el principio de igualdad, porque justamente el 50% de la población no se halla representada. (Aclaro que no me postulo a nada). Risas.

—¿Y qué mensaje está dando el organismo que más debería cumplir con las normas?

—Es un mensaje que no es el de derecho constitucional. El mensaje es inequitativo, un mensaje que no es igualitario, que no se corresponde; pero no hay que echarle la culpa al Poder Judicial. Entre los ministros del STJ, varios de ellos tienen formación en perspectiva de género y están trabajando con el tema de la Ley Micaela. Porque ¿quién los postula? El Gobernador, y les dan el acuerdo el Senado y luego los designa el Gobernador.

—Todo manejado por hombres.

—Sí, solo por hombres. Poner mujeres en el STJ o en las cámaras es una decisión política partidaria de la que no participamos los que pertenecemos al Poder Judicial.

—¿Esto le genera inconvenientes con sus pares en el Poder Judicial?

—En lo personal, absolutamente, porque yo soy internamente independiente. Cuando se habla del Poder Judicial, se habla de no ser dependiente de un poder político y además de que hay que tener una independencia interior y no sentirse presionada por nada ni por nadie.

—¿Le sería más cómodo quedarse callada?

—Yo tengo que decir porque soy jueza y tengo que resolver casos, que muchas veces incomodan a la gente. Y soy minoría muchas veces, pero no importa, porque me queda la convicción de que muchas veces es la aplicación objetiva de derecho que tengo que hacer.

—Entonces con la perspectiva de género...

—La deben tener hombres como mujeres, porque nosotras las llamamos “mujeres con bigotes” a aquellas que siendo mujeres responden a parámetros machistas, patriarcales, porque lamentablemente uno responde en lo público como actúa en privado y como fue criado.

—¿Hay muchas mujeres “con bigote”?

—Sí, pero no son culpables, como tampoco lo son los hombres, porque responden a un esquema de educación patriarcal y machista, donde determinadas actitudes están totalmente naturalizadas en la sociedad.

—No son culpables, ¿pero no está bien que pase?

—Por supuesto que no. Por eso en estas formaciones jurídicas tiene que aparecer la perspectiva de género.

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