El fiscal de instrucción Nº 2 de Goya, Guillermo Barri que investiga la muerte de Hernán “Nani” González Moreno encabezó un allanamiento al departamento que el empresario periodístico ocupaba en esta capital y secuestró el disco de una computadora y varios CDs donde buscará pistas para orientar la pesquisa que intenta determinar cómo y en qué circunstancias se produjo el deceso.
González Moreno, de 28 años, fue encontrado muerto con un tiro en la cabeza el viernes a la madrugada en la estancia “El Rincón” en la zona rural del departamento de Goya. En un primer momento se conjeturó -por información distribuida desde circulos oficiales- que se trataba de un suicidio y si bien las pericias preliminares abonan esa hipótesis, el fiscal que entiende en la causa no certificó el suicidio. “Estamos en la primera etapa de la investigación, todavía hay que reunir más pruebas y luego podremos dar una conclusión”, dijo Barri ayer al salir del departamento de González Moreno.
Prudente, el fiscal goyano prefirió no arriesgar una hipótesis y marcó una clara diferencia con su jefe César Sotelo, titular del Ministerio Público que el fin de semana salió a decir por una radio porteña que González Moreno se suicidió para no enfrentar a la justicia, pues iba a ser llamado a indagatoria en una causa en la que figura como imputado.
Ayer, en declaraciones a FM Sudamericana, Sotelo volvió a machacar sobre el asunto. Enfatizó que González Moreno estaba siendo investigado por el delito de peculado. También ratificó que “en principio todo indica que fue un suicidio” y aseguró -a viva voz- que “no caben dudas de que este hecho (la muerte) se cruza con la causa judicial por peculado”.
Sin embargo, el fiscal que está a cargo de la investigación de la muerte no abonó ninguna de las conjeturas de Sotelo, es más dijo lo contrario. Primero no confirmó el suicidio (dijo que es posible, pero que todavía no está firme) y segundo descartó que la muerte de González Moreno tenga vinculación con otra causa judicial.
“Vamos a esperar la acumulación de elementos en el expediente para dar las conclusiones, por ahora es muy apresurado arriesgar hipótesis”, dijo Barri.
El fiscal de la causa pidió prudencia mientras se realizan las pericias investigativas y en ese sentido no descartó que se llame a declarar a testigos que tuvieron contacto con González Moreno horas antes de que muriera.
Respecto a los teléfonos encontrados dijo que no hay mensajes de textos que evidencien amenazas, pero todavía falta revisar los mensajes de voz y las llamadas entradas y salientes. Además, el fiscal confirmó que uno de los tres teléfonos móviles hallados en el auto donde estaba el cuerpo de González Moreno no tenía el “chip”.
Por ahora esos equipos están en manos de la División de Delitos Complejos de la Policía provincial, pero también podrían ser revisados por peritos de la Gendarmería Nacional.
Según se supo, la familia de González Moreno presentó el sábado un pedido para que los celulares sean entregados a la Gendarmería. Desde Buenos Aires llegó la versión de que el abogado Mariano Cuneo Libarona preparaba una presentación, en nombre de la familia, para que se profundizar la investigación pues consideraba que el joven empresario no se suicidó.
González Moreno, de 28 años, fue encontrado muerto con un tiro en la cabeza el viernes a la madrugada en la estancia “El Rincón” en la zona rural del departamento de Goya. En un primer momento se conjeturó -por información distribuida desde circulos oficiales- que se trataba de un suicidio y si bien las pericias preliminares abonan esa hipótesis, el fiscal que entiende en la causa no certificó el suicidio. “Estamos en la primera etapa de la investigación, todavía hay que reunir más pruebas y luego podremos dar una conclusión”, dijo Barri ayer al salir del departamento de González Moreno.
Prudente, el fiscal goyano prefirió no arriesgar una hipótesis y marcó una clara diferencia con su jefe César Sotelo, titular del Ministerio Público que el fin de semana salió a decir por una radio porteña que González Moreno se suicidió para no enfrentar a la justicia, pues iba a ser llamado a indagatoria en una causa en la que figura como imputado.
Ayer, en declaraciones a FM Sudamericana, Sotelo volvió a machacar sobre el asunto. Enfatizó que González Moreno estaba siendo investigado por el delito de peculado. También ratificó que “en principio todo indica que fue un suicidio” y aseguró -a viva voz- que “no caben dudas de que este hecho (la muerte) se cruza con la causa judicial por peculado”.
Sin embargo, el fiscal que está a cargo de la investigación de la muerte no abonó ninguna de las conjeturas de Sotelo, es más dijo lo contrario. Primero no confirmó el suicidio (dijo que es posible, pero que todavía no está firme) y segundo descartó que la muerte de González Moreno tenga vinculación con otra causa judicial.
“Vamos a esperar la acumulación de elementos en el expediente para dar las conclusiones, por ahora es muy apresurado arriesgar hipótesis”, dijo Barri.
El fiscal de la causa pidió prudencia mientras se realizan las pericias investigativas y en ese sentido no descartó que se llame a declarar a testigos que tuvieron contacto con González Moreno horas antes de que muriera.
Respecto a los teléfonos encontrados dijo que no hay mensajes de textos que evidencien amenazas, pero todavía falta revisar los mensajes de voz y las llamadas entradas y salientes. Además, el fiscal confirmó que uno de los tres teléfonos móviles hallados en el auto donde estaba el cuerpo de González Moreno no tenía el “chip”.
Por ahora esos equipos están en manos de la División de Delitos Complejos de la Policía provincial, pero también podrían ser revisados por peritos de la Gendarmería Nacional.
Según se supo, la familia de González Moreno presentó el sábado un pedido para que los celulares sean entregados a la Gendarmería. Desde Buenos Aires llegó la versión de que el abogado Mariano Cuneo Libarona preparaba una presentación, en nombre de la familia, para que se profundizar la investigación pues consideraba que el joven empresario no se suicidó.
