La rectora de la casa de estudios, profesora Elizabeth Sigel de Semper, encomendó muy especialmente al escritor Alejandro Mauriño, la elaboración de un programa cultural para el año en curso y el espectáculo inaugural dejó sentado el precedente de lo que será el desarrollo próximo, ya que como bien expresó el vice rector del Instituto doctor Luis Alberto Semper, “contar con una platea colmada respondiendo a la invitación, habla de una favorable apertura que vamos a realizar de manera responsable, privilegiando las artes y los exponentes correntinos”.
Con música de Paraná Canto se anunció Juan Carlos Jensen sobre el escenario, en una noche plena. El pueblo de Mburucuyá mandó sus representantes que eran mayoría en las butacas, con ese sentimiento tan particular que impregna el alma y se llama sentimiento, afecto, cuna y porque no, vuelo.
Cuando el hombre hace hablar a su poesía, invoca al lenguaje universal. El entendimiento se da con rima y resuello cuando algo parecido a la voz emerge desde la garganta. Pero es el corazón de la memoria el que recita y cuenta, el que escribió un día con el nombre de Juan Carlos Jensen y se dejó hacer en él, vocación de poeta.
Comenzó el autor con “A mis amigos” y siguió con su oración a don Isaco (Abitbol). Un poema (De pájaros y cimbras) “que me salió cortito porque en vida ya le había dicho todo a ese monumento a la humildad”, agregó. Con el fondo musical de “La calandria” se escuchó “yo conocí un cazador/ que en una cimbra de nacar/ cazó un pájaro cantor...”.
Paraná Canto está integrado por César Frette en acordeón, Jorge Bernardez en guitarra y voz, Martín Sandoval en guitarra y voz, Alejandro Mendoza que ejecuta el bajo y Lucas Espíndola en glosas. Juntos hicieron un popurrí de don Salvador Miqueri y se unieron en el poema “Che manduá”, con esas historias de los mayores que escuchaban los niños de entonces, hombres de ahora, sobre las aventuras ciertas de Marincho Fernández y Liborio Carballo: “Del pueblo la memoria/ sigue escribiendo la historia/ tradición mburucuyana/ felizmente conservada”.
La polka cuartetera “Caá Guazú” dibujó los surcos de “Andar de vinos” y los versos de Alberto Castellán remitieron al saladeño Marco Azcona, a quien el General Mitre nombró primera lanza de Corrientes. “Si la historia es un momento/ y es tan solo una palabra...”, repitió el eco.
“Chacarero”, “Poema de amor”, “Tu caballo y mi caballo”, con música de Juancito Güenaga, fueron llenando los espacios de la noche de cielo calmo. Así llegó Jensen a “Los 50”, uno de sus poemas más conocidos y por lejos festejado. “Uno no se da ni cuenta/ y se cumplen los cincuenta”. En fin, que la vida es una sola y parece lejos el día en que Eustaquio Miño, un 22 de noviembre alistó el patio de su casa y se hizo la pista de baile “La Querencia”, que cuando sobrepasó las ganas de la gente y de su pueblo, hace de esto 42 años, nació el Festival del Auténtico Chamamé Tradicional, casi pegado el escenario a la Laguna Limpia. Con esta breve introducción histórico-afectiva, Jensen invocó en el verso a Santa Cecilia, patrona de la música, expresión que “reconcilia a todo el género humano”.
La reunión estuvo a punto cuando tomó el libro antes escrito “De amigos y vino, música y pueblo” y se calzó los anteojos para leer el poema a su abuelo Teo Mauriño. “Y con esto me despido”, dijo el hombre que es poeta. Cerca del río, se preparaba la madrugada y alguien también cantaba.
En el patio del Semper habrá más poesía el 15 de abril, esta vez con una obra póstuma del escritor Fránklin Rúveda (1911-1982), titulado “Fisonomía de Corrientes”.
Moni Munilla