Victoria Pasetto
Colaboración
“Una fábula sobre una tragedia real”, así comienza este relato que se centra en los tres días de las vacaciones de Navidad de la familia real en Sandringham, en las que Diana Spencer (Kristen Stewart) lucha con su salud mental en medio de sofocantes reglas y tradiciones que la rodean. Se replantea su matrimonio con el príncipe Carlos, además de sus aspiraciones y su futuro como princesa de Gales.
El director chileno Pablo Larraín presenta una nueva biografía con tintes ficticios y de terror psicológico. Esta es una propuesta común en el director, con obras como “Jackie” (obra sobre Jackie Kennedy, de 2016); sin embargo, a diferencia de sus anteriores trabajos, en esta ocasión busca darle un enfoque aún más ficticio a la trama, lo que se relaciona a la perfección con los conflictos en los que se ve envuelta la protagonista.
En esta oportunidad nos metemos en los pensamientos más intrusivos de Diana y vemos su sufrimiento en primera persona.
Es una cinta realmente triste y claustrofóbica, donde se reflejan a la perfección las situaciones por las que atravesaba Diana, en medio de rechazos por parte de la corona, problemas de salud como bulimia y alucinaciones, y sus desesperados intentos para que sus hijos, los príncipes William y Harry, puedan tener una infancia como niños “normales”.
Estos conflictos se sostienen en un gran número de simbolismos y paralelismos a lo largo de toda la película, los más llamativos siendo los del diseño de vestuario, que no solo suma como elemento estético, sino que también posee muchas referencias, añadiendo a la caracterización que denota el estado psicológico del personaje que permite su análisis como evolución en la trama.
Sin dudas, la elección de Kristen Stewart para este papel fue llamativo, ya que la actriz es estadounidense y debiera encarnar a un personaje de rasgos lingüísticos muy característicos, como lo es un miembro de la realeza británica, lo que destaca el gran esfuerzo de la actriz para mantener un acento claro y presente en todo momento. Esta interpretación le valió una nominación al Oscar y diversos premios más.
Larraín no permite centrar la atención sobre la familia real en ningún momento, sino que los posiciona más bien como fantasmas que se cruzan en el camino de Diana para ponerla en situaciones desesperantes. Por momentos es difícil de distinguir si lo que está ocurriendo es la realidad, o si esta se encuentra distorsionada por las constantes alucinaciones de Diana.
El aspecto más destacable de la película, y el más alabado por la crítica internacional, es su excelente trabajo en fotografía, a cargo de Claire Mathon (con obras como “Retrato de una mujer en llamas”); las paletas de colores y la banda sonora a cargo de Jonny Greenwood (miembro de la banda británica Radiohead) no solo logran transportar al espectador a esa época, sino que son un complemento clave para transmitir los sentimientos de Diana en los años más turbulentos de su vida.
El vestuario elegido toma como referencia los diseños reales utilizados por la princesa gracias a la colaboración de la cinta con la casa de moda Chanel, quienes brindaron el acceso a un gran número de piezas de archivo (tanto atuendos como joyas) que logran un balance entre las propuestas de la diseñadora de vestuario Jaqueline Durran y los clásicos diseños del aclamado Karl Lagerfeld.
“Spencer” (Reino Unido/Alemania/Chile/Estados Unidos, 2021)
Dirección: Pablo Larraín.
Guión: Steven Knight.
Fotografía: Claire Mathon.
Elenco: Kristen Stewart, Timothy Spall, Sean Harris, Sally Hawkins, Jack Nielen, Freddie Spry, Jack Farthing, Stella Gonet.
Duración: 117 minutos.