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“Satán de los Esteros”, un viaje sin camino de vuelta

El periodista Leonardo Gentile presenta “Satán de los Esteros. Crónica de un crimen ritual” en la X Feria del Libro de Caá Catí. La obra narra el espeluznante final de Ramoncito, un niño mercedeño asesinado en 2006. Las esquirlas del crimen rozan a la dirigencia política y judicial de Corrientes de las últimas décadas. En esta entrevista, el autor revela cómo inició el camino a un infierno desconocido. 

Por El Litoral

Sabado, 26 de agosto de 2023 a las 17:16

Por Carlos Lezcano y Andrea De los Reyes. Especial para El Litoral.

Satán de los Esteros” es la crónica novelada sobre uno de los episodios más impactantes de la historia reciente de Corrientes: el homicidio de Ramoncito González, un niño de 12 años torturado y asesinado en la ciudad de Mercedes en 2006 en un estrambótico rito satánico. El libro recupera diez años de trabajo del periodista porteño Leonardo Gentile, que realiza decenas de entrevistas a testigos, forenses, imputados y familiares; analiza la voluminosa causa judicial y examina la prensa y la política correntina, que apenas comprendió los aspectos más complejos del crimen como el narcotráfico, la trata de personas y la pedofilia. 
La obra se presenta el próximo viernes en la X Feria del Libro de Caá Catí, pero antes el autor dialogó con Todos los Vientos, por Radio UNNE.  

¿Cómo surge la historia de este libro, la necesidad de escribir esta crónica? 
Me acerqué a este caso casi por accidente. En el año 2010 me llegó la noticia de que estaban juzgando a dos mujeres en Mercedes por organizar un grupo que cometió un crimen ritual. En ese momento estaba estudiando casos de mujeres que fueron criminalizadas por sus creencias. Los casos más notorios son los de las mujeres de los pueblos indígenas que fueron quemadas en la hoguera, sobre todo en el noroeste argentino. También estaba buscando casos más cercanos en la historia que hayan tenido que ver con encarcelamientos o acusaciones contra mujeres que tenían creencias no tradicionales. Me parecía, cuando me enteré de este caso, que las dos detenidas por el crimen ritual de “Moná” en Mercedes, estaban siendo acusadas de manera injusta, aunque que no tenía ninguna información sobre el caso. A partir de que empecé a leer y viajé a Mercedes y a la ciudad de Corrientes, fui entendiendo que, primero la acusación contra ellas tenía sustento jurídico y que no tenía nada que ver con lo que veía desde Buenos Aires. 
Como que había un trasfondo mucho más amplio y que la muerte de Ramoncito, “Moná”, como se lo llamó en el libro y como lo llamaba su familia, había sido orquestada por una organización que creía que a través de la magia podía obtener beneficios económicos y mejoras a nivel posicionamiento social. 


El caso en Corrientes fue conmocionante. Vos llegaste y te encontraste con que no era parecido a lo que venías viendo de otras acusaciones vinculadas a creencias religiosas, ¿qué fue lo que te atrapó? 
Creo que sobre todo fueron los testimonios de la familia de Moná y de la gente que vivía en Mercedes. Las cosas que iba encontrando en la causa, todo lo que habían preparado antes de matarlo. La verdad es que lo dije hace poquito tiempo a un colega: jamás hubiera escrito algo sobre un tema así. No me interesaba hablar del crimen de un niño, sobre todo con las características violentas que tuvo el caso de Moná. Sin embargo, la valentía por un lado de los vecinos de Mercedes, de los familiares de Moná, que en ese momento estaban en pleno juicio cuando yo me acerqué al caso, me fue generando una necesidad de contar eso, de que se conozca, más allá de lo que se sabía a través de algunos medios que estaban cubriendo el caso, sobre todo en la provincia de Corrientes. 
Hay que tener en cuenta que cuando se trata de la muerte de un chico muy pobre y de un pueblo o de una ciudad en el interior del país, se pierde a veces en el día de las noticias. 
En Buenos Aires, y en un país tan centralista como el que vivimos, no se habla mucho de lo que sucede en las provincias. Eso también me generó una necesidad importante de contarlo y tratar de desarrollar una narración más extensa que lo que yo tenía pensado inicialmente que era una simple crónica para un diario o un relato que podía incluirse en un libro que tenga una serie de crónicas. Ahí empecé a trabajar en algo más extenso que se fue transformando en lo que fue publicado hace dos meses.


