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“No existe un bronceado saludable”

Ante todo, hay que saber que el sol genera tres tipos de radiaciones. El daño solar de los rayos ultravioleta B (UVB) es el que produce enrojecimiento de la piel y quemadura solar; la radiación UVA es la que está asociada a la producción de cáncer de piel. Por lo tanto, los especialistas aconsejan usar protectores solares de amplio espectro (UVA/UVB). La Dra. Paula Bourren, jefa de Dermatología del Hospital Fernández, explicó todo lo que hay que saber para evitar los daños.
 

Por El Litoral

Sabado, 31 de diciembre de 2022 a las 01:00

 El sol tiene dos caras. Es capaz de mimar o dañar nuestra piel. Si lo sabemos aprovechar puede resultar un buen amigo, por ejemplo, activando la vitamina D, de gran utilidad para el organismo. Pero atención: si abusamos de sus bondades el sol puede convertirse en nuestro enemigo, ya sea envejeciendo o manchando la piel o peor aún: aumentando el riesgo de padecer un tumor de piel. 
De nosotros depende qué opción elegir. Por eso, en la previa del verano, es fundamental aprender cómo cuidarnos de los rayos solares y aprovechar sus beneficios. A pesar de las campañas para prevenir el cáncer de piel especialistas sostienen que la sociedad aún no es consciente de los daños solares. “Falta mucho por aprender”, coinciden. La Dra. Paula Bourren (MN 83.044), jefa de Dermatología del Hospital Fernández, explicó todo lo que hay que saber para evitar los daños del sol y conocer su costado saludable.
Ante todo, hay que saber que el sol genera tres tipos de radiaciones. El daño solar de los rayos ultravioleta B (UVB) es el que produce enrojecimiento de la piel y quemadura solar; la radiación UVA es la que está asociada a la producción de cáncer de piel. Por lo tanto, los especialistas aconsejan usar protectores solares de amplio espectro (UVA/UVB).

“No existe un bronceado 
saludable”
“Para los dermatólogos no existe un bronceado saludable. Cuando vemos una piel bronceada es porque recibió radiación y se activó un mecanismo de defensa justamente para disminuir el daño solar”, explicó Paula Bourren. El sol estimula un pigmento (melanina) que fabrica la piel para proteger a las células del daño de las radiaciones UV. “Por lo tanto, ese cambio de color nos indica que esa piel está tratando de defenderse ante un daño solar mayor. Cuando veo pieles bronceadas sufro, porque sé que estuvo sufriendo por la exposición al sol”, explicó la especialista. A quienes se entregan al sol buscando otro color de piel, le médica les sugirió: “Pueden usar autobronceantes (hay cremas y lociones) para tomar color sin dañar la piel. Lo que hace este producto es teñir la primera capa de la piel y ese color se va con los días. Pero no nos protege del sol, también hay que usar protector solar”.
“La piel tiene una memoria 
excelente”
A lo largo de los años el daño del sol se acumula en la piel desde que somos bebés. “La piel tiene una memoria excelente”, contó la jefa Unidad Dermatología del Hospital Juan A. Fernández. El sol emite radiaciones solares que conocemos como ultravioleta. ¿Qué hacen esas radiaciones en nuestra piel? “Con el tiempo penetran la piel que absorbe y acumula esas radiaciones dañando el ADN, que es donde está todo el material genético de nuestras células. Al dañarse las células empiezan a crecen como mal informadas y eso desarrollará lesiones precancerosas o un cáncer de piel”, advirtió la miembro titular de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD).
De acuerdo a los seis fototipos de piel (van desde las más claras a las más oscuras) existen predisposiciones para que el daño sea mayor o menor. “Por ejemplo, personas con piel muy blanca de cabello rubio, blanquecino o pelirrojo y ojos claros que no llegan a broncearse son más propensos a desarrollar lesiones provocadas por el sol”, señaló Paula Bourren. Y recomendó: “Es de suma importancia el chequeo anual con el dermatólogo para detectar precozmente alguna lesión que con el tiempo pueden evolucionar a un cáncer de piel”.

“Lamentablemente todavía existen las camas solares”
“Es muy común ver hoy en día gente bronceada con camas solares; lamentablemente siguen existiendo. Estos equipos emiten radiación ultravioleta en su mayoría A. Para tener una idea del daño que generan una sesión de 20 a 30 minutos es equivalente a exponernos al sol un día entero”, comparó la dermatóloga. En muchos países las camas solares están prohibidas. En Argentina desde la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD) se logró prohibirlas en menores de 18 años, suponiendo que a esa edad hay más conciencia e información de este tipo de daños. “Las camas solares son como una máquina en la cual la persona estaría seleccionando que tipo de cáncer contraer”, metaforizó Bourren.

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