La mujer llegó hasta donde se encontraba el sacerdote haciéndose camino entre los numerosos fieles fieles que se encontraban en el predio. Extendió un teléfono celular con la fotografía de un joven, de un familiar muy cercano, quizás. El religioso impuso sus manos sobre el teléfono móvil mientras estaba sentado sobre las escalinatas del escenario del salón auditorio del Hogar Escuela. Y más feligreses, profesionales y trabajadores de la salud y hasta un fiscal, rodearon al padre a la espera de la bendición y de la curación.
Reconocido en Latinoamérica por ejercer el ministerio de la sanación, el colombiano Darío Betancourt visitó Corrientes para dar dos jornadas de evangelización en el Anfiteatro “Mario del Tránsito Cocomarola”. Prácticamente un vernáculo de la corriente carismática de la Iglesia Católica, el presbítero ya es un fenómeno religioso en una tierra donde se conjugan creencias en los preceptos cristianos y rituales emparentados con el paganismo como el curanderismo.
Ayer, previa a la charla en el anfiteatro, el cura dio una conferencia para más de 500 personas en el Hogar Escuela, charla destinada a agentes del sistema sanitario, donde también estuvo presente el ministro de Salud de la Provincia, Julián Dindart, quien compartió la escena con el arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik. El tema central fue la sanación. “Un don es un carisma, una capacidad que uno recibe de Dios y el ministerio es poner en práctica ese don”, explicó el padre durante la disertación.
“Todos tenemos el don de sanación porque Jesús dijo que ‘los que crean en mí podrán curar’”, indicó. Sin embargo, aclaró que el ministerio, es decir, el ejercicio de esos dones, lo tienen los hombres y mujeres consagrados. Sostuvo que así como los médicos no tienen licencia para ejercer la medicina en todos los países del mundo, el don de sanar es limitado entre los feligreses. Por ejemplo, sólo puede ser ejecutado en la familia.
El presbítero ahondó en los preceptos cristianos de la curación. Explicó que el cáncer, la leucemia y la gastritis podrían estar relacionadas a la necesidad de curar de adentro hacia afuera.
Luego, cerca del mediodía, junto a los ordenados presentes, entre ellos el vicario de la Arquidiócesis, José Billordo, elevó una plegaria para remediar más allá de los males físicos. Después, la Subsecretaría de Turismo le regaló el pasaporte correntino y los organizadores le obsequiaron un mate y una imagen de la Virgen de Itatí.
Aunque no se le hayan atribuido milagros más que la intensidad de su devoción, Betancourt tiene fama de sanador a través de la imposición de las manos. A 49 años de su ordenación sacerdotal, el religioso administró más de 14.800 eucaristías y sus misas están sazonadas con la corriente de la Renovación Carismática, orientada al ministerio de la curación con la cánticos y oraciones.
Precisamente por ello, al finalizar la charla en el Hogar Escuela, un grupo de feligreses pidieron con premura al sacerdote que les dé su bendición con la esperanza, quizás, de ser sanados. Algunos con visibles signos de seguir un tratamiento oncológico o del avance de la vejez. “Ella no puede caminar”, se exaltó un hombre frente al religioso mientras sostenía a una nena en brazos.
Los organizadores debieron desviar el curso de los solicitantes para dar inicio al ciclo de preguntas. Una de ellas hizo alusión a la curación del “empacho” con la cinta. El sacerdote habló de sincretismo y de objetos diabólicos si no se le atribuyen poderes y no se nombra a Dios.
Luego calificó al periodismo del “diablo mismo” ante la posibilidad de preguntas y temor a un proceso de edición tendencioso de sus respuestas. No obstante, dejó un mensaje para los correntinos: “Vine únicamente a hablar de Jesús”.
Por la tarde, Betancourt ofreció una jornada de evangelización, con entrada libre y gratuita, en el anfiteatro Cocomarola que continuarán hoy, desde las 15, bajo el lema: “La Cruz y la Virgen, puerta de la fe”.
La visita del sacerdote colombiano, preparada por la Renovación Carismática Católica, fue declarada de “Interés” por la Provincia y la Municipalidad capitalina. Más de 500 personas estuvieron abocadas a la organización y la logística.