José Luis Zampa
Cómo nace un piloto de automovilismo? ¿De dónde viene? ¿Qué siente al acelerar? Humberto Krujoski viene a responder con su historia de vida esos interrogantes, con detalles no tan distintos de los procesos que a lo largo de la historia permitieron la gestación de grandes deportistas, cualquiera sea la disciplina elegida.
Entrevistado por quien esto escribe en el programa “Combustión Interna” (todos los viernes a las 19,30 por El Litoral Radio), el máximo exponente correntino del automovilismo a nivel país reflexiona sobre sus comienzos y recuerda: “Desde muy chico yo quería andar rápido en todo lo que tuviera ruedas, desde mi bicicleta hasta la patineta, siempre supe que eso era parte de mi naturaleza y tuve claro que quería correr”.
Recientemente admitido por la ACTC para integrarse el selecto plantel del Turismo Carretera (la categoría más popular del país y la más antigua del mundo en vigencia desde 1934), Krujoski celebra la convocatoria como un sueño cumplido. “Es algo que siempre quise, llegar al TC no es fácil y se logra con esfuerzo, constancia y gracias a los buenos resultados obtenidos previamente”, advirtió.
La charla en los estudios de El Litoral Radio se desliza sobra la tranquilidad vespertina del penúltimo día de 2022. Y Humberto se explaya con la amabilidad que lo caracteriza. La hora de programa nos queda chica, pero alcanza para sentar las bases de una historia de vida que es pura perseverancia.
— Tu padre corría en el zonal hasta hace unos años, me imagino que llegó por ese lado tu vocación.-
— Mi padre corría y lo hacía muy bien, pero no necesitó inculcarme o persuadirme. Yo siempre supe que quería correr y al verlo a él con su estilo, tan metódico y ordenado, me convencí de que ese era el camino para ser profesional.-
— ¿Te imaginabas que el automovilismo se iba a convertir en el eje de tu vida, especialmente viniendo de un hogar que podía brindarte la oportunidad de trabajar en la empresa familiar?
— Si bien conocí desde adentro el automovilismo viendo a mi padre correr, acompañándolo a las carreras, tengo recuerdos de los sonidos de los motores, del ambiente de los talleres y debo decir que mi meta era correr más allá de las oportunidades laborales. Después, con el tiempo, en función de los buenos resultados, me di cuenta de que era lo mío realmente y de que podía llegar a ser profesional. No me equivoqué por suerte.El piloto correntino que desde 2023 se subirá a un TC para buscar nuevas victorias y nuevos títulos tiene claro que será una faena complicada. “El desafío es intenso, exige una entrega total y son 50 pilotos de primer nivel en un circuito donde estar adelante demanda un gran esfuerzo. Pero estoy preparado, vengo entrenando para esto desde hace largo tiempo”, aseguró.
¿Desde cuándo? Desde que a los 12 años se subió a un camión Ford 350 de la sodería de su padre para conducir solo, sin ayudas.
“Fue el primer vehículo que manejé, aunque después vinieron el Ford Sierra que tenía mi papá y el Fiat 147 que era de mi tío”, rememora Humberto, quien debutó oficialmente en el circuito profesional en la copa Chevrolet Corsa.“Fue en 1997, en Avellaneda Santa Fe, en una categoría escuela que era muy linda y me enseñó mucho”, resaltó Krujoski, quien nunca más se bajó del auto de competición para mantenerse en la alta competencia y lograr cuatro títulos nacionales, 30 victorias y 68 podios que prometen multiplicarse a partir de la temporada 2023.
A pesar de lo absorbente que puede llegar a ser su profesión, Humberto es un hombre de familia y tiene claras sus prioridades. “Es lo primero para mí, lo más importante sin dudas”, responde sin dobleces. Su camino sigue siendo el mismo que anhelaba siendo niño, cuando en su fuero íntimo sentía que había nacido para ser piloto. Lo único que cambió es que ahora corre con la fuerza inspiradora de su compañera de vida y su hijo, fuentes de energía vital para nunca rendirse.