La planificación sucesoria es un conjunto de pasos meticulosamente diseñados para asegurar la óptima transmisión del patrimonio. Más allá de esto, se trata de encontrar soluciones personalizadas adecuadas a las necesidades de cada uno, ya sean de índole personal, patrimonial o relacionadas con posibles enfermedades futuras. Al abordar la problemática específica, es esencial entender que este proceso es como encargar un traje a medida, requiriendo un análisis detallado y minucioso de cada uno de los factores que puedan incidir en el futuro patrimonial de la persona.
Para Leonardo Glikin –autor considerado el padre de la planificación sucesoria-, ésta “consiste en tomar los asuntos de la vida teniendo en cuenta la posibilidad del retiro y la certeza de la muerte”.
En nuestra sociedad, todo el mundo tiene temor a planificar su propia sucesión, o cuando menos, la mayoría de las personas tiene una fuerte resistencia a otorgar testamento o a ocuparse de temas sucesorios, invocándose al respecto diversos fundamentos, entre los que creo son los más relevantes:
— La negación a considerar la idea de la propia muerte. Vivimos en una cultura en la que hablar de la muerte es un tabú.
— Los constantes cambios de la situación económica y de las reglas en el país, lo que nos hace pensar que podría ser inútil hacer cualquier planificación a largo plazo.
— La falta de tiempo para ocuparse del tema, estando todos ocupados en dar respuesta a los problemas del día a día.
— El desconocimiento sobre las formas para hacer un testamento, de su revocabilidad y de su ejecución luego del fallecimiento. No hay mejor manera de ejercer el derecho que conociéndolo.
Lo cierto es que, si tomamos conciencia de la única certeza es que un día vamos a morir, tenemos que imaginar diversos escenarios, porque lo que nunca se sabe es cuándo, y bajo qué circunstancias, la muerte va a ocurrir, pero lo cierto es que tarde o temprano esto va a suceder, de ahí la importancia de la planificación sucesoria.
La planificación sucesoria es un conjunto de pasos adecuados para la mejor transmisión del patrimonio, teniendo en cuenta "un caso concreto", para lo cual se requiere un minucioso análisis. En algunos casos es suficiente la consulta al escribano o abogado especialista en la materia, pero en otros se requiere el trabajo interdisciplinario de: abogados, escribanos, psicólogos, contadores y asesores financieros y productores asesores de seguros.
La planificación no siempre debería ser un acto de autoridad del "causante" sino que debería implicar la percepción de las expectativas y capacidades de los sucesores y la búsqueda de consensos con ellos.
En lo que respecta a la planificación sucesoria se puede visualizar su importancia en una figura muy común, las empresas familiares, que a su vez son unidades de negocios que movilizan gran parte de la economía de nuestro país. -
Hay "empresa familiar" cuando los integrantes de una familia dirigen, controlan y son propietarios de una empresa, la que constituye su medio de vida, y tienen la intención de mantener tal situación en el tiempo y con marcada identificación entre la suerte de la familia y de la empresa.
La empresa familiar puede ser identificada con la pequeña y mediana empresa. Es que si bien el 90% de las Pymes son empresas familiares, muchas grandes empresas, incluidas empresas multinacionales (Walmart, Banco Santander, etc.) también son empresas familiares.
La importancia económica de las empresas familiares también radica en que resisten mejor las crisis generales, generan y mantienen muchos puestos de trabajo y pueden llevar adelante proyectos a largo plazo.
Las empresas familiares, para poder pasar de una generación a otra, debe sí o sí planificar su patrimonio y la sucesión bajo la posibilidad de desaparecer si no lo hace.-
En lo social, las empresas familiares tienen mejores relaciones con el personal, con la comunidad donde se desempeñan y con el medio ambiente circundante.
Finalmente, en lo moral, la gran importancia de la empresa familiar radica en que congrega a las dos instituciones más valiosas de la sociedad humana: la familia, con sus valores de amor, protección, procreación y culturización, y la empresa, que es la gran generadora de bienes y servicios para atender las necesidades humanas.
Sin embargo, cuando las empresas familiares no están suficientemente estructuradas, presentan debilidades derivadas de la convivencia en su seno de esos dos sub-sistemas distintos: el "sub-sistema familiar", con sus valores afectivos, emocionales, de igualdad entre los hijos, de atención de necesidades y de protección de los débiles, con el "sub-sistema empresarial", donde los valores son la productividad, la eficiencia, el rendimiento y los resultados económicos.
De tal difícil convivencia deriva gran cantidad de problemas, entre los que se destacan la informalidad, la falta de profesionalización, la inexistencia de canales idóneos de comunicación familiar y, fundamentalmente, una confusión de límites, de fondos y de roles entre la familia, la empresa y la propiedad.
Pero todos esos problemas llegan a su punto máximo en el momento de la muerte del fundador si no se ha previsto la sucesión en el liderazgo de la empresa y la transferencia de la propiedad a favor de los herederos realmente comprometidos con la continuación y crecimiento de la empresa.
La ausencia de tal planificación lleva normalmente a situaciones y conflictos insuperables que puede determinar la fractura de la familia y/o la desaparición de la empresa.
La muerte de uno o más socios provoca un cambio que puede tener un fuerte impacto en el futuro de la sociedad, todo depende del tipo societario y de las previsiones establecidas en el contrato si lo hubiere.
Si bien el protocolo familiar es una de las mejores herramientas para guiar la vida de la empresa familiar, pero las cláusulas del mismo también pueden ser incluidas en el contrato de constitución de la sociedad, y en todo caso en el futuro el protocolo vendrá a complementar el contrato constitutivo o fundacional.
Lo fundamental, claramente es el cumplimiento exhaustivo de la voluntad de los socios fundadores, pero para que esto sea así es necesario que los de la segunda y tercera generación y sucesivamente conozcan la empresa y se enamoren de ese proyecto que los padres y abuelos soñaron al fundarla.
Es necesario que los hijos y nietos, herederos forzosos, sean desde temprana edad, invitados a recorrer las instalaciones de la empresa, las distintas áreas, que conozcan los bienes o servicios que se producen, cómo se producen, para que cuando tengan la responsabilidad de dirigirla lo hagan con el mismo espíritu del o de los fundadores. Una buena planificación mejorara la salud de la empresa y las relaciones familiares que siempre son las más difíciles de regular. -
* Abogada egresada de la UNNE; especialista en derecho previsional, planificación patrimonial y sucesoria. Directora de Zarza y Asociados.