La ley nacional 24.051 considera que las pilas y las baterías son “residuos peligrosos universales”. Por los riesgos para la salud, recomiendan la recolección diferenciada de otros sólidos urbanos.
Desde Greenpeace aseguran que las pilas que terminan junto a otros tipos de residuos, generan un proceso con los líquidos lixiviados que son aquellos que caen de los residuos orgánicos y que terminan corroyendo las pilas. De esta manera se libera una sustancia tóxica que penetra en las napas y el suelo.
La organización internacional asegura que el 30% del contenido de las pilas presenta materiales tóxicos que dañan la salud y el medio ambiente. Su contaminación se debe a que están hechas de componentes riesgosos, generalmente metales, que al ser liberados tienen un potencial capaz de desarrollar desde células cancerígenas (cadmio), alteraciones emocionales (manganeso) e influye en el sistema nervioso central, cardiovascular y respiratorio (mercurio, plomo, litio).
Hoy en el país está pendiente la sanción de un proyecto de Ley de Basura Electrónica que fue presentado en la comisión de Ambiente y Desarrollo Sustentable del Senado de la Nación. Se presentó en el 2008 y debió volver a reiterarse en 2011.
Esta ley establece un régimen exclusivo y especial para este tipo de desechos. Hay que separarlos del flujo de basura domiciliaria y por otra parte establece un sistema de gestión de residuos que le dé prioridad a la reutilización de los mismos.
Greenpeace recomienda no usar pilas y en caso de ser necesario, reducir su consumo comprando pilas recargables; no consumir pilas sin marca, de origen ilegal o “piratas”, ya que contaminan más; no arrojar las pilas a la basura, debido a sus componentes contaminantes; exigir a los productores (fabricantes e importadores) que se hagan cargo de los residuos de pilas y baterías.