Actualmente fanáticos de la marca siguen acompañando al Falcon en cada carrera, y algunos propietarios los retocan a fin de darles un toque personal, o bien para mantenerlos como objetos de colección, en perfecto estado de conservación. Varios club de fans se han formado en torno a este coche en la República Argentina, al igual que su eterna archirrival: La Coupé Chevy.
La historia del Falcon en Argentina comienza en 1961 cuando Ford Motor Argentina importa dos Falcon estándar de esa línea, para probarlos y adaptarlos a sus caminos y rutas. Finalmente después de un año de trabajos y adaptaciones comienza la importación en cantidad de los Falcon 1962.
Aunque el proyecto original estimaba que la producción sólo se extendería por cuatro años, todas las previsiones afirmaban que el Falcon debería ser un éxito en el país. Llevaba un motor de 144 pulg³ que resultaba un tanto pequeño para el Falcon, que había sido reforzado así el Falcon comenzó a llevar un motor de 170 pulg³ (2.768 cm³) que entregaba 101 HP de potencia máxima.
El 15 de julio de 1963 salió de la línea de montaje de General Pacheco el primer Falcon construido por argentinos. Esta carrocería contenía las modificaciones ya efectuadas en Estados Unidos. El 14 de diciembre de 1964 estaba terminada la primera unidad denominada Futura.
Tal fue el éxito del Ford Falcon que durante lo que quedaba de los 60 y durante toda la década del 70 se fue modernizando cada vez más e incorporando nuevas variantes que lo hacian más atratactivo. Los volúmenes de venta lo hacían uno de los autos más comercializados en todo el país.
La aparición de varias líneas de Falcon como el Rural o el Sprint lo hicieron todavía más exitoso. El público sabía que si necesitaba de un coche confiable, ese era una de las opciones que tenía.
Sin embargo, llegando a 1982, ya con veinte años de antigüedad, parecía que el Falcon estaba irremediablemente destinado a desaparecer, se descontinuaron las variantes Taxi y Sprint y se cambia la denominación de la versión Futura pasándose a llamar Ghia.
En los años 80 los importados habían entrado en la escena y a pesar de los rediseños, el Falcon había quedado ya obsoleto. Todo fue modificado, desde el frontal hasta la ubicación de la rueda de repuesto, lo que creó un sinnúmero de inconvenientes, ya que una vez hecho el espacio en el baúl para ubicarla, comenzaron los problemas con el venteo del tanque de nafta.
Para 1990 va llegando el final de la carrera contra el tiempo del Falcon, se eliminan todos los cromados del auto, el Ghía ahora viene de serie con asiento enterizo y caja de tres velocidades, siendo opcional su característico equipamiento (A/A, caja de 4, dirección de potencia, butacas y servo-traba eléctrica)
Finalmente, el 10 de septiembre de 1991 esa trayectoria llegó a su final: el último Ford Falcon salió de la línea de montaje de General Pacheco.
Fueron 30 años y 494.209 unidades producidas; para las cuales se emplearon 7.750 toneladas de aluminio, más de 300.000 litros de pintura, 500.000 toneladas de acero, 22.000 toneladas de vidrio y el esfuerzo de tantos y tantos hombres.