La Entidad Binacional Yacyretá (EBY), en un reciente informe, indicó que durante el mes de marzo de 2022 el caudal promedio fue de 8.300 m³/s. Representa además el 52 % del caudal promedio para el mismo mes, si se consideran las mediciones desde 1901.
La tendencia de valores de caudales registrados está asociada a la persistente escasez de precipitaciones ocurridas en la cuenca del río Paraná aportante a Yacyretá (del orden del millón de kilómetros cuadrados), donde se observaron anomalías negativas.
La crisis hídrica continuará al menos todo el otoño. El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) prevé para el trimestre abril-mayo-junio mayor probabilidad de ocurrencia de precipitación normal o inferior a la normal para la porción argentina de la cuenca del Paraná de aporte a Yacyretá.
Abril no será muy diferente para Yacyretá: el promedio semanal observado fue de 9.800 m³/s, es decir, permanece en el orden de magnitud de la mitad del promedio de los últimos 25 años. Se espera que continúe ingresando un caudal próximo a 9.000 m³/s durante esta semana.
Corrientes
El nivel del río Paraná entre la ciudades de Corrientes y Barranqueras permaneció en gradual ascenso hasta el 2 de abril, cuando alcanzó su máximo de 2,12 metros. Luego, durante la semana inició nuevamente su descenso.
Estos niveles resultan 1,20 metro por debajo del límite de aguas bajas, aseguró el Instituto Nacional del Agua (INA). En tanto que el promedio semanal, de 2,03 metros, se encuentra 1,95 metro por debajo del promedio mensual de abril de los últimos 25 años.
La futura evolución del río Paraná dependerá fuertemente de la evolución de las lluvias en la región, especialmente en la parte de la cuenca de aporte de respuesta más rápida (cuenca del río Iguazú, cuenca próxima al embalse de Itaipú y cuenca de aporte al tramo misionero-paraguayo). De no ocurrir estas lluvias, la tendencia sería descendente y persistente.
Juan Borus, ingeniero del INA, aseguró esta semana que a partir del invierno podrían notarse mejoras en la situación hídrica del litoral, para alcanzar un retorno a la normalidad de las lluvias y del caudal del Paraná en torno a la próxima primavera.