Una estrategia simple, sin restricciones extremas ni dietas costosas, está ganando fuerza entrenutricionistas y especialistas en salud metabólica: cambiar el orden en que se ingieren los alimentos. Esta técnica, conocida como secuenciación de comidas, propone reorganizar cómo armamos el plato sin modificar los ingredientes, y los beneficios pueden ser notables, especialmente para personas con prediabetes o diabetes tipo 2.
A diferencia de los enfoques tradicionales que ponen el foco en qué se come o cuánto, esta práctica se basa en cuándo se consume cada grupo alimentario durante una comida. Diversos estudios, como los realizados por las universidades de UCLA y Cornell, demostraron que comenzar la comida con vegetales sin almidón, seguir con proteínas y grasas saludables, y dejar los carbohidratos para el final puede reducir hasta un 75% los picos de glucosa en sangre.
Comer en orden: el hábito sencillo respaldado por la ciencia que ayuda a controlar el azúcar en sangre
Según la bioquímica Jessie Inchauspé, autora del libro La evolución de la glucosa, este método actúa como una barrera natural que ralentiza la absorción de azúcares. Al ingerir primero vegetales como espinaca, brócoli, repollo o espárragos, la fibra se transforma en una primera línea de defensa que reduce el índice glucémico del resto de la comida.
Después se recomienda consumir proteínas y grasas saludables: carnes magras, huevos, pescado, tofu, nueces o aceite de oliva. Estos nutrientes ayudan a generar saciedad y a evitar que los azúcares lleguen rápidamente al torrente sanguíneo. En última instancia, se incorporan los carbohidratos, que encuentran un sistema digestivo ya en funcionamiento y menos propenso a absorberlos de forma rápida y brusca.
Evidencia clínica: menos picos, mejor salud
Una investigación de la Universidad de Cornell, liderada por la doctora Alpana Shukla, mostró que pacientes con prediabetes que consumieron vegetales y proteínas antes que carbohidratos tuvieron un 46% menos de picos glucémicos que quienes empezaron su comida con pan. Otros estudios en Japón también validaron esta secuencia, demostrando que cuando el arroz se ingería al final, los niveles de glucosa e insulina posprandial eran mucho más bajos.
Estos hallazgos coinciden con la evidencia fisiológica: la fibra y las grasas retrasan el vaciamiento gástrico y la digestión, lo que lleva a una absorción más lenta y estable de los carbohidratos.
Aunque puede aplicarse en la vida diaria de cualquier persona interesada en mejorar su bienestar, la secuenciación de comidas resulta especialmente útil para quienes tienen resistencia a la insulina, diabetes tipo 2 o problemas para controlar el apetito. También puede ayudar a evitar los “bajones de energía” tras las comidas, mejorar la concentración y reducir los antojos de azúcar.
Caroline Susie, dietista y vocera de la Academia de Nutrición y Dietética de Estados Unidos, destaca que esta técnica no reemplaza un tratamiento médico, pero puede complementar de forma segura el control de glucosa en personas diagnosticadas, siempre con supervisión profesional.
Aplicar esta estrategia no requiere grandes cambios. Solo basta con ajustar el orden:
-Vegetales sin almidón al inicio (crudos o cocidos).
-Proteínas y grasas saludables en segundo lugar.
-Carbohidratos —especialmente los refinados como pan, arroz blanco o papas— al final del plato.
Este hábito no exige reemplazos ni restricciones estrictas, y puede adaptarse fácilmente a rutinas familiares, escolares o laborales.
Fuente: Ámbito Salud