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Los doce pueblos medievales más bonitos de Europa

Un viaje en el tiempo sin dejar el siglo XXI. Eso la idea que propone, la plataforma Skyscanner para descubrir las villas medievales más mágicas del Viejo Continente.
 

Por El Litoral

Domingo, 27 de octubre de 2019 a las 01:01

1. Olite, Navarra, España
Navarra siempre ha sido cuna de gentes nobles que dieron forma a localidades como Olite, un pueblo medieval a poco más de media hora de Pamplona. La joya de la corona de su coqueto casco antiguo es, sin duda, su castillo, un lugar mágico en cuyo patio se celebra cada verano un Festival de Teatro Clásico. Entonces los grandes autores se representan bajo las estrellas. Una cita para no perderse.

2. Fredrikstad, Noruega
Fredrikstad tiene el honor de ser el único enclave noruego que mantiene intactas sus murallas. Para algunos resulta el pueblo más medieval del país. Destaca también su foso, un gran hueco defensivo que a día de hoy sigue lleno de agua y dando forma de estrella a la localidad. Sus 350 habitantes presumen de tener la fortaleza mejor conservada de Escandinavia.

3. Cortona, Italia
El casco histórico de Cortona parece abrazarlo suavemente las montañas de la provincia de Arezzo. La cuarta ciudad más grande de Toscana, ya casi en la frontera con la vecina provincia de Umbría, ha sabido conservar un Duomo sencillo, pero elegante a cuyos pies se abre una bella ágora, antaño centro neurálgico de la localidad. 

4. Besalú, Cataluña, España
Allá donde se cruzan Alto Ampurdán, Pla de l’Estany y La Garrocha se levanta Besalú, un enclave catalán cuyo nombre viene de Bisuldunum que recuerda que es una fortaleza entre dos aguas, las del río Fluviá y las del Capellades. Pasar su puente y patear su judería tele transporta en el tiempo casi tanto como cruzar el umbral del Monasterio de San Pere.

5. Carcasona, Francia
Una sola mirada a la ciudadela de Carcasona basta para entender por qué este lugar fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Su muralla es tan imponente como el conjunto histórico que guarda. El Castillo Condal, la Basílica de Saint-Nazaire, la Catedral de Saint-Michel, el Canal de Midi, el jardín de Maria-et-Pierre-Sire. Todo parece estar en el mismo lugar en el que lo colocaron quienes muchos siglos atrás fueron habitantes de la ciudad.

6. Guimarães, Portugal
Dicen que Guimarães, en principio bautizada como Vimaranes, la fundó don Vimara Pérez, un hidalgo que servía al rey asturiano Alfonso III. Fuera así o no, lo que nadie puede negarle a este bello enclave del norte de Portugal es el buen trato que le ha dado a su patrimonio histórico. Su Pazo del siglo XV es excepcional y encierra claras influencias de la arquitectura señorial de Europa Septentrional.

7. Hervás, Cáceres, 
Extremadura, España
Erase una vez una de las juderías mejor conservadas de España, hasta el punto que hoy en sus calles aún se pueden comprar auténticas piezas de repostería kosher. Lo ideal es perderse por sus ensortijadas callejuelas hasta llegar a la Iglesia de Santa María, el punto más alto del lugar. Desde allí, el pueblo parece una isla de tejadillos rojos arrullada por un suave mar de montañas.

8. Gniew, Polonia
Las aguas del Vístula besan Gniew, la coqueta localidad polaca que preside el Castillo de Ordensburg, una soberbia fortaleza construida por la Orden Teutónica en el siglo XIV. Para los que puedan elegir la fecha del viaje, un momento ideal es disfrutar de su espectacular Torneo Internacional de Caballeros, un festival en el que los hombres vuelven a montar a caballos vestidos con armaduras para batirse en duelo.

10. Consuegra, Toledo, 
Castilla-La Mancha, España
Ir a Consuegra es volver a los tiempos del hidalgo Don Quijote, aquellos en los que según cuenta Cervantes los molinos eran gigantes. El lugar tiene más de doce en total y se fechan en el siglo XVI. Su silueta, combinada con la del Castillo de la Muela regalan un horizonte harto singular, casi con toda seguridad único en el país.

11. Hallstatt, Austria
Un pueblo medieval digno de cuento, así podríamos definir Hallstatt, una localidad que descansa a la vera de un lago y que vigilan las montañas del distrito de Salzkammergut. Su plaza mayor rodeada de fachada de enredaderas y flores es la guinda de un pastel que deja un excelente sabor de boca. Si tienes tiempo, explora los alrededores del pueblo, no tienen desperdicio. 

12. Dinant, Bélgica
El máximo exponente de la belleza de Valonia bien podría ser la pequeña localidad de Dinant, la Hija del Mosa, apodada así por descansar a la vera de este río. Su gótica Colegiata de Notre Dame saluda al visitante mientras da la espalda al acantilado, quizá enfadada por haber destruido a su hermana mayor, un templo románico previo que la naturaleza quiso sepultar bajo la roca.

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