Pedirán el inmediato cese del beneficio de prisión domiciliaria para Osvaldo Fortunato Silva (38), quien asesinó en marzo pasado a Perla Marisel Zelaya Araujo.
El abogado Eduardo Etchegaray Centeno, quien asumió la querella en representación de las dos hijas de la víctima, dio a conocer que Silva ya amenazó de muerte a otra ex pareja, quien radicó la denuncia.
“Vamos a presentarnos como querellantes en la causa para revertir la prisión domiciliaria del femicida Silva. Además, esto provoca un daño psicológico a la hija. También quiso asesinar a la hermana de Perla, y su pareja anterior ya lo había denunciado por violencia de género”.
A su vez, el letrado se refirió a la prisión domiciliaria que tiene el femicida y expuso que “los mismos presos pedían la domiciliaria y donde estaba detenido peligraba su vida, pero no piensan en la víctima y la familia; tienen que mandarlo a otro penal.”
“Silva está en su casa sin tobillera electrónica, sin custodia. Está con la madre, puede salir cuando quiera ya que nadie lo controla”, agregó.
“Es una locura lo que hizo la jueza María Durand. No tuvo en cuenta a la familia de la víctima. Las hijas viven con miedo a que las mate. Este fallo le produce un daño muy grave a mis clientes.”
En ese mismo sentido, sobre la marcha que realizó la familia pidiendo justicia por Perla, el abogado mantuvo que “el sábado convocaron a una marcha cuando se enteraron de esta situación, la gente se indignó y acompañó a la hija de 20 años, que va a seguir pidiendo justicia por su madre”.
Por último, el letrado, recordó el caso: “El femicidio fue el 5 de marzo de este año, él está procesado por el femicidio de Perla y por la tentativa de homicidio de la hija. La víctima cortó la relación con el femicida en diciembre porque él la había agarrado del cuello, ella lo denunció y la Justicia no le dio una restricción ni nada, y en marzo ocurrió el femicidio. Esto quiere decir que se pudo haber evitado la muerte”.
El femicidio ocurrió en horas de la siesta del 5 de marzo. Osvaldo Silva ingresó a la casa por el negocio que la mujer tenía al frente de su domicilio, llevando el televisor que usó como excusa para que le permita entrar. Llevaba consigo un revólver y un cuchillo de carnicero, escondidos entre sus ropas.
En la casa de Perla, la menor de sus hijas, una adolescente de 17 años, se encontraba durmiendo en su habitación. La chica, que se despertó de su siesta al escuchar los gritos e insultos de Silva, fue la testigo principal del caso.
La adolescente escuchó su voz y se dio cuenta de que era Osvaldo. Salió de su habitación y se encontró de frente con su madre y el femicida discutiendo. Sin dudarlo, el hombre la apuntó con el arma y gatilló. Sin embargo, el disparo no salió.
“Entonces mi mamá le dijo ‘escondete’. Mi hermana se metió en su habitación y cerró la puerta, que como no tiene llave, tuvo que trabar con su cuerpo, sosteniéndola. Desde dentro de la habitación escuchó los disparos y luego ya no hubo más gritos. Mi mamá murió al instante”, relata Guadalupe Gauto, hija mayor de Perla.