Los pinzones de las Galápagos:
Durante su viaje alrededor del mundo (1831-1836) a bordo del “HMS Beagle”, Darwin quedó maravillado por la diversidad de las especies de las Galápagos (Ecuador), sorprendente para unas islas tan pequeñas y tan alejadas del continente.
Los pinzones, de picos diferentes según su régimen alimentario, dibujados y clasificados por el ornitólogo John Gould, se convirtieron en símbolos de la evolución.
“Podríamos figurarnos realmente que, a causa de una pobreza original de pájaros de este archipiélago, una sola especie ha sido modificada para alcanzar objetivos diferentes”, excribió Darwin en 1845.
La jirafa:
La jirafa simboliza la ruptura entre el francés Jean-Baptiste Lamarck, naturalista de renombre del siglo XIX, y la revolución darwiniana.
Para los lamarckistas, generaciones de jirafas estiraron el cuello para alcanzar las hojas de los árboles y poder alimentarse. Esta “adaptación”, transmitida a sus descendientes, desemboca finalmente en la jirafa actual.
Para los darwinianos, las jirafas nacen, al azar de las variaciones entre individuos, dotadas de cuellos largos o cortos. Las que tienen el cuello más largo están mejor adaptadas a su medio ambiente y se reproducen con más éxito: tal es la selección natural.
Los elefantes:
Darwin calcula que una sola pareja de elefantes puede producir teóricamente en 500 años unos 15 millones de descendientes. Pero la estabilidad de los efectivos demuestra que, en realidad, algunos individuos desaparecen en la competición por los recursos, mientras otros sobreviven. La idea, inspirada en las teorías del economista Thomas Malthus, contribuye a explicar la selección natural.
El hombre desciende del mono:
La frase no es de Darwin. Apareció en el marco de los encendidos debates provocados por la publicación de “El origen de las especies”.
“Me gustaría saber si usted desciende del mono por parte de padre o de madre”, dijo el obispo de Oxford Samuel Wilberforce al increpar al joven biólogo Thomas Henry Huxley, amigo de Darwin.
Cuando explicó que todas las especies, incluyendo el hombre, descienden de uno o varios antepasados comunes, Darwin trastocó la visión cristiana de la creación divina de las especies, inmutables e independientes unas de otras.
“En una serie de formas que pasan, por grados imperceptibles, de una criatura simiesca al hombre tal cual existe hoy, nos sería imposible fijar el punto preciso a partir del cual debería utilizarse la palabra hombre‘ (“La descendencia del hombre”).