EL PRINCIPIO DEL RETIRO DEL “10”
Muy conocida es esa costumbre que hay en Argentina de polarizar todas las cuestiones y temas. No importa de qué se esté hablando, generalmente siempre habrá un punto de disputa entre dos grandes antagonistas. Ejemplos hay decenas.
Sin embargo, quizás el menos discutido y que goza de un mayor consenso, al menos en el imaginario popular es cuando se pregunta ¿quién fue el mejor jugador argentino de la historia? Generalmente la respuesta será Diego Armando Maradona.
Hace poco más de 18 años, un 15 de septiembre de 1995, la suspensión que le había impuesto la Fifa por doping positivo en el Mundial de 1994 había vencido. Maradona entonces decidió volver al fútbol argentino luego de 13 años en Europa, el destino, el club de sus amores: Boca Juniors.
La campaña comenzó con una larga pretemporada para intentar recuperar su forma física. Luego, a comienzos de octubre, Maradona se unió a una gira que Boca realizaba por Corea del Sur donde volvió a jugar con la azul y oro y la “10” en la espalda.
El regreso oficial se produciría semanas después. El Litoral se hacía eco de este regreso y se preguntaba si era el final de una pesadilla.
Este iba a ser el último regreso de Maradona, cuya carrera tuvo muchos idas y vueltas por su adicción a las drogas y las suspensiones por los positivos en los controles oficiales.
A la luz de los hechos, el retorno de Diego a las canchas de fútbol no sería del todo exitoso, ya que no logró nada con Boca y su rendimiento tuvo todas las luces.
Lejos quedaba aquel “barrilete cósmico” que emocionó a Víctor Hugo Morales.