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/Ellitoral.com.ar/ Especiales

Un increíble caso de contacto alienígena en Corrientes

Fue en 1985. El hecho fue protagonizado por un matrimonio de médicos que venía hacia la capital correntina, proveniente de Posadas, Misiones.
Sorprendente. Así interpretó nuestro dibujante Carlos Pedrozo, el extraño caso.

Por Francisco Villagrán

villagranmail@gmail.com

Especial para El Litoral

Más de una vez la realidad supera a la ficción, como en este caso al que nos referimos a continuación. Ituzaingó es una tranquila localidad correntina que está más cerca de Misiones que de Corrientes, ya lindante con la tierra colorada. Allí se levanta la imponente represa de Yacyretá, una de las más grandes del mundo. En 1985 fue escenario de un increíble suceso, dado a conocer en las páginas de nuestro diario por la corresponsal en Ituzaingó, Norma Massa (recordada compañera ya fallecida) que por ese entonces escribía bajo el seudónimo de Megavatio.

Cuenta que en la madrugada del sábado 24 de agosto de 1985, a las 2,30 de la mañana (en realidad ya era domingo) sintió golpear insistentemente a la puerta de su casa. No la abrió, temerosa y por la ventana desde el lado de afuera, le dijeron que eran una pareja de médicos oriundos de Corrientes y que hacia allí regresaban, pero tuvieron un percance en la ruta, por lo cual la mujer estaba descompuesta. El hombre insistió que eran un matrimonio de médicos y que por favor los dejara pasar. Ella, desconfiando, les pidió que le dieran sus documentos por la ventana y así lo hicieron, por lo cual los dejó entrar a su casa. La mujer, presa  evidentemente de un ataque de nervios, se recostó en un sillón, siendo medicada por su esposo, que le dio un tranquilizante.

Un sorprendente relato

Consultado el médico por qué la señora estaba así de mal, tras algunas negativas, el médico accedió a contar lo sucedido, con la condición de que mantuviera en anonimato los nombres (esto lo cumplió la periodista hasta el final, ya que se llevó el secreto a la tumba). Yo personalmente intenté que me diera los nombres de los médicos, pero no hubo caso, no quiso decirlos. El hombre tenía 41 años y su esposa 36 al momento de ocurrirle el raro suceso.

“Lo que nos sucedió no puedo creerlo, es extraordinario –señaló el hombre-: cuando nos estábamos acercando a Ituzaingó vimos a tres hombres a un costado de la ruta y más adelante se veía una fuerte luminosidad. Como mi esposa hacía poco que había sido asaltada, se puso nerviosa y cuando uno de los hombres me hizo señas apara que me detenga, se puso muy mal. Me acerqué a la banquina, donde el hombre alto y vestido con una especie de mameluco enterizo ajustado al cuerpo me hacía señas levantando una mano. Se acercó del lado del conductor y hablando correctamente y muy pausado, me dijo: “No tengan miedo, no vamos a hacerles daño, solo queremos conocerlos, somos de otro planeta, venimos de un lugar donde hay estaciones, vientos, lluvias, frío, calor, igual que ustedes. Solo nos diferenciamos en algunos aspectos. Nosotros nos movilizamos en esos aparatos que ustedes llaman ovnis. No tengan miedo.”

“Cuando mi esposa escuchó eso -explicó- le dio como un ataque de nervios y me pidió que arrancara, pero el motor no tenía energía. El hombre dijo que venían de un planeta llamado Mait, muy similar a la Tierra, con sistema estelar y solo un poco más grande. Al ver a mi esposa en ese estado, el hombre le dijo: “No tenga miedo, no le haremos daño, nos vamos, no queremos causarle ningún problema. Esperen a que se eleve la nave y recién después enciendan el motor del coche.” Nos pidió algo para llevarse de recuerdo y yo le dí lo que encontré en la guantera: un frasco de perfume, una crema dental, un paquete de galletitas y un billete de un austral, explicándole en cada caso para qué los usábamos.”

“El hombre agradeció y me dio la mano en señal de despedida. No le sentí la temperatura casi, más bien era normal. Se despidió, dio media vuelta y volvió  hacia donde lo esperaban otros dos hombres similares a él, a unos treinta metros de distancia. Se unió a ellos y desaparecieron de la vista. A los pocos minutos, que nos parecieron una eternidad, vimos una extraña y potente luz, elevarse desde un costado de la banquina, perdiéndose velozmente en la noche estrellada. Nos quedamos estupefactos, boquiabiertos y recién allí pude arrancar el motor del coche, un Renault 12 y me dirigí aquí, acordándome que usted (dirigiéndose a la periodista) había escrito muchas notas que yo leí. Sabía que vivía aquí y por eso nos atrevimos a venir a su casa, además mi esposa estaba realmente muy mal. Cuando tomamos conciencia de que habíamos estado frente  a un ser proveniente del espacio, se nos hizo muy difícil de creer. Pero los hechos fueron así, como se los conté a usted, sin quitar ni agregar ningún detalle. Que cada uno piense lo que quiera. Yo solo sé que nos pasó algo extraordinario y me arrepiento de no haberle hecho más preguntas a este ser del espacio. Realmente fue una experiencia inolvidable, increíble.”

Conclusión

El relato, publicado en el diario El Litoral por la fuente seria de su origen, es altamente confiable, a pesar de que en ningún momento se dieron los nombres de los dos médicos que involuntariamente participaron del extraordinario suceso. Norma Massa era una excelente periodista, autora de muy elogiados artículos, incluso llegó a ganar el prestigioso premio Santa Clara de Asís, por la profundidad y humanidad de sus artículos, publicados en nuestro matutino. No era fácil engañarla. Ella dio amplio crédito al relato de la pareja, a pesar de que mucho no creía en los ovnis y vida extraterrestre. Pero los hechos la superaron totalmente y debió aceptarlos. Coincidentemente con este hecho, por esa misma época fueron realizados numerosos avistajes en la zona del Nordeste, especialmente en Corrientes.

No obstante, y como sucede siempre, algunos consideraron esto como una fabulación. Si uno piensa seriamente, ¿para qué hacer todo esto si no se buscaba notoriedad? Por lo contrario, los partícipes del hecho quisieron permanecer en el anonimato, no quisieron verse involucrados  en este caso espectacular. Finalmente, el médico dijo que “ellos me pidieron que digamos que son buenos, no quieren hacernos daño, solo conocernos. Si todo esto contribuye a aclarar el misterio de los extraterrestres, enhorabuena, habremos contribuido con algo positivo para la humanidad. Personalmente, después de lo que me pasó, estoy seguro de que hablé con un ser alienígena, que vino a cumplir una misión de acercamiento con el ser humano.”

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