Lucía Ortega fue la sorpresa de la reunión que el Panu celebró ayer para definir su posición con respecto al acuerdo bilateral de refinanciación de pasivos, que finalmente se aprobó por unanimidad en Diputados. La ex viceintendente capitalina llegó para sumarse a lo que consideraba una necesaria autocrítica del partido luego de la derrota electoral, pero terminó ceñida su rol de disidente interna al formular objeciones contra el aparato dirigencial que “no se movió” en los comicios del dos de octubre.
“No le echen la culpa a Tato, acá la culpa fue de la estructura que no se movió todo lo que debía”, expresó Ortega al llegar a la sede naranja de la calle San Juan, donde recibió el saludo de varios compañeros de militancia. Aunque no ocupa cargos partidarios y la deliberación de la Junta de Gobierno era a puertas cerradas, la otrora “aplanadora” del Comité Capital naranja decidió asistir porque quería “escuchar lo que el partido tiene que decir después de lo que sucedió el domingo antepasado”.
Demoró largos minutos en saludos y se avino sin retaceos a todos los cuestionarios periodísticos hasta que entró al galpón de la ex fábrica de fideos. Allí sus seguidores bromearon con los tatistas “puros” acerca de que no convenía enfrentarse de cara a un comicio parlamentario clave como el que viene. Mientras tanto, Ortega era individualizada por los porteros de turno. Uno de ellos abrió la puerta lateral del ámbito donde sesionaba la Junta de Gobierno: “Por aquí Lucy, porque la entrada principal está llena de gente”.
El paje cumplió con su cometido de guardar las formas y Ortega se zambulló en la reunión que había sido convocada para finalidades bastante diferentes a su intención de fomentar la autocrítica. Entre los miembros de la Junta de Gobierno había dirigentes a los que ella criticó por desmovilizados, así que se presagiaban chisporroteos. Y los hubo, pero no fue para tanto, dado que la ex titular del Comité Capital del Panu pudo expresar sus opiniones y luego escuchó las respuestas tanto del presidente partidario como de otros referentes entre los que sobresalió Carlos Romero Feris.
El empresario de la capital tomó nota de las aseveraciones de Ortega acerca de la performance obtenida por el nuevismo en 1999. “Es cierto que en esa época obtuvimos más votos pese a que Tato, Lucy y otros amigos estaban presos, pero el candidato era Tato y se votaba a un sentimiento. En este escenario quizás hayamos perdido votos, pero es consecuencia de que el aparato del Estado estuvo al servicio de los adversarios y de que se manejaron políticamente hasta los planes Jefes de Hogar”, evaluó Carlos Romero Feris.
Por su parte, el Comité Capital evaluaba anoche si corresponde aplicar sanciones disciplinarias a Lucy Ortega en razón de que actuó en la campaña como un ariete del partido 17 de Noviembre de Julio Romero en vez de trabajar por los candidatos naranjas. La propia dirigente lo admitió a El Litoral a su llegada al bunker naranja: “Sí, trabajé por la lista del 17 de Noviembre en agradecimiento por haber llevado los candidatos del Frente Unidos por Corrientes, que también los eran del Panu”.
“No le echen la culpa a Tato, acá la culpa fue de la estructura que no se movió todo lo que debía”, expresó Ortega al llegar a la sede naranja de la calle San Juan, donde recibió el saludo de varios compañeros de militancia. Aunque no ocupa cargos partidarios y la deliberación de la Junta de Gobierno era a puertas cerradas, la otrora “aplanadora” del Comité Capital naranja decidió asistir porque quería “escuchar lo que el partido tiene que decir después de lo que sucedió el domingo antepasado”.
Demoró largos minutos en saludos y se avino sin retaceos a todos los cuestionarios periodísticos hasta que entró al galpón de la ex fábrica de fideos. Allí sus seguidores bromearon con los tatistas “puros” acerca de que no convenía enfrentarse de cara a un comicio parlamentario clave como el que viene. Mientras tanto, Ortega era individualizada por los porteros de turno. Uno de ellos abrió la puerta lateral del ámbito donde sesionaba la Junta de Gobierno: “Por aquí Lucy, porque la entrada principal está llena de gente”.
El paje cumplió con su cometido de guardar las formas y Ortega se zambulló en la reunión que había sido convocada para finalidades bastante diferentes a su intención de fomentar la autocrítica. Entre los miembros de la Junta de Gobierno había dirigentes a los que ella criticó por desmovilizados, así que se presagiaban chisporroteos. Y los hubo, pero no fue para tanto, dado que la ex titular del Comité Capital del Panu pudo expresar sus opiniones y luego escuchó las respuestas tanto del presidente partidario como de otros referentes entre los que sobresalió Carlos Romero Feris.
El empresario de la capital tomó nota de las aseveraciones de Ortega acerca de la performance obtenida por el nuevismo en 1999. “Es cierto que en esa época obtuvimos más votos pese a que Tato, Lucy y otros amigos estaban presos, pero el candidato era Tato y se votaba a un sentimiento. En este escenario quizás hayamos perdido votos, pero es consecuencia de que el aparato del Estado estuvo al servicio de los adversarios y de que se manejaron políticamente hasta los planes Jefes de Hogar”, evaluó Carlos Romero Feris.
Por su parte, el Comité Capital evaluaba anoche si corresponde aplicar sanciones disciplinarias a Lucy Ortega en razón de que actuó en la campaña como un ariete del partido 17 de Noviembre de Julio Romero en vez de trabajar por los candidatos naranjas. La propia dirigente lo admitió a El Litoral a su llegada al bunker naranja: “Sí, trabajé por la lista del 17 de Noviembre en agradecimiento por haber llevado los candidatos del Frente Unidos por Corrientes, que también los eran del Panu”.
