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ORACION Y COMPROMISO

Por El Litoral

Miércoles, 17 de diciembre de 2014 a las 01:00
POR JOSE CESCHI
¡Buen día! Orar es comprometerse. Con Dios. Y con los hermanos, sobre todo con los que más necesitan de nosotros. La oración sin compromiso con el prójimo, en quien está Dios para ser amado, se transforma en evasión, o incluso alineación.
“Se dice que hoy hay crisis de oración entre los cristianos, que se reza poco y que se ora mal cuando se hace. Otros denuncian que los que oran se desentienden del mundo y que, en cambio, los que quieren revolucionarlo no rezan. Eso explicaría la ineficacia de unos y de otros. El ejemplo de Jesús, en perfecto equilibrio y unión entre oración y acción es una lección evidente para cuantos lo seguimos”.
Lo expresa Basilio Caballero en su bien logrado libro de comentarios evangélicos titulado “La Palabra de cada día”. Y agrega poco después:
“Al igual que en la vida de Jesús, la oración viene a ser para el creyente algo que se relaciona con todo el panorama de la vida en sus múltiples aspectos: personal, comunitario, familiar, laboral y cívico. La oración, cuando es auténtica, pasa a la acción por el amor, así se lleva la oración a la vida, y ésta, a su vez, a la oración. Si “el amante en todas partes ama” (santa Teresa), el orante en todas partes ora, sin limitarse a espacios acotados como el templo, ni a horarios prefijados como la misa dominical o diaria: ora al ritmo de la vida, con sus penas y alegrías.
Si la oración discurriera al margen de la vida, no sería más que una golosina para consumo espiritual, una coartada tramposa, una evasión alineante. Los verdaderos orantes poseen una vitalidad interior que se trasvasa a la vida y transforma todo lo que tocan, sin establecer ruptura entre Dios y los hermanos.
La oración, como la fe, es vivencia personal y no queda en el plano conceptual, por eso solamente ejercitándola se posee y viviéndola se comprende. Necesitamos crecer siempre más en la oración, al igual que en las virtudes teologales de la fe, esperanza y caridad, pues la oración es expresión de estas mismas”.
En síntesis, debemos rezar como si todo dependiera de Dios, y actuar como si todo dependiera de nosotros. En todos los casos, con amor.

¡Hasta mañana!

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