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La escritora Poldy Bird confiesa que hizo de su vida un cuento

Por El Litoral

Viernes, 25 de marzo de 2005 a las 21:00
Hace 64 años Poldy Bird nació en Entre Ríos y desde poco después escribió la vida en clave de cuento, lectura obligada para varias generaciones.
Hay una generación que sin lugar a dudas le pertenece. Dentro del porta útiles y mezclado con los libros de historia y matemáticas, iba camino al colegio, el recién estrenado “Cuentos para leer sin rimmel” de Poldy Bird, allá por la década del 70.
Sencilla, dulce, tan profundamente sincera, la palabra de esta escritora que cautivó con su cara de niña mirando desde la contratapa de sus libros, fue siempre una invitación a la lágrima y la risa. Porque hay un momento en que la lágrima se viste de sonrisa cuando la provoca el amor y hay otro instante fugaz en que la risa se vuelve tristeza de cosquillas recorriendo cada rincón del cuerpo hasta estallar en el llanto. Y eso también es amor.
Magia. Poldy Bird puso magia en sus cuentos. Y aquellas niñas que buscaron el camino hacia la adolescencia encendidas por el tributo de amar, llamaron al amor con esa inocencia inagotable al conjurar ...”que el amor sea lo que debe ser: la savia del árbol, las alas del alma, el color del agua, las estrellas en el fondo de los ojos, la locura en el pensamiento, el calor de la piel. Dejar que el amor sea suficiente”.
Más de 30 años diciendo lo fácil que puede resultar amar, aún hoy, cuando Verónica, la de los cuentos, ya es una señora que juega a ser mamá de ese pequeño que la llama “abuela” y que llegó a renovarle la mirada en cada abrazo.
Poldy Bird nació en Paraná, Entre Ríos y escribió la vida en cuento desde siempre. Hoy tiene 64 años y reside en Buenos Aires en una búsqueda permanente de situaciones que llegan como llega el viento a buscar el cobijo de una página blanca. Es así como emerge su obra, en la transparencia del sentimiento de la gente que ella aprendió a conocer y a entender.
Más de 20 son los títulos que se han sucedido en su ininterrumpida producción, desde “Cuentos para Verónica” editado en el año 1969, hasta “Morir entre tus brazos” en el año 2001.
Con las últimas hojas del otoño tiene pensado visitar Corrientes para dar una charla en el Café del Sol. Anticipando su llegada, El Litoral la entrevistó en exclusiva para conocer más del pensamiento de esta escritora que emocionó con su particular estilo literario.
-Escribir desde la emoción es la principal característica de sus cuentos?
-En realidad mi principal característica es escribir sobre la vida misma. Quizás allí esté centrada la emoción que me hace vibrar, y sentir tan hondamente que sin llegar a “simplificar” las situaciones, me da la posiblidad de usar metáforas poéticas y plasmar en la síntesis la totalidad de los recursos que provocan una respuesta emocional en el lector.
-Ficción o realidad para acercarte al corazón de la gente sin que por ello se sientan invadidos?...
-Nada más real que la vida misma para hablar de amor. Por eso baso mi escritura en sucesos autobiográficos. Perder a mi madre cuando tenía 8 años de edad fue sin dudas un hecho que marcó profundamente la temática de mis cuentos. Pero traté de todas maneras de no amarrar mis historias a la tristeza. Superar el dolor desde el dolor mismo y buscar en la alegría de compartir más que un motivo fue una necesidad que me fue abrió el alma a medida que relataba mis propias experiencias.
A los 13 años publicó su primer cuento y a los 16 ingresó a trabajar como cronista en una conocida revista nacional. De ahi en más todo sucedió sin pausas equilibrando la balanza entre los momentos duros y los momentos felices.
- “La felicidad no es una constante. Pero la infelicidad tampoco. Son las pequeñas sorpresas que hacen impredecible cada día. De esa incógnita nos prendemos todos en la pretención de avasallar el amanecer con nuestras propias dudas. A mi nada me resultó fácil. Pero me valí de ello para enseñar que los laberintos se superan si estamos dispuestos a buscar la salida. Nunca dejé de creer que aún en las situaciones más imprevisibles, la puerta estaba tan cerca como mi voluntad lo dispusiera.
- Su hija Verónica fue la depositaria de sus cuentos desde muy pequeña.
-Yo necesitaba decir sin herir, contar sin engañar, llorar en realidad sin disfrazarme de víctima. Y nadie mejor que mi hija para decirle todo sin lastimar. Ese amor tan fuerte que continúa intacto hasta el día de hoy y que se renueva en su pequeño hijo, hizo que la gente crea en mi y valore mis estados de ánimo que nacen en una realidad tan parecida al común de la gente.
La obra de Poldy Bird también llegó a la pantalla grande en el año 1980. Con dirección del talentoso Fernando Ayala, se estrenó en las salas de todo el país “Días de ilusión”, una película basada en su libro “Mamá de niebla”.
El protagónico fue para dos reconocidas figuras del cine nacional. Luisina Brando y una adolescente Andrea del Boca, que luego de esa producción recién volvió a trabajar en un film 10 años después.
Sencilla como antes, cálida como siempre, con esa ansiedad de niña que nunca la abandona, Poldy sale a la calle a buscar los pájaros que anidan en su nombre. Lleva en las manos una página blanca donde el viento, el mismo viento que anticipa el otoño, se encargará de llenar con las palabras de amor que viven en el tiempo infinito de cada corazón.

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