Para quienes somos de Corrientes, hablar sobre el caso y sobre un montón de cosas veladas que vos presentás en el libro es impactante; porque había algo de mirar al costado por lo horroroso del crimen. ¿Cómo fue relatar eso horroroso, que nosotros desde Corrientes ni siquiera podíamos mirar? 
Sí, es como hacer un viaje a una región en la que cuando uno llega te das cuenta que no hay camino de vuelta. 
Cuando lo presentamos en Buenos Aires, estuvo conmigo Selva Almada y ella entrerriana, conocía el caso y había trabajado un poco conmigo en lo que fue la edición del texto antes de que se publique. Cuando ella contó el día de la presentación que se había interesado en trabajar conmigo porque conocía el caso y creía que no iba a resultar más sencillo trabajar la edición por lo que sabía, pero a medida que fue leyendo los primeros capítulos se dio cuenta que no sabía nada. Quiero decir, todo lo que había leído hasta el momento sobre el crimen de Moná, no era nada en relación a lo que, terminó saliendo publicado en el libro. 
A mí me pasó algo parecido, porque era una cantidad de testimonios y de necesidad de contar, sobre todo de la gente de Mercedes y de las personas que trabajaron en la investigación del caso, que me fue abrumando en muchos momentos, y por eso, sobre todo en la etapa inicial de escritura, me resultó muy difícil trabajar. 
En un momento determinado del libro, vos recuperás el habla de la gente de Mercedes y ahí hay un trabajo muy interesante de escritura.  ¿Cómo se hace eso? Porque está muy bien hecho.
Eso es muy difícil, saben, yo creo que es un intento. Es como que siempre queda la mano del narrador ahí, ¿no? Uno quisiera correrse completamente y hace el esfuerzo que hace como para dejar que hablen los entrevistados y que el narrador no esté. Uno quisiera que se escuche solamente la voz del entrevistado, aunque son muchos en el caso del libro y eso hace como una especie de polifonía que se va dando a lo largo de las tres partes del libro. Uno quisiera correrse decía, pero creo que eso es imposible, como que siempre queda un rastro de la persona que estuvo escuchando y que después tuvo que contarlo. Lo que intenté hacer fue escuchar, escuchar, intentar respetar lo que creía que era el sentido de lo que cada persona con la que hablé me quería contar. Hay de estas personas que brindan su testimonio en el libro, personajes que son personas en realidad muy interesantes, con una valentía para brindar su testimonio, su trabajo y entregar parte de su vida y de su profesión para intentar alcanzar una verdad compleja, creo que eso fue lo que más me conmovió. 
¿Es una crónica? ¿Hay un procedimiento literario allí? 
Y creo que en principio, hoy, viste que los géneros a veces se mezclan un poco. Los límites entre los géneros están como un poco borrados. Mi intención era siempre hacer una novela, pero basada en los testimonios reales. Digo, quise todo el tiempo escaparle a la ficción. Creo que de todas formas, cuando un narrador interviene para contar, organiza los hechos y el relato de una cierta manera, que seguramente va a ser muy distinta a la que la organizaría otro narrador. Por ejemplo, si ustedes tuvieran que escribir sobre esto mismo, a lo mejor con la misma fuente de información que tuve yo, pero en el mismo tiempo, lo contarías de una manera muy diferente. Y bueno, hay otro libro también sobre el caso, que también es muy diferente. A pesar de que salió mucho antes, entonces solo yo voy a cubrir la parte del juicio, del primer juicio, digo. Yo creo que es una crónica. Si hay que clasificar el libro, yo lo pondría en una región que limita entre la crónica y la novela negra.

