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La Justicia estableció cautelares para el cuidado de un adulto mayor no vidente

El Juzgado Civil N° 2 de la ciudad de Goya adoptó las medidas debido a que ingresaban al domicilio del hombre y le quitaban su dinero y pertenencias. El juez le comunicó la decisión de trasladarlo a un geriátrico por 120 días.
 

Por El Litoral

Jueves, 30 de junio de 2022 a las 01:00

La Justicia emitió una serie de medidas cautelares para el cuidado de un adulto mayor por su condición de no vidente y el alto grado de indigencia en el que se encontraba.
La decisión la tomó el titular del Juzgado Civil N° 2 de la ciudad de Goya, Gabriel Saade. Además, se constató que su discapacidad no le permitía saber quiénes ingresaban a su hogar, le quitaban dinero y sus pertenencias, señalaron fuentes judiciales. El hombre es beneficiario de Anses y Pami. 
“A., soy el juez Gabriel Saade que te visitó cuando llegó a mi conocimiento tu situación personal de que no podes ver, vivís en un rancho con techo, con agujeros y paredes con grietas, piso de barro, sin baño ni los servicios mínimos indispensables, expuesto continuamente al frío y lluvia, en medio de artículos viejos perjudiciales para tu salud” le explicó el magistrado al hombre.
“Desde el momento que te conocí, dispuse varias medidas para conocer qué cosas podía ofrecer el Estado a través de sus organismos como el Pami, la Municipalidad de Goya y el Instituto Provincial de la Vivienda, para mejorar tu casa, asistirte en tu salud con médicos y remedios, con comidas, entre otras cosas”, señaló el magistrado.
En ese sentido, Saade le comunicó que “lamentablemente el Estado no posee un programa que mejore tu vivienda acorde a tu condición de una persona que no ve y vive solo, pero el Municipio te ofrece hacerte el baño, darte chapas, materiales y un corte de rancho. En tanto, el Pami se encargará de pagar a una persona que te acompañe y abonarle un máximo $8.500 mensuales, tus medicamentos y farmacia y el beneficio mensual del bolsón”.
El juez le relató al hombre no vidente que la sugerencia del Pami y de la Municipalidad era que residiera permanentemente en un geriátrico. Sin embargo, el letrado decidió que, en principio, viva por 120 días para que conozca el lugar y su atención. “Después podrás volver a tu casa, solo si el señor C. (el vecino que te ayuda) o tu sobrina consiguen alguien para que te acompañe todo el día y no te dejen solo”, le comentó.
Saade le expresó a A. los motivos por los que era importante que su vivienda contara con un baño adecuado, un techo y paredes para que no se mojara o enfriara y le habló de su seguridad:  “Ahora no estás seguro porque ingresan personas a las que solo les interesa sacarte lo que tenés, aprovechándose de que vivís solo. Tu vida continuamente está en peligro y además podés hacerte daño al moverte de un lugar a otro sin ver los obstáculos que están en tu camino. Mi deber es cuidarte (…) El tiempo que estés en el hogar residencial te van a dar comida calentita y suficiente abrigo”, le aseguró el magistrado.
Para finalizar, le hizo saber que recibiría visitas tanto de su sobrina –de quien se había distanciado– y que su vecino cuidaría de sus perros y sus cosas.
“En ese tiempo, el Municipio va a hacer algunas mejoras en tu casa y te informarán sobre eso. Por último te quiero hacer saber que si no estás de acuerdo con mi decisión, tenés a tu defensor técnico el doctor Balestra que puede pedir que otros jueces revisen lo que resolví y puedan cambiarlo”.
Entre las restantes decisiones tomadas, el juez pidió a la Agencia Pami de esa ciudad y/o a la Secretaría de Desarrollo Social para que arbitren las medidas necesarias para que profesionales prestadores de salud controlen periódicamente el estado de su salud física y mental. Consideró pertinente resaltar la responsabilidad actual de los organismos del Estado nacional (en el caso el Pami -Programa de Atención Médica Integral del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados-), en ampliar sus programas o prestaciones asistenciales, contemplando, además de los que ofrece actualmente, la posibilidad de crear otros programas inclusivos especialmente para adultos mayores no videntes, tanto de aprendizaje como de comunicación como el “braille” por ejemplo, que faciliten y permitan mayor autonomía e independencia e inclusión social, mediante clases continuas y progresivas con profesores especializados. También, programas que posibiliten su traslado autónomo e independiente mediante la utilización de bastones o  con animales (lazarillos) para movilizarse.
Ordenó a la hermana (que no vive en la ciudad) y la sobrina en su carácter de familiares que mantengan comunicación y visitas periódicas. Y al vecino, designado provisoriamente como “apoyo”, le solicitó  que continúe siendo de ayuda por la confianza que A. le inspiraba. Además le pidió que mantuviera limpio y cuidado el espacio, que realizara un inventario de sus bienes y que consulte con A. respecto de cuál es su voluntad sobre los mismos. En relación a sus perros, que Saade notó especialmente el afecto que A. les tenía y era retribuido, le encargó que consiga nuevos responsables del cuidado y no quedaran en estado de abandono. 

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