Los sistemas silvopastoriles (SSP) buscan consolidarse como una alternativa productiva y sostenible a la vez, con un gran potencial para contribuir al bienestar de las comunidades y la conservación de los ecosistemas. La combinación de ganadería y manejo de bosques nativos o implantados en un mismo predio resulta un complemento recomendado, cuando el objetivo es maximizar la eficiencia productiva y ambiental de las actividades agropecuarias y forestales.
Especialistas del Inta analizan las potencialidades del manejo de bosques con ganadería integrada, como una actividad que provee recursos productivos –carne, forrajes y madera– y brinda servicios ecosistémicos que ayudan a minimizar el cambio climático, la degradación del suelo y la pérdida de biodiversidad.
En principio, Marcelo Navall –director del Inta Santiago del Estero– repasó que los SSP se definen como una forma de manejo en la que “coexisten varios componentes: arbóreo, forrajero, ganadero, edáfico y social, y donde se generan interacciones ambientales, económicas y sociales, bajo un manejo integrado en el espacio y en el tiempo”.
En este sentido, remarcó el potencial de recursos que genera esta actividad y la necesidad de realizar un manejo adecuado de los componentes. “La realidad muestra que muchos sistemas se instalaron en base a decisiones de manejo muy intensivas, orientadas sólo a producir pasto en esquemas de corto plazo”, reconoció Navall.
Incluso, apuntó que existen brechas sustanciales entre el significado académico de “silvopastoril” y su aplicación habitual en terreno. “Una de las brechas más comunes es el lugar relegado que ocupa la silvicultura en la implementación de los sistemas, asociada, justamente, con la poca comprensión conceptual referida a la dinámica sistémica”, explicó Navall.
De acuerdo con el director, “en la mayoría de los casos, se asume que se está frente a un sistema cuando animales, forraje y árboles se consideran de manera simultánea en la planificación”.
Sin embargo, el significado completo “también debería considerar el componente social, que se refiere al productor y al entramado de actores políticos, institucionales, del mercado y del sector científico-tecnológico”, argumentó Navall, quien ilustró: “La planificación de un SPP no termina en la tranquera del predio”.
En 2015, se firmó un convenio marco entre los ex Ministerios de Agroindustria y de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación para la implementación de un acuerdo técnico y de articulación de políticas públicas. “Es una acción concreta para achicar las brechas entre el significado de SSP y su aplicación en la realidad, con el objetivo mejorar la forma en que se instalan y se manejan estos sistemas mixtos sobre ecosistemas naturales”, aseguró Navall.
Además, ponderó que “uno de los aportes fundamentales del acuerdo es la formalización de una alianza entre las reparticiones nacionales encargadas de la política ganadero productiva y de la ambiental, y entre éstas y numerosas provincias”. “Se trata de una forma concreta de ver el ‘gran sistema’, donde la política pública tiene un rol muy importante en la gestión de las modalidades de uso del suelo y sus implicancias sobre la sociedad”, amplió Navall.
Del acuerdo, técnicamente llamado “Principios y Lineamientos Nacionales para el Manejo de Bosques con Ganadería Integrada (Mbgi)”, se desprendió la implementación del Plan Nacional Mbgi que “asume el desafío de lograr una producción sustentable del bosque nativo, considerado una herramienta de desarrollo que se compatibiliza con las demandas de una población en continuo crecimiento, en un contexto de acelerado cambio climático, transformaciones en el uso del suelo y pérdida de biodiversidad”, indicó el director.
Compatible con la ley de presupuestos mínimos de protección ambiental de los bosques nativos –número 26.331–, el plan admite la implantación de pasturas y prácticas con maquinarias que agilizan el manejo.
Corrientes, con vacas y árboles
La provincia de Corrientes se muestra como un polo importante en el desarrollo de los sistemas silvopastoriles. Sobre todo en bosques implantados, dado que los campos de la provincia tienen un gran potencial productivo para la madera, y a su vez se muestran con excelentes condiciones para la cría bovina.
En los últimos años, a partir de la Ley 25.080 y sus modificatoria, Corrientes se convirtió en la primer provincia forestal del país, con aproximadamente 500 mil hectáreas de pinos y eucaliptos. Se prevé que el 10% de esa área ya se dedica a explotaciones mixtas, de producción forestal por un lado, complementada con la ganadería.
En Corrientes, el sistema tiene beneficios desde sus dos aristas. Por un lado, permite al ganado tener forraje constante y sombra; y por el otro, permite tener los pastos bajos y el material combustible al mínimo, ante el peligro que significan los incendios para la actividad forestal.
En el territorio correntino existen importantes empresas que han “echado las vacas” a los bosques de pinos o eucaliptus. Como así también pequeños y medianos productores, que encontraron en los SSP una gran alternativa.
“Todo tiende a que estos sistemas van a ser la explotación del futuro”, explicó Juan Verdoljak, jefe del Grupo Ganadería Subtropical del Inta Corrientes. El profesional basó sus argumentos no sólo en la producción doble propósito y los buenos rendimientos que se logran al tener forraje constante. Sino también al bienestar animal: “La sombra que brindan esos árboles le da mayor confort al animal, y eso se traduce en una mejor productividad”, explicó.
Si bien los SSP en Corrientes se centran en las principales cuencas forestales de la provincia –departamentos Santo Tomé, Ituzaingó, Concepción y San Miguel, entre otros- existen cada vez más explotaciones y cada vez mayor interés de los productores en incorporar este tipo de sistema productivo. Y, más aún, sabiendo que se lo puede adecuar a los reintegros que estipula la Ley 25.080.
Una oportunidad sustentable
Las potencialidades del manejo de bosques con ganadería integrada será uno de los temas previstos en la agenda de la cuarta edición del Congreso Nacional de Sistemas Silvopastoriles, que se llevará a cabo desde hoy en la localidad de Villa la Angostura, Neuquén.
Organizado por el Inta en articulación con diferentes instituciones del ámbito público y productivo, el encuentro abordará aspectos socioeconómicos, ambientales y de manejo a campo que permiten analizar la gestión sostenible de este tipo de ganadería e identificar oportunidades de agregado de innovación.
El primer Congreso Nacional se realizó en 2009 y, con el esfuerzo de las unidades del instituto, logró repetirse cada tres años. Las tres primeras ediciones fueron Misiones y Santiago del Estero y, en esta oportunidad, le toca a la Patagonia bajo la organización de la Estación Experimental del Inta en Bariloche –Río Negro–.
Con la participación de profesionales, productores agropecuarios y autoridades de diferentes niveles de gobernanza involucrados en la gestión de los sistemas silvopastoriles y agroforestales del país, la agenda de actividades está integrada por conferencias a cargo de especialistas nacionales e internacionales, espacios de debate, exposiciones de trabajos de investigación y visitas a establecimientos productivos.