Revictimización e impunidad
En la crónica está presentado el personaje de Marianita, como se la nombra en el libro, que es la testigo clave del caso. 
Ese nombre no es el nombre real, porque decidí que todos los menores de edad que aparecen en el libro o que en el momento de la investigación eran menores de edad aparezcan con nombre cambiado, entonces ella tiene un nombre que no es el nombre real. Además, hoy está como testigo protegida viviendo en otra ciudad que no es Mercedes, porque después de contar cómo fue el crimen y de brindar el testimonio principal para que se pueda esclarecer, sufrió muchas amenazas. A pesar de ello volvió a contar, tuvo que contar porque la justicia se lo pidió, tres veces. 
¿Tres veces?
Sí, tres veces. Tuvo que volver a contar todo lo que había sucedido con Moná, el plan previo, toda la planificación que hubo antes del crimen ritual y lo que sucedió después para encubrirlo. 
También algunos funcionarios policiales y judiciales fueron fundamentales para que el caso, o una parte de lo que pasó, se pudiera conocer, porque yo creo que no se conoció todo. Hay muchas responsabilidades que todavía permanecen ocultas y muchas personas que quedan impunes. 
Lo que yo quería remarcar sobre la valentía de los personajes, es que creo que tenemos que entenderlo como personas que se mueven en una determinada realidad, por lo tanto, en algunos momentos son muy valientes, en otros momentos tienen flaqueza y cuando son personajes reales pasa esto, no son héroes de bronce, son muy humanos. Entonces, muestran en algunos momentos algunas debilidades, en otros momentos están más que a la altura de las circunstancias. Creo que, por ejemplo, si a mí me hubiera tocado estar en la situación en la que estuvieron muchos de ellos, no sé si hubiera tenido tanta valentía como tuvieron para seguir adelante.
Bueno y ahí me gustaría, sin spoilear nada, marcar unas pautas para indicar lo interesante del libro. No se trata sólo del crimen contra Ramoncito, sino también se desprenden otras cuestiones como narcotráfico, trata de personas y explotación sexual infantil. Es conmocionaste habitar el mundo vinculado a estas formas de violencia, con gente tan atroz, ¿no? Y respecto a eso te quería hacer una pregunta sobre el título: ¿vos podés identificar a un Satán de los Esteros? 
Hay ahí un plural posible, sin embargo, elegí Satán. Claro. Es que creo que hay una cabeza de esta organización. 
Ah, bien. Entonces, ¿crees que hay impunidad? ¿A pesar de los condenados?
En realidad, hoy son once los que están condenados. Había doce.
Terminé de escribirlo hace tres años, y hubo un proceso de edición y hubo que esperar a que entrara en el calendario editorial, pero creo que son doce, porque sí, después de que se liberó a un chico que en aquel momento era menor de edad y estuvo mal condenado. Pero volviendo a la pregunta, para no escaparme de ahí, yo creo que hay una cabeza de la organización. Incluso ahora cuando viajé hace poquito, me fueron contando algunas cosas más, tanto en Mercedes como en la ciudad de Corrientes, que confirman lo que yo pensaba en ese momento. 
Hay una cabeza de la organización, y por supuesto cuando uno escribe un libro basado en hechos reales, hay que ser muy cuidadoso cuando uno hace afirmaciones, sobre todo para poder dejar en el libro lo que tiene que ver con, no sé si la palabra es verdad, es demasiado grande me parece, pero con algo que pueda ser probado y que esté chequeado en hechos. 
En algunos casos tengo dudas que tuvo la justicia, o en el momento que lo escribí tenía dudas que también tuvo la justicia, y elegí la manera de mostrarlas apelando a procedimientos literarios, pero siempre basándome en, como te decía antes, en testimonios de la gente con la que hablé y en hechos comprobables o comprobados. Entonces vas a notar por ejemplo que hay un personaje que afirma algo, y en realidad cuando lo afirma lo está negando. Es uno de los personajes más importantes del libro. Cuando lo afirma lo está negando. A lo mejor es la manera que encontré. 
Pero ni siquiera, si hablamos del mismo personaje, ni siquiera llegó a ser imputado, ¿no? 
Exacto. Es tremendo. Sí, hubo algunos que fueron sospechosos, y a partir de algunas irregularidades, yo creo, porque después fueron reveladas, no se los investigó a fondo. Y otros que ni siquiera fueron imputados. 

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