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Deben ser los gorilas, deben ser...

Los refranes son cantados. Nos pintan de cuerpo entero. Somos creativos y divertidos. Lo único que no conocemos es sentido común.

Por Adalberto Balduino

Especial para El Litoral

La Argentina siempre la pasó bien. Siempre tuvo una capacidad para “dispararle al bulto”. Sus dichos y refranes tienen largas historias de pretextos y justificaciones en que el humor facilitó, para hacerlos más digeribles, estuvieron hechos a pedir de boca. Se tornaron en lenguaje cotidianos, en cantos cuyos estribillos han sido muletillas para tapar errores u horrores. Una capacidad creativa al servicio de la gente, en que los medios de comunicación se hicieron el deleite destilando originalidad y fuerte popularidad. Frases que calaron muy profundo casi calcando nuestra propia manera de ser; muchas veces referentes verdaderos de nuestros permanentes disloques como país.

La radio lo ocupaba todo. En 1954, Delfor, humorista, productor radial, lanza conjuntamente con el autor de los libretos, el inefable Aldo Cammarotta: “La Revista Dislocada”. Arrancó en LR4 Radio Splendid de Buenos Aires, y el éxito fue inmediato. Era una troupe de jóvenes imitadores, cantantes, afines al espectáculo que sabían hacer de todo un poco para luego convertirse con los años, en calificados artistas. Podemos citar a: Alberto Locatti, Héctor Ferreyra, Iván Grey, Carlos Serafino, Mario Durán, Mario Sapag, Mario Sánchez, Beto Cabrera, Jorge Marchessini, Guido Gorgatti, Atilio Pozzobón, Raúl Rossi, Carlos Balá, Juan Carlos Calabró, Nelly Beltrán, Jorge Porcel, Tristán, Vicente La Rusa.

 La música era en vivo, acompañándolos en el propio estudio, la orquesta dirigida por el Maestro Santos Lipesker, con el sonido y los efectos especiales de Ernesto Catalán. El éxito fue inmediato, y cada dicho, refrán o motivación tomó estado público reafirmando la fórmula Delfor-Cammarotta. Pero, amén de todas sus innegables virtudes, “La Revista dislocada” es recordada por uno de sus mayores aciertos, que lo cantó el país en ritmo de baión: “Deben ser los gorilas, deben ser que andarán por aquí.

 Deber ser los gorilas, deben ser que andarán por allí”. Pero todo tiene su razón de ser, mucho antes los peronistas eran calificados como “Gorilas”, pero como toda cosa dinámica y el advenimiento de los tiempos, la calificación se invirtió: el “contrera” fue llamado a partir de entonces, “gorila”, por su cercanía con las Fuerzas Armadas que comenzaban a ser críticas. De dónde provino “Deben ser los gorilas…” Cammarota, rápido creativo lo tomó de una película de Hollywood, “Mogambo”, interpretada por Ava Gardner y Clark Gable. Se trataba de una película ambientada en África, donde un científico en su rol como tal, cada vez que sentía el aullar profundo de los monos, repetía: “Deben los gorilas, deben ser…” Este ciclo de gran popularidad, estuvo en el aire hasta 1973, cuando el régimen militar del Gral. Alejandro Lanusse lo prohibió poniendo fin a una exitosa trayectoria radial, de la cual se desprendió una revista impresa como así algunas películas que revalidaron su fama.

Como por arte de magia cada denominador común representa una forma de ser de los argentinos, y por ende los clasifica de cuerpo entero, “los gorilas”, no basta agregar nada más ya que en política, nuestra mayor atracción están dadas todas  por los ejemplos. En 1953, el Director Julio Saraceni, se pone a trabajar en un nuevo proyecto que será sin duda un suceso, en la historia que sobre guión de Ariel Cortazzo y Rodolfo Schiamarella, se transforma en película, llevando como banda sonora central el tema de Shiamarella: 

“Por cuatro días locos” que, rápidamente, lo canta el país y lo implica como dicho popular. La película convocó para protagonizarla, a Alberto Castillo, Amalia Sánchez Ariño y Francisco Chiarmello en los roles protagónicos. Fue estrenada el 2 de Diciembre del año 1953, y rápidamente película y tema musical fueron éxitos asegurados. 

También aquí está la guía de comportamiento ante problemas en que los argentinos tenemos práctica sobrada. ”Por cuatro días locos/ que vamos a vivir. / Por cuatro días locos / que vamos a vivir. / Por cuatro días locos / te tenés que divertir. / Por cuatro días locos / te tenés que divertir.” / Es, decir el ocio antes que el compromiso que vuelve loco, pero más que nada la esperanza, bien lo dice uno de sus versos: “Si en la ruleta usted patina / o si la mina se las tomó. / No llore hermano por el espiante, / olvide y cante y cante como hago yo.” / El país, lo sigue cantando porque son la suma de anécdotas, vicisitudes; mejor, la jarana y la despreocupación.

Siempre tenemos argumento para soslayar obligaciones, culpando siempre al otro de nuestras faltas, jamás asumiendo. Un título acorde con ello: “La culpa la tuvo el otro”, producción nacional de nuestra cinematografía, llevada a cabo por un laureado Director, Lucas Demare, el mismo de “La Guerra Gaucha”, hermano del pianista de tangos,

 Lucio Demare. Sobre la obra de Carlos Llopis con el guión del Director, y las actuaciones de Luis Sandrini, Alita Román, Eduardo Sandrini hermano del primero, Malisa Zini y Patricia Castell para la Productora Interamericana. Esto sucedió en el año 1950. Como vemos, los temas son nacidos netamente de origen en sus modos y costumbres.

Si uno sigue mirando para atrás nos damos cuenta que siempre lo hacemos porque su repetición parece calculada para reeditarse en cualquier momento. Al mundo le ha tocado la deleznable actitud de guerra de la Rusia de Putin, apropiándose de la vida de los demás por más se ingrese a un estado libre y soberano como Ucrania. También aquí, como siempre hemos mostrado la hilacha, con declaraciones suaves para no promover la ira a quien nuestro Presidente hace días le prodigó de elogios sellados con un fraternal abrazo. Existe una anécdota que es casi el calco de la falta de actitud de no ofender aunque se lo merezcan, para poder dejar así “la puerta abierta”. La Segunda guerra Mundial se declaró el 1° de setiembre de 1939 al 2 de setiembre de 1945, Argentina se expidió declarándose neutral 3 días después. Recién el 27 de marzo de 1945, cuando ya se vislumbraba los ganadores se declaró en contra de Alemania y Japón, conforme el Decreto 6945. Por eso nada mejor, que no hacerse mala sangre como lo propone el autor Rodolfo Schiamarella: “Es esta vida la mescolanza / de diversiones y de pesar. / No pierdan nunca las esperanzas / y aprendan todos este cantar. / Por cuatro días  locos / que vamos a vivir. / Por cuatro días locos que vamos a vivir. / Por cuatro días locos / te tenés que divertir. / Por cuatro días locos / te tenés que divertir. / Si una hipoteca o un documento / lo están poniendo fuera de sí. / Si con su suegra se las ve negras, / usted se alegra cantando así: / Por cuatro días locos / que vamos a vivir. / Por cuatro días locos / te tenés que divertir / Por cuatro días locos te tenés que divertir.”/ Tomarnos en serio es traumático, divertirnos como siempre lo hicimos, no compromete, el ocio es mucho más saludable. Más aún si es indefinido como las elecciones, sillón asegurado, y platita para disfrutar largo tiempo.

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