Avenida Congreso 3742. Barrio porteño de Coghlan. Albañiles trabajan en la construcción de un edificio. El lote, hasta hace un tiempo, fue una casona de dos plantas. Allí, a principios del siglo, vivió el músico Gustavo Cerati. Pero, durante unos días la obra debió ser suspendida. No por una contingencia propia de la construcción o por mal tiempo: mientras los obreros hacían tareas de excavación junto a una de las medianeras “se desprendió un trozo de tierra de la casa lindera y quedaron a simple vista restos óseos humanos”.
Por los primeros indicios reunidos por los investigadores del caso, se supone que el cuerpo habría sido enterrado ahí en la década del 90. No se sabe aún si se trata de la víctima de un hecho de sangre; aunque una cosa es cierta: en la Argentina está prohibido enterrar a una persona en una propiedad particular.
Así lo informaron calificadas fuentes judiciales. Tras el hallazgo de los huesos se inició una investigación, a cargo del fiscal nacional en lo criminal y correccional Martín López Perrando, para intentar identificar a la persona enterrada y reconstruir las circunstancias de su vida y su muerte. El representante del Ministerio Público cuenta con la colaboración de especialistas del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), quienes estuvieron en el lugar para estudiar el contexto y buscar evidencia asociada.
“Por el momento no se pudo determinar el sexo. Se sabe que se trataba de una persona joven, menor de 30 años y de una contextura física grande. Por ciertos elementos que fueron levantados en el lugar, como ser ropa, todo hace suponer que el cuerpo habría sido enterrado en los años 90”, explicaron a LA NACION fuentes judiciales. El expediente, por el momento, se inició como “averiguación de delito”.
Si bien se conoció en las últimas horas, el hallazgo se produjo el 20 de mayo pasado. “Personal de la Comisaría Vecinal 12C fue alertada desde el número de emergencias 911 sobre el hallazgo de restos óseos humanos, posiblemente de vieja data, en una obra en construcción situada en Congreso al 3700. Al arribar, los agentes se entrevistaron con el arquitecto a cargo del proyecto, quien refirió que mientras los obreros se encontraban realizando tareas de excavación sobre la medianera, en un momento dado se desprendió un trozo de tierra de la casa lindera y quedaron a simple vista lo que aparentarían ser restos óseos humanos”, informaron fuentes de la Policía de la Ciudad.
Tras hablar con el arquitecto, los oficiales de la CV12C se entrevistaron con los propietarios de la casa vecina, quienes les comentaron que antiguamente allí había una iglesia.
Efectivamente, el inmueble situado en Congreso 3748 fue la primera sede de la parroquia de Santa María de los Ángeles, hoy situada en Dr. Rómulo Naón 3250, a solo cuatro cuadras.
Según el sitio web “Iglesias de Buenos Aires”, declarado de interés cultural por la Legislatura porteña, “la obra de la Congregación Capuchina desarrolló en Coghlan un proceso de transformación social, cultural y espiritual signado por los valores humanos. Dos padres de la Congregación iniciaron su obra evangelizadora en el barrio, inicialmente en una casa situada en Congreso 3742″.
Tras el hallazgo y el levantamiento de los restos óseos por parte de personal de la Unidad Criminalística de la Policía de la Ciudad, el fiscal López Perrando convocó a especialistas del EAAF, organización científica sin fines de lucro que fue creada en 1984 por el antropólogo forense norteamericano Clyde Snow, que había sido convocado por familias de personas desaparecidas durante la última dictadura militar en la Argentina.
“Apenas se produjo el hallazgo de los restos óseos se suspendió la obra. Se levantaron los huesos y se dejó una consigna policial. Se convocó a los especialistas del EAAF, que como tienen mucho trabajo nos dieron un turno para el jueves pasado [29 de mayo]. Después de que los peritos terminaron de buscar evidencia asociada y otros elementos de interés para la causa, los obreros pudieron retomar el trabajo”, explicaron las fuentes judiciales consultadas.
El fiscal López Perrando intentará determinar si la persona enterrada en Congreso al 3700 murió de forma natural o tuvo una muerte violenta.
“Sea una muerte natural o violenta, hay una irregularidad. No se puede enterrar así a una persona”, dijo un investigador.
Cada jurisdicción puede legislar en materia mortuoria. En la Ciudad, el artículo 100 de la ley 4977, sancionada y promulgada hace once años, prohíbe terminantemente la inhumación en otros sectores que no sean los autorizados a tal fin, es decir, cementerios o el destino final de cremación.
La Nación