En diálogo con un medio local, el fiscal Eugenio Ramón Balbastro, enfatizó que el jovencito autor del puntazo que dio muerte a su compañero “debe insertarse en la sociedad, eso es una realidad insoslayable”. No obstante, dejó en claro que este proceso se verá dificultado en Ituzaingó, donde familiares de la víctima y pobladores mediante marchas solicitaron que tanto el acusado como su familia se vayan de la ciudad.
Al respecto, según pudo saberse, el niño y sus padres están alojados en un barrio periférico de la capital provincial, donde fue sometido a una serie de peritajes y estudios por parte de un equipo interdisciplinario especializado. Con respecto a los resultados de los análisis y el destino del chico, fuentes judiciales consultadas prefirieron reservar la información para preservar la intimidad de la familia.
En cuanto al estado de la causa en la que Agustín Esteche, un niño de 12 años que fue a hacer unos trabajos para la escuela a la casa de E. Voulquín, pero desgraciadamente encontró la muerte tras ser apuñalado por su compañerito, el fiscal señaló que “la investigación propiamente dicha está avanzando”, así como el análisis diagnóstico “que se realiza para dilucidar la personalidad del chico y sus progenitores, es decir saber donde habitaba, su personalidad y otros datos relacionados”, contó.
Asimismo, acotó que “se trabaja en la misma hipótesis investigativa”. Por otra parte, Balbastro señaló que “independientemente del hecho, se trata de un niño” por lo que “indudablemente deberá reinsertarse en la sociedad”, resaltó.
En este sentido, el fiscal también destacó que los padres del chico acusado tuvieron “una actitud de colaboración y predisposición para hablar”, ante los requerimientos de la Justicia.
Finalmente, comentó que en este caso hubo tantas especulaciones que “la información se tornó amarillenta, pero este chico deberá reinsertarse en la sociedad, le costará en Ituzaingó pero deberá hacerlo”, reiteró. A su vez, adelantó que “esperamos que se termine de instrumentar el levantamiento de los rastros dejados” en el lugar del crimen.
Aprender a escuchar
Por otra parte, la vice-rectora de la Escuela San Juan Bautista de Ituzaingó, María Angélica Fabbri, donde concurrían Voulquín y Esteche, señaló a un medio radial que a más de un mes de ocurrido el lamentable episodio que causó conmoción a nivel nacional, los compañeritos de los chicos y los docentes, lentamente comienzan a recuperarse.
“Fue un largo tiempo de mirarnos un poco con desconfianza”, recordó la mujer ante los micrófonos de Cadena de radios. Al tiempo que enfatizó la importancia de trabajar en coordinación con todos los sectores y sobre todo escuchando al alumnado en general. “Lo más sano es no tapar lo que sucedió, charlar con los chicos, escuchar lo que opinaban sobre el caso que tuvo a sus compañeros como protagonistas”, añadió.
En este contexto, destacó la intervención de psicopedagogos, psicólogos y asistentes sociales integrantes del Servicio Educativo de Prevención y Apoyo (Sepa), con quienes “se trabajó con todos los cursos de la escuela”, dijo. “El tema ameritaba que se aborde en un espacio amplio que contenga a todos, para poder escuchar sobre todo a los chicos”, reiteró la vice-rectora.
“Nos horrorizó a todos. Los chicos estaban muy asustados y sorprendidos”, recordó la docente al recordar el luctuoso episodio. “Pero el discurso de la escuela siempre fue pensar que de un lado hubo una víctima, o sea el chico muerto, y del otro un niño enfermo” por lo que “con ambas familias hay que tener mucha comprensión”, resaltó.
Preguntas y solidaridad
Consultada sobre la actitud de los pares de los chicos involucrados, dijo que “preguntan por su compañero que asesinó a Agustín, pero solo sabemos que no está en la localidad, que está Institucionalizado y creería que sus padres están con él”, expresó. En tanto que en el caso de la familia de la víctima, “los chicos decidieron hacer una colecta para reunir mercaderías, porque son de escasos recursos”; asimismo destacó que las asistentes sociales “trabajaron mucho con los hermanitos de él porque no querían volver a la escuela”.
Asimismo, indicó que “los compañeros y sus tutores recibieron asistencia de psicólogos que vinieron desde Buenos Aires porque los chicos estaban sobresaltados, algunos no podían dormir, por lo que se les capacitó y enseñó técnicas de respiración para lograr que se tranquilizaran”.
Además, Fabbri destacó la labor de los docentes de la institución “quienes desde un primer momento con su calidad humana se pusieron al servicio del otro trabajando desde el corazón que es lo que quedó demostrado